martes, 6 de abril de 2010

Presentación Fijando vértigos 5


Rolando Revagliatti
En el Ciclo de Poesía “Julio Huasi”, coordinado por el escritor Rolando Revagliatti, se presentó el nº 5 de la Revista de poesía “Fijando vértigos”. Sucedió en “La Maga de Flores”, bar cultural de la Avda. San Pedrito 107, en la ciudad de Buenos Aires, el 29 de agosto de 2001. En la reunión participó como coordinadora adjunta la poeta Griselda García.
Cristina Berbari
La presentación estuvo a cargo de la directora, Cristina Berbari, quien explicó que “Fijando vértigos” surgió de la única página que la revista “Generación 2000 Gente de Arte”, editada por Víctor Berbari durante cuatro años (y de la que aparecieron 28 números), dedicaba a la poesía. Ante la cantidad de trabajos aportados por los poetas se hizo imprescindible la publicación de un suplemento especial. Por último, el 21 de marzo de 2000, fecha en que se celebra el Día Internacional de la Poesía, nació “Fijando vértigos”, nombre que es un claro homenaje a Arthur Rimbaud.
En su ensayo “Hölderlin y la esencia de la poesía” el filósofo Martín Heidegger aclara: “El tiempo es de penuria y por eso muy rico su poeta [...]” y el poeta es el que permanece en pie en la nada de esa noche. Y según Roberto Juarroz: “Hay que mantener encendido el fuego profundo del hombre cuando nadie ya parece reconocerlo.” Y esa fue la intención de la revista.



Marta Rotonda, Cristina Villanueva, Cristina Berbari y Norma Padra
El nº 5 rinde homenaje al alemán Friedrich Hölderlin y rescata al gran poeta argentino Edgar Bayley. En sus páginas han colaborado numerosos autores, entre ellos: Norma Padra, Marta Rotonda y Cristina Villanueva, que durante esta presentación leyeron sus poemas. En el arte de tapa se puede apreciar la técnica mixta titulada "Pez", del dibujante Matías Berbari.

Si es función del poeta “fijar vértigos”, como lo quería Rimbaud, —dijo Berbari—debe ser tarea de la revista rescatar esos vértigos, siempre que persigan la búsqueda de los dos blancos a los que apunta la palabra poética: verdad y belleza. Esa misión la expresó con generosas palabras el poeta Alberto Claudio Blasetti al referirse a “Fijando Vértigos”, la nueva revista, como “mariposa que va en busca de la luz.”

sábado, 24 de octubre de 2009

Fijando vértigos 14

“LEGADO DE VENECIA”

Graciela Susana Puente

Máscara y sueño.
El carnaval se asombra
de su sonrisa.

*
En medio de una calle
ilusionada,
dos arlequines se besan
con rumor de cascabeles.

Cada paseante está en lo suyo
y no registra
esa manera del milagro.
*
Apenas
pero incita,
pero alude
a la aventura de volar
con signos
desbocados.
Azul y negro
en gama con los grises
y un derramar dorado
en el espejo.
*
Un beso surrealista
y trascendente
anuncia eras del infierno.

Aunque debajo de la enmienda
maquillada,
existen labios para amar,
ocultos por el miedo.
*
Tiene de ave y hombre
en el espanto;
tiene el matiz burlón
de haber vivido.

Los ojos se columpian
en la máscara.
*
Sobre el declive de un puente
hay figuras
y existen rostros perfilando
la sonrisa.

Hay gestos y pinturas que se atreven;
pelucas y vestuario.

Una conquista de cromos
en las pieles
y esa necesidad de la alegría
con presencia.

Graciela Susana Puente. Doctora en Letras. Ex Decana de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Morón. Profesora titular del ISFD Nª 45, Haedo, Pcia. de Buenos Aires. Ha publicado más de treinta libros: poesía, ensayo y teatro. Los poemas elegidos pertenecen a Legado de Venecia (Vinciguerra, Buenos Aires,2004) Alguno de sus poemarios: De calle y siempre, Almharad, Amalgama, In-valida, Desde las manos, Ocurrencia, Veces, Caída de nenúfares, Vaivén-Eros (con Ramón Canalis), Breve Saga necesaria, Habanía I y II. En 2006 publicó su ensayo más reciente: Miguel Hernández Poética Taurina (Botella al Mar, Buenos Aires). Ha recibido entre otras distinciones: Faja de Honor Almafuerte (SADE Oeste Bonaerense); Premio Noemí Vergara de Bietti (Gente de Letras); Premio Jorge D. Thevenin (Municipalidad de Morón); Corona del Eistedfood (Pcia. de Chubut); Premio Ensayo (Pcia. de San Luis); Academia de Letras (Puerto Rico) Dictó numerosos cursos en el exterior.
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"WATERMARK"
Joseph Brodsky
El ojo en esta ciudad adquiere una autonomía similar a la de una lágrima. La única diferencia es que no se separa del cuerpo sino que lo subyuga totalmente. Al cabo de un tiempo -al tercer o cuarto día- el cuerpo empieza a considerarse tan sólo portador del ojo, como una especie de submarino para el periscopio que se dilata o se contrae. Claro está que por más blancos a los que apunte, sus explosiones son invariablemente autoinflingidas: es el propio corazón, o la propia mente, los que se hunden; el ojo surge a la superficie. Esto se debe, por supuesto, a la topografía local, a las calles -estrechas, sinuosas como anguilas- que finalmente nos llevan a andar a tropezones dentro de un campo con una catedral en medio, con sus santos adheridos como percebes y exhibiendo sus cúpulas de Medusa. No importa a dónde nos dirijamos aquí al salir de la casa, uno está destinado a perderse en esos largos y retorcidos callejones y pasajes que nos seducen para seguirlos, para llegar hasta su elusivo final, el que por lo general desemboca en el agua, de manera que ni siquiera se les puede llamar callejones sin salida. En el mapa, esta ciudad parece dos pescados asados que comparten unas bandeja, o tal vez dos pinzas de langosta casi sobrepuestas (Pasternak la comparó con una medialuna hinchada); pero no tiene norte, sur, oriente u occidente; la única dirección que tiene es a los lados. Nos rodea como algas congeladas, y mientras más forcejea uno tratando de orientarse, más se pierde. Y en la mano ondulante del nativo a quien detenemos para preguntar por una dirección, el ojo, ignorante de su irrestañable destra, a sinistra, dritto, dritto, no tarda en discernir un pez.

(...) La luna, extraordinariamente alta, como un si sostenido cruzado por la línea auxiliar de una nube, era apenas alcanzable para la página de agua, y el deslizarse de la góndola era también absolutamente silencioso. En realidad había algo distintamente erótico en el paso inaudible y sin huellas de su esbelto cuerpo sobre el agua muy parecido a deslizar la palma de la mano por la piel suave de la amada. Erótico, porque no había consecuencias, porque la piel era infinita y casi inmóvil, porque la caricia era abstracta. Con nosotros dentro, quizás la góndola estaba un tanto pesada, y el agua se abría por debajo momentáneamente, tan sólo para cerrar la brecha al segundo siguiente. Así mismo, conducida por un hombre y una mujer, la góndola ni siguiera era masculina. De hecho, era un erotismo no de géneros sino de elementos, en equilibrio perfecto de sus superficies igualmente lacadas. La sensación era neutral, casi incestuosa, como si uno estuviera presente mientras un hermano acariciaba a su hermana, o viceversa. De esta manera le dimos vuelta a la isla de los muertos y nos dirigimos a Canareggio (...) Las iglesias, he pensado siempre, deberían estar abiertas toda la noche; al menos debería estarlo la Madonna dell´Orto no tanto por la presumible ocasión de la agonía del alma como por la maravillosa Madonna con niño de Bellini que hay allí. Quise desembarcar y echarle una ojeada al cuadro, al intervalo de una pulgada que separa su mano de la planta del pie del niño. Esa pulgada -¡ah, mucho menos!- es lo que separa el amor del erotismo. O tal vez es el summum del erotismo, Pero la catedral estaba cerrada, y continuamos a través del túnel de grutas, a través de esta mina de Piranesi con sus escasos chispazos de mineral, abandonada, plana, iluminada por la luna, hasta llegar al corazón de la ciudad. De todos modos, ahora sé lo que siente el agua cuando la acaricia el agua.

Fragmentos del ensayo Marca de agua (Ed. Norma, 1993) del poeta ruso José Brodsky (1940-1996) Premio Nobel de Literatura en 1987.
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En busca del tiempo perdido...

Marcel Proust

Después del almuerzo, cuando no iba a vagar solo por Venecia, subía a mi cuarto para retirar unos cuadernos en los cuales tomaría notas relativas a un trabajo que estaba escribiendo sobre Ruskin. En las bruscas sacudidas de los recodos de la pared que embutían sus ángulos, sentía las restricciones ordenadas por el mar, la parsimonia del suelo. Y al bajar para reunirme con mi madre, que me esperaba, a esa hora en que era tan agradable gozar del sol muy cerca; en la oscuridad conservada por los postigos cerrados, aquí, de arriba a abajo de la escalera de mármol de la que no se sabía más que en una pintura del Renacimiento si estaba plantada en un palacio o en una galera, la misma frescura y el mismo sentimiento del esplendor del exterior, estaban dados gracias al velo que se movía delante de las ventanas permanentemente abiertas y por las cuales en una corriente incesante de aire la sombra tibia y el sol verdoso corrían como sobre una superficie flotante y evocaban la vecindad móvil, la iluminación, la tornasolada inestabilidad del agua.

De En busca del tiempo perdido, 6, La fugitiva, de Marcel Proust (1871-1922)

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Poemas y cuentos
Jorge Ariel Madrazo

ESQUEMAS PARA UNA ODA TROPICAL

Cada erótico desliz
del jaguar tabasqueño
cada rugiente tórrido fornicio
en la noche jaguara de
Carlos Pellicer
arroja surreales consecuencias:

a)
un colibrí que echa a cantar
b)
una mancha en la piel
de aquel felino pecador

(así lo ha revelado el poeta
Corcuera, Arturo
peruanísimo peruano
del Perú

quien de amor
y jaguares mucho sabe)

Habrá que escoger:
amar como quien llueve
frenéticas alitas

O como aquel que entrega

su semen de
palabras
al animal
mandato

de la selva

a la garra
que asfixia
toda voz
*

VAJILLA DEL UNIVERSO

Y has puesto a diluviar
a que le fluya un agua torrentosa
aquel plato sopero que tenía
una hoja verdeazul
plato al que tu duradera infancia
sigue decorando
con una incoercible hoja verdeazul
la hoja de lis que retorna
en cada gota
de agua mental
el plato la forma
donde se redondea el
universo la vajilla bañada por
todas las exasperaciones y
al frotar con tal y tal vigor
la viruta los ramos o estrías de cobre
al fregar con los cuernos del miedo
la forma “plato” la idea “vajilla”

ves con asombro cómo destiñen
los platos todos del
planeta
cómo deshojan

otra vez en sopa
aquel infinito
clamor
infantil
*

TEORÍA SOBRE ELLA

Ella es un país
de risa y luna solitaria

Ella prepara sus poderes
en la batalla por la serenidad

El país de ella rechaza a los
turistas y exploradores ávidos de
minerales cotizados en el mercado de la
inconstancia

Ella oculta en el Este leves espumas
de discreción y carcajadas
tintineantes
-el caminante ha de cuidarse de quedar
atrapado en sus redes translúcidas-
aves del color del sol hibernan en
occidente tras el celaje de lo
no dicho
y -según los sabios- la llanura central
de ese país florece
capullos innominados cuyo aroma
en vano intentan describir los tratados

por fortuna el Norte
juran los mapas
ofrece frutos desconocidos y
reparadores
en tanto el Sur
cavila una intención diagonal

Ella en su país de claridad
Ella en su enigma
rojo como el mar



LA MUJER EQUIVOCADA, cuentos de Jorge Ariel Madrazo (ediciones Perse, Buenos Aires, 2006)

LA BÚSQUEDA (fragmento)

Mi propuesta matrimonial a Leila tuvo lugar hace dos semanas, en el bar de la calle Tres Sargentos (el pulóver que sugería esas dulces colinas en los pechos, la falda de lanilla y los ojos rasgados en un esguince que no olvidaré). Ante mi insinuación dio vuelta la cabeza hacia el afiche art nouveau. Al girar otra vez hacia mí, sus pupilas brillaban bajo un velo húmedo. El índice derecho apilaba, maniático, los montoncitos de cáscaras de maní. Íbamos por el tercer chopp. Con ronca lentitud acumuló argumentos para la negativa. Alargó las pausas al preguntar: “Hay un clima dramático en el aire, ¿me equivoco?” Mentí: “No, no, para nada”. De la Búsqueda, ni hablamos.Ambos conjeturamos que se vería comprometida. Me eché a recitar, como un estúpido: “De hogueras como ésta se fabrica la vida. De cenizas como éstas será el reino de los cielos.” Pero ni el poema de Mario Trejo me amparó.

Presentación del libro “La mujer equivocada”, el 16 de septiembre de 2006, en Fundación Centro Psicoanalítico Argentino. Se refirieron al mismo el poeta Marcos Silber y la psicoanalista Cristina Molina. Leyó algunos cuentos la actriz María Héguiz.

JORGE ARIEL MADRAZO (Buenos Aires, 1931) Poeta, narrador, traductor. Doce libros de poesía, entre ellos De mujer nacido (Alción, 2003) y Teoría sobre Ella (Vinciguerra, 2006). Premios Nacional-Regional y Municipal. En narrativa: Ventana con Ornella y La mujer equivocada (Premio Eduardo Mallea). Entre sus traducciones: poemas éditos e inéditos de Allen Ginsberg, libros de relatos de Jack London, versiones de poetas yugoslavos y narradores brasileños contemporáneos. Participó de encuentros internacionales: Medellín, Bogotá, Eugene,USA / Oregon University, Monasterevin-Irlanda, Montevideo, Struga (Macedonia) y Bieljo Poljie (Montenegro). Fue traducido al inglés, italiano, francés, portugués y macedonio. Integra el Comité Editorial de las revistas «El Perseguidor» (Bs.As.), «Trilce» (Concepción, Chile), y otras del país y del exterior. Novela inédita: Gardel se fue a la guerra.

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Osvaldo Svanascini

BITÁCORA

Tengo el mapa marino para mi viaje
a los confines de la nube del presentimiento
en la barca de espinas y lodos antiguos
con el timonel de las barbas postizas.
Llegaré con un alba de almanaque
con meandros para uso de los solos
con velas encendidas de lágrimas
con mares que escriben sus memorias.
Sé que nadie encenderá mi partida
que ninguno estará para anunciarme:
maneras de estar borrado
antes de haber crecido en la derrota.
Pero tendré la hierba como mensajera
el humo de la noche en confidencia
me abrazarán las penas sin deriva
el sabor del tiempo en el agua detenida.
Y luego dormir hasta la mirada sin deseos
pisar la levedad del minutero
tratar de hallar al anciano sin miradas
para entregarle los naipes del hallazgo.

Osvaldo Svanascini. Poeta, narrador, traductor, plástico, crítico arte, orientalista. Ha sido incorporado a la Academia Nacional de Bellas Artes. Dirigió el Museo de Arte Oriental. Premio Nacional de Literatura en ensayo. Director de las publicaciones "Casandra" y "Ojo". Obras de poesía publicadas: Perdurable ausencia (1946), Unilom (1946), Fragmentos de la muerte (1948), Este misterio transmutado (1948), Vigilia torturada (1952), Ritual para los días impares (1959), Poemas del este (1961), Medida de la repulsa (1967), Amuletos para compartir (1973), Libro de amuletos (1974), Poemas con Asís (1978), Obra poética (1980), Elegía a Buenos Aires (1981), Mitologías mínimas (1984), La sola poesía (1985), Mutaciones (1987), Morada de un rostro (1990), Poemas disociados (1993), Crónica del simulacro (1998), Mínimas Memorias (2003), Habitar un relámpago (2005).
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Osmar Luis Bondoni

SEGUIR VIVIENDO

Guardo escondida una esperanza
humilde

Alfredo Le Pera

Ahora,
en el giro septuagésimo sexto de mi periplo terreno,
perdidas ya por el camino las horas de la arrogancia y de los proyectos infalibles,
cicatrizadas las heridas de los errores y las indecisiones
y domados los afanes insensatos de grandeza y fortuna,
ahora que las viejas deudas han sido definitivamente saldadas u olvidadas
y los ardores y las turbulencias han cedido el último tramo del viaje a la templanza,
ahora,
me inclino reverente ante el destino,
ante su podio universal insobornable,
para pedir seguir viviendo todavía un poco más.

Seguir viviendo
aunque tenga que cargar en las árganas del corazón tanta añoranza
por lo que se llevaron la muerte, el tiempo, los malentendidos.

Seguir viviendo
para ver a las golondrinas llegar cada vez
trayéndome sonidos de tierras que no conoceré;
para ver el incendio de los pajonales del cielo
cuando quiere amanecer;
para sentir cómo escarba en la memoria el olor de la tierra cuando empieza a llover;
para mirar desde el tren los sembradíos
que me devuelven la infancia chacarera;
para volver agradecido a los lugares donde fui dichoso.

Seguir viviendo
para poseer a la primavera y comulgar con el otoño
y para ver cómo apura el invierno las exequias de la tarde:lágrimas que se enjugan en verano sabiendo que los pájaros cantan para mí.

Seguir viviendo
para ver otra vez el mar,
indomable columpio de la eternidad;
para mirar las nubes, que traen a veces lluvia
pero siempre belleza;
para que en las madrugadas del trabajo
pueda otra vez asombrarme por la porfía del sol,
consolación de los desposeídos,
y para ver cómo estalla mi árbol azuzado por los fastos de septiembre.

Seguir viviendo
para volver a consagrar una copa de vino
en el ritual de la amistad,
y asomarme de nuevo, en un libro querido, a la página aquella que me hizo tan feliz.

Seguir viviendo
para poder sentarme a la cabecera de la mesa en la familia
y mirar, entre risas y sabores,
esos rostros amados que me llevaré algún día,
y para ver cómo empuja mi tiempo en los ojos de los niños nuevos
o sentir cómo toda mi historia se resume en el mirar de mi mujer.

Seguir viviendo
para cruzarme en la calle con un hombre
que alza sobre los hombros a su pequeño niño y piensa que no hay nada más en este mundo;
para ver cómo la brisa acaricia en los balcones las banderas
mientras el pueblo pasa festejando, reclamando, recordando;
para sentir cómo ahuyenta pesadumbres
la llave de la puerta del hogar.

A veces,
cuando el viento surero acuna las altas copas
creo entrever entre las hojas
ciertas formas, siluetas, contornos:
son los rostros sin olvido de mis amigos muertos,
mis amigos maravillosos,
los cazadores del relámpago,
los que fueron amados por las palabras
que ellos fecundaron para legarnos armonía y trascendencia,
los que opusieron al gatillo un verso
y combatieron al tiempo con la armadura del amor;
los amigos que me esperan en la luz definitiva
para seguir alimentando juntos
la fragua de las sagradas utopías.

Pero yo quisiera quedarme todavía en esta tierra amenazada,
lacerada, humillada, postergada,
seguir viviendo para ver antes de irme
aunque sea un atisbo, una señal, como un vislumbre
de que los hombres por fin se han dado cuenta.

Atardece:
los fuegos del otoño doran los últimos follajes
y resplandecen en la cabeza del hombre que está inclinado ante el destino
pidiendo humildemente seguir viviendo todavía un poco más,
un poco más.

Osmar Luis Bondoni nació en Capilla del Señor, provincia de Buenos Aires, en 1929. Obras publicadas: Poemas, Editorial Poesía Buenos Aires, 1957; Los festejos, Editorial Interlínea, 1973; Para poder vivir, Editorial Vinciguerra, 1992 (Mención de Honor del Fondo Nacional de las Artes y Recomendación en el Certamen Literario Dr. Alfredo A. Roggiano, de Chivilcoy), Papeles del Hombre Viejo, Ediciones Cinco, 2005, que obtuvo Mención Honorífica del Fondo Nacional de las Artes. Tiene en proceso de edición un libro de cuentos con el título de Un coro para él .
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Jorge Andrés Paita

AD PROFUNDUM

Ante el día por verse,
papel en blanco, silencios,
el vaivén de palabras vanas
ante los ojos,
y uno piensa, uno piensa.
Toda alianza quebrada ya con la altura,
tampoco señales, voces
para el hombre guarde tal vez
el otro reino, el sombrío,
que pisaron plantas mortales
-osados descensos, lujos
desdeñados hoy día por la costumbre.

No soy digno,
perdón, callados señores:
yo quise saber siquiera
si un gran delta sembrado allá
de miembros y rostros yertos,
bajo el frío andar de la luna,
para Sus Tenebrosas Majestades es como nieve
que desde el suelo filtra a estos negros ríos,
si el estrépito del caer
de una Edad con sus viejas torres
aquí sólo es oído como otra hoja
que da al viento un otoño.

de “Cuatro puertos”

EL GENERAL PAZ EN LA ADUANA DE SANTA FE

A Borges por su “Poema Conjetural”,
modelo en el arte de imaginar los

hechos para hacerlos reales.

El temperado y pulcro
militar que, jinete en montura inglesa,
de chaquetón, sin poncho,
lo corrió de Córdoba al gran mandón de los Llanos,
le barrió a los cuatro horizontes,
como un viento que arrambla briznas
a sus gauchos (que en la borrasca de tierra y fuego
de la batalla, dicen, se vuelven pumas),
está preso de un López,
está quieto hace años entre paredes.

Entretiene sus tedios
y aflicciones haciendo jaulas
para pájaros, ya leídos los pocos libros
que le dieron, pendiente siempre
de la orden que le pondrá la cuchilla al cuello
o en el pecho unitario los cuatro plomos. Van con paciencia,
y alegría de olvido a veces,
trabajando sus dedos finos y cavilosos
en el arte que un carcelero de bien le explica.

Un buen día le trae el mozo
del monte los coloridos,
aturdidores, trémulos camaradas
de prisión. En la celda entra
con ellos el esplendor del cielo y el campo.
Y el general, mirando los pajaritos, viéndose él,
entreviendo de súbito -allá en el Fuerte de Buenos Aires-
al Brigadier de eterno chaleco rojo,
siente que una ironía
como un lento día de invierno se abre en sus labios.

de “Eros en Amazonia”

Estos poemas fueron extraídos de “25 Poetas Argentinos Contemporáneos” (Ediciones Papiro Fundación Sales, Buenos Aires, 2005)


Jorge Andrés Paita. Nació en Buenos Aires en 1931. Cursó estudios de Filosofía y Letras. En 1952 se inició como escritor en “Sur” y “La Nación”, donde siguió publicando poesía, crítica y ensayo durante cerca de dos décadas. Colaboró asimismo en otras publicaciones literarias de Buenos Aires, el interior y el exterior. Fundador, en 1976, de la revista de poesía “Escritura”. Subdirector del suplemento literario de “La Prensa” (1977-1984). Funcionario en las áreas de cultura y prensa de la Embajada argentina en el Uruguay (1986-1994). Profesor coordinador de cursos de redacción en la Universidad del Salvador (1998-2002).Publicó: Cuatro Puertos (1976), Señales del segundo milenio (1983), Eros en Amazonia (1998) y prepara, entre otros, Despliegues. Recibió la Pluma de Plata del Pen Club, el Premio de Poesía “La Nación”, el del Fondo de la Artes y el Municipal.

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Tres poetas medievales italianos
Homenaje


OPINIONES DE DANTE
por Rodolfo Alonso

“Cosí ha tolto l´uno all¨altro Guido / La gloria della lingua...” (es decir, “Así quitó uno a a otro Guido / La gloria de la lengua...”), afirma Dante –meridianamente- en su “Purgatorio” (XI, 97-98). Y a quien corona triunfador es Guido Cavalcanti, un noble güelfo nacido en Florencia hacia 1260 y fallecido en 1300, cuyo matrimonio casi adolescente con la hija del caudillo gibelino Degli Uberti consagró la paz entre ambas facciones rivales. Activo participante en los acontecimientos sociales y bélicos de su patria, Cavalcanti llegó a desempeñar altos cargos políticos y militares. Nos basta conocer tan sólo las cincuenta composiciones (casi todas de tema amoroso) que nos ha dejado, para aceptar que fue el primer gran poeta lírico de Italia, llevando a su máximo esplendor –con exquisita elegancia y refinada sutileza- al justamente famoso y renovador movimiento del Dolce Stil Nuovo, que fuera dignamente iniciado por el otro Guido que menciona Dante, Guinicelli, noble también pero gibelino, y no menos buen poeta, que naciera en Boloña veinte o treinta años antes.
Ambos Guidos vivieron y murieron con honor y con gloria. Distinta fue, en cambio, la suerte de Cecco Angiolieri (que vio la luz en Siena al parecer el mismo año que Cavalcanti, y cuya muerte se estima ocurrió hacia 1312). No sólo se vituperó con Dante, sino que toda su vida fue irregular y disipada: desertor, procesado, convicto, rebelde, noctámbulo, infractor, pendenciero, bandido quizás y hasta asesino, auténtico poeta maldito, sus cinco hijos debieron renunciar a su herencia, colmada de deudas. Pero sus ciento cincuenta sonetos de un belleza cínica y feroz, formidable y sarcástica, lo vuelven incomparable y personalísimo más allá de los siglos (aunque Dante lo odiara), dando a su voz potente ese humanísimo sabor de quien vivió siempre con los dos pies bien afirmados sobre la tierra.

Del ensayo La voz sin amo, de Rodolfo Alonso (Alción, Córdoba, Argentina, 2006)


Guido Cavalcanti (h.1260 - 1300)

TRES SONETOS
(Selección y traducción de Rodolfo Alonso)

Tanto has colmado de dolor mi mente
que el alma se desvive por partir,
y al suspirar mi corazón doliente
muestra a los ojos no poder sufrir.

Amor, el que tu gracia valor siente,
dice: -Me duele que tú debas morir
por esta mujer fiera, que inclemente
piedad parece no quiere oír-.

Yo voy como alguien fuera de la vida,
cual si estuviese, para quien lo mira,
de cobre o piedra o de madera hecho,

que se maneje sólo por maestría,
y lleve en el corazón alguna herida
que sea, tras de su muerte, signo abierto.
*

(A Dante Alighieri)

Vengo a ti cada día muchas veces
y descubro que piensas tan vilmente;
me duelo entonces de tu noble mente
y las muchas virtudes que careces.

Solían disgustarte muchedumbres,
siempre escapabas de molestas gentes;
te expresabas de mí tan cordialmente,
que en tus poemas logras me deslumbre.

Y no me abrasa ya que, vil, tu vida
demuestre que tus dichos me complazcan,
ni vengo a que me veas en persona.

Si este soneto lees cuando te plazca,
el oprimente genio que te acosa
se alejará del alma envilecida.
*

(A Guido Orlandi)

Una figura de mi Dama, Guido,
es adorada en San Miguel del Huerto,
que, de bello semblante, honesto y pío,
al pecador es gran refugio y puerto.

Y quien con devoción a ella se entrega,
cuando más sufre alcanza más consuelo;
sana al enfermo y al demonio aleja,
y a ciegos ojos hace ver sin velos.

Sana, en lugares públicos, pesares,
respetuosa la gente se le inclina,
adornan aberturas resplandores.

La voz alcanza lejanos lugares:
ídolo dicen los frailes Menores
envidiando que no les sea vecina.

A modo de homenaje:

GUIDO CAVALCANTI EN LOS INFIERNOS
por Rodolfo Alonso

El mundo atroz de la taberna
es eso: el mundo, y en un rincón,
generoso y febril, tú callas, solo.

Aunque se incube
en tu silencio ojeroso la palabra
que ha de volverlos hombres,
¿ellos lo saben, Guido? Y tú, ¿lo sabes?

¿De qué se trata, pues? Tan sólo
de una palabra exacta
y tímida, tierna y precisa,
fecunda, aventurada, venturosa,
tan altaneramente compartida
como la rotundísima magnolia
o aun las breves
pero eficaces hojas de la violeta
que corona el rocío.

Para vivir, para morir, palabras
hoy ruedan entre sí
y en tu cabeza. ¿Cuál es
tu premio? Estas palabras
no fueron tu única vecindad
con la belleza.

de su poemario Señora Vida (1968-1979)
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Cecco Angiolieri (c. 1260 - 1312)

Tres sonetos
(Selección y traducción de Rodolfo Alonso)

S'i' fosse foco, arderei'l mondo;
s'i' fosse vento, lo tempesterei;
s'i' fosse acqua, i' l'annegherei;
s'i' fosse Dio, mandereil'en profondo;
s'i' fosse papa, sare'allor giocondo,
che tutti'i cristiani imbrigherei;
s'i' fosse 'mperator, sa' che farei?:
a tutti mozzarei lo capo a tondo.
S'i' fosse morte, andarei da mio padre;
s'i' fosse vita, fuggirei da lui:
similemente farìa da mi' madre.
S'i' fosse Cecco, com'i' sono e fui,
torrei le donne giovani e leggiadre
:e vecchie e laide lasserei altrui.

Si fuese fuego, incendiaría el mundo;
si fuese viento, lo atormentaría;
si fuese agua, yo lo ahogaría;
si fuese Dios, lo hundiría profundo;

si fuese papa, sería entonces jocundo,
y a todo cristiano afligiría;
si fuese emperador, ¿sabes qué haría?
a todos degollaría rotundo.

Si fuese muerte, buscaría a mi padre;
si fuese vida, huiría de él:
igualmente haría con mi madre.

Si fuese Cecco, como fui y soy,
tomaría toda joven con donaire
y viejas feas dejaría a los otros.
*
Es mi melancolía tanta y tal,
que no dudo que, si alguien supiese,
aunque me fuera enemigo mortal,
por piedad hacia mí no sufriese.

Esa, que no se ocupa de mi azar;
que a mí podría, si ella quisiese,
curarme al punto de todo mi mal,
aunque tan sólo: -Te odio,- me dijese.

Mas de ella apenas tengo esta respuesta:
que no me quiere ya ni mal ni bien,
y que a angustiarme vaya por mi cuenta:
que no le ocupa lo que me conviene,

más que, de entre sus dedos, una hierba;
malhaya con Amor, que a ella entreguéme.
*

Dante Alighier, si soy un buen bufón,
bien me tienes la lanza en los riñones;
si yo almuerzo con otros, y allí comes;
si yo muerdo en lo gordo, y tú en lechón;

si yo recorto el paño, y tú lo cardas;
si yo soy impulsivo, y tú no frenas;
si yo el noble me hago, y tú de almenas;
si mi alma hice romana y tú lombarda.

Así que, Dios sea loado, reprochar
poco puede uno al otro de los dos:
desdicha o juicio escaso hacerlo hacen.

Y, si de esto quieres decir más,
Dante Alighier, yo llegaré a cansarte,
que tú eres el buey, yo el aguijón.

Rodolfo Alonso (Buenos Aires, Argentina, 1934). Poeta, ensayista. Como traductor ha vertido a nuestro idioma a grandes poetas y novelistas: Pessoa, Ungaretti, Pavese, Éluard, Montale, Pasolini, Dino Campana, Mario Luzzi, Prévert, Drummond de Andrade, Murilo Mendes, Baudelaire, Apollinaire, Manuel Bandeira, Mallarmé, Valery, Rosalía de Castro, Marguerite Duras, Tabajara Ruas, y tantos otros.
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Guido Guinicelli (c. 1230 - 1276)

POEMA
(Selección y traducción de Oreste Frattoni)

Al cor gentil rempaira sempre amore
come l'ausello in selva a la verdura;
né fe' amor anti che gentil core,
né gentil core anti ch'amor, natura.

En el corazón gentil se refugia siempre Amor
como un pájaro en el verde del bosque;
la Naturaleza no creó Amor antes que el corazón gentil,
ni corazón gentil antes que Amor.
Apenas existió el sol
existió el esplendor luminoso,
pero no antes que el sol;
y Amor se instala en la gentileza
tan propiamente
como el calor en la claridad del fuego.


*
(...) Amor está en el corazón gentil por la misma razón
por la que el fuego, encima de la antorcha,
resplandece a su gusto, claro, sutil:
es tan orgulloso que no estaría de otro modo.
Dado que la malvada naturaleza
es contraria al Amor -como al fuego caliente
el agua, por su frialdad-,
Amor se instala en el corazón gentil
por ser un lugar afín a éste;
como el imán en las minas de hierro.

El sol hiere el barro todo el día:
si este queda vil, el sol en cambio no pierde su calor;
dice un hombre altivo: “Soy gentil por mi raza”;
a él lo comparo con el barro y al sol con el valor gentil.
Porque uno no debe confiaren que haya gentileza fuera del corazón,
en la dignidad de heredero:
si él no recibe virtud del gentil corazón
es como agua que transmite rayos,
y el cielo conserva en sí las estrellas y su esplendor.

Dios creador resplandece en la Inteligencia
celeste más que el sol en nuestros ojos:
ella, que entiende los hechos de Dios sin velos,
empieza a obedecerlo a Él, haciendo girar el cielo.
Y como, a lo primero
que Dios creó, sigue un justo cumplimiento,
así la hermosa mujer,
cuando ilumina los ojos
del hombre gentil, produce en él la verdadera voluntad,
que no cesa nunca de obedecerla.(...)
*

Quien viera a Lucía llevar un capuchón de ardilla
en la cabeza y qué bien le sienta,
no hay hombre desde aquí a los Abruzzi
capaz de no enamorarse de ella con todo el corazón

se parece a una monjita o a la hija de un hidalgo
de Alemania o de Francia, verdaderamente,
y no se agita tanto la cola truncada de una serpiente,
como lo hace mi corazón.

¡Oh, tomarla a la fuerza, aun si no quiere,
y besarle la boca y el hermoso rostro
y los ojos, que son dos llamas de fuego!

Pero me arrepiento, pues he pensado
que esto podría acarrear daños
y quizá los disgustaría a todos no poco.

de Poesía Medieval italiana (Centro Editor de América Latina, Buenos Aires,1970)

Oreste Frattoni. Traductor. Profesor universitario, ya fallecido.
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Michou Pourtalé
(Foto Daniel Grad)


Signo de interrogación mi cabeza...

Signo de interrogación mi cabeza
cuelga desde un trapecio
raíces los cabellos manojo
que la tierra traga. Cisne
del revés veo el infinito cielo
trasplantado.


Rosadas, moras o carmines...

Rosadas, moras o carmines
metralletas alzadas para el tacto
no importa su forma o el modo de posarse
en el amplísimo abanico del deseo
dos pezones se amortiguan
bajo los pliegues de una bata
o devienen surrealistas fuegos de artificio
cuando agitan a mansalva
el punto de despegue.


Más allá del jardín termina el césped...

Más allá del jardín termina el césped,
los menudos pies corren sobre la grava gruesa
de cascotes blancos, alguna lagartija
asustada entre la azulina gramilla escurre
y desde la plantación de gynkos y tilos
percibo la fanfarria de un piar junto a ese olor
de hierba acalorada. Los piececitos bajan
por la colina próxima al muelle,
libre de jeans y remera la chica
confiada se zambulle en el pozón del río.
Al instante emerge la cabeza con un braceo,
respiro, braceo elástico ondular perfecto
que se acopla a mi pecho y en la finísima
esfera de esta tarde renazco a una edad
cuando ya nada adolece y es tan simple
el placer de sentirse viva sin concebir
el misterio de las horas, la oscura cadencia
de los hechos, llevar la memoria blanca intacta.
Reconozco ese antiguo celo del agua
modelando sensaciones sobre la piel
desnuda en lo acabado de algún río,
quizás sean mis pies como aletas de sirena
los que avanzan hasta el paroxismo del
deleite entre ritmo y destreza. Mientras,
cerca del barranco de pie
con mi ropa seca, mis chanclos gastados,
rememoro una tarde igual a ésta
hace suficientes años para valorar
ese minuto que tan intensamente palpita.
Un cúmulo de vivencias genuinas
se filtra por ese hilo acuático
trasvasado en la figura de la chica
cuando va, reflotando la corriente,
a tenderse al sol de este final de verano.

Los textos han sido seleccionados de su poemario "Damero para un cuerpo" (Ediciones del Copista, Colección Fénix, Córdoba, 2006) recientemente presentado en el Centro Cultural de la Cooperación, Buenos Aires, por los escritores Susana Fernández Sachaos y Héctor Miguel Ángeli.

Michou Pourtalé nació en Azul, Buenos Aires. Publicó los siguientes poemarios: Milenaria Caminante, Botella al Mar, 1997: Hombres en sepia, Grupo Editor Latinoamericano, 2000; Signos tardíos, Nuevohacer, Colección Escritura de hoy, 2003.Sus poemas fueron publicados en numerosas antologías: Veinte voces de Buenos Aires, 1996; Antología del Grupo Zahir, 1996; Poesía argentina de fin de siglo, Vinciguerra, 1997; Antología de Poetas I, Gente de Letras, 1998; Libro sin dueño, Libros de Tierra Firme, 1999; Mar azul, cielo azul, vela blanca, Botella al Mar, 1999; Antología de Poetas, Narradores y Ensayistas, 25 años de Gente de Letras, 2004; Summa Poética 2004, Vinciguerra, 2004; Doce Poetas Argentinos del Siglo XXI, Eleusis, 2005.
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Desde Hong Kong nos llega el poemario “Alicia en el catálogo de Ikea y La Noche de Europa” del poeta y pintor barcelonés

José Manuel Sevilla

XX

Querida Julie:
El águila se ha vuelto loca.
Ha dejado todas sus mentiras
pero en el cielo ya no hay silencio
si el águila se ha vuelto loca.
Sobre la tierra se grita más que nunca escándalo y cosas terribles
que lo llenan todo.Yo espero la nieve
su cuerpo de luna que haga callar todo esto
unos cuantos días, una madrugadaal menos.
La comida se ha caído encima de la ropa
y me siento a mirar en un rincón
donde podría comenzar de nuevo todo lo que es humano
y donde recuerdo aquella trampa que fue
la tranquila vida cotidiana,
cuando el panadero iba en coche
a los mítines patrióticos,
cuando la puta visitaba a su hermana del pueblo,
cuando en mi cuartel
se escribían cartas personales.
Pero sobre la tierra
las hermanas del pueblo se han muerto
y la carta que te escribo debería decir que lamento
no haberme comido tu cuerpo
y el mío,
habernos comido
la lengua y el corazón
y haber dejado este mundo
para las rosas.

de “La noche de Europa” (Basado en un sueño real)

ALICIA EN EL CATÁLOGO DE IKEA (Basado en un hecho real)(fragmento)

Ahora siente cómo la brisa
se transforma los domingos especiales de fascismo
en viento Sinnlig, ideal para desplegar banderas
en los corazones -personalmente no me gusta,
lo cambié un lunes por una pelota Klippan
para niño solitario (1)-;
la pobre Alicia a lo mejor también
podría sentir cosas así si su marido
y sus hijas se lo permitieran,
al menos debería saber que es posible juntar una vajilla Spela
plato a plato, y alguien tiene que decírselo, ¿lo harás tú?
Dentro de unos años la verás desde un taxi,
llevará una bolsa de plástico, mirará el semáforo y
cruzará la calle con los demás.
La verás y pensarás que
necesita calles nuevas, médicos nuevos y
un Dios nuevo.
Nadie sabe qué hacer, pensarás, y la verás entrar
en el supermercado, uno en el que ya sabe donde está todo,
los dientes de oro junto a las hogueras de libros,
las estrellas de David amarillas, los congelados de
mujeres lapidadas en Afganistán, las neveras
con toda clase de palabras, etc.;
Tú seguirás en el taxi y la última vez que la veas con vida,
la pobre Alicia empujará un carrito metálico con los ojos cerrados.
No le dirás nada,
nadie dice nada a nadie desde un taxi,
si eso pasara,
sin duda se oirían risas grabadas en toda la calle,
con la de inmigrantes que hay, hostia, eso no, joder...
Tranqui, estás donde todo funciona,
frente-pecho-hombro izquierdo-hombro derecho,
donde quizás esté yo en una tertulia
defendiendo la patria o cagándome en ella, pero no te aflijas,
para mí la patria es un concepto tan elevado como una máquina quitanieves. Por cierto,
yo, señor, soy de Segovia
y cuando le pregunté a mi corazón si tendría tiempo
para el amor o el odio a la patria, me contestó que ya se
pasaba más de 40 horas semanales detestando
el siglo XX y que lo sentía mucho.
¿Harías tú la guerra por una máquina quitanieves?,
¿la haría Miguel?
y ¿en quién pensará la pobre Alicia cuando empuje
un carrito metálico con los ojos cerrados?...

_____(¡) Un domingo especial con viento Sinnlig
asistí con mi familia
a la beatificación de una monja española
perteneciente a una orden que cuidaba
de las presas republicanas en la cárcel de Palma
en los años 40. Aquella orden
bendita se dedicó a vender en el economato un número de kilos de pescado
no determinado en la misa, que la gente había
regalado a las presas y que nunca llegaron a su
destino, mientras los hijos de las presas
morían de hambre y de tifus; la flamante beata había desarrollado el plan de inversión,
todo un clásico hoy día en la trata de blancas
de Europa del Este. Unos días antes
de la beatificación, yo había vendido mis acciones
de la orden, nadie sabe porqué:
en mi país,
nadie sabe dos cosas, uno, porqué vendí las acciones y,
dos, cuál es el nombre de la primera mujer
que llegó a ser alcaldesa en España y que,
lógicamente, los falangistas
mataron a tiros en una cuneta.

José Manuel Sevilla (Barcelona, 1959). Poeta, dramaturgo y pintor. Licenciado en Geografía e Historia. Co-fundador de la Asociación literaria “Poetas contra el SIDA” y editor de la revista del mismo nombre. Como artista plástico ha expuesto su pintura en varios museos y salas de Cataluña, tanto colectiva como individualmente (1992-1997). Actualmente reside en Hong Kong.En Poesía ha publicado: Desde los límites del Paraíso (1991), Trayecto contiguo (Última poesía) (1993); Alicia en el catálogo de Ikea o La noche de Europa, (2004), los tres poemarios por Editorial Betania, Madrid.Ha desarrollado otras actividades literarias y artísticas colectivas con el grupo BONOBOS. Es autor del Manual per Parelles Avorrides (Barcelona: Radio Barcelona, Cadena SER, (1994-95) y ha colaborado en revistas culturales de España, Estados Unidos y de Latinoamérica.
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Si a la vuelta de la esquina
encontraras un par de alas,
no las devuelvas,
¡llévatelas, llévame!

María Paula Mones Ruiz

FRACTURA EXPUESTA

Blanco precipicio horizontal. Profundo espacio
por donde verso a verso
va quebrándose la musa y letra a letra
renguea la metáfora.
detenidas, doloridas,
ambas...vagan como almas por mis huecos,
por mis huecos perforados de silencio,
de palabras blancas,
de fantasmas poéticos.
Todos ellos claman
por su sepultura idílica...escrita.
Armo entonces una helada fogata en mi
garganta.
Y helados gritos se poetizan y
remediadas por la tinta,
la musa y la metáfora,
se elevan, me quiebran, y quedo suspendida...
en este precipicio horizontal,
con mi fractura expuesta.

CALLE BLANCA

Duele...
Duele en mi piel el ser
de mi poesía.
Y yo... le duelo a ella.
Escribo.
Me escribe.
Y ella y yo
sangramos letras por el camino
y el camino nos ataja,
desde arriba hacia abajo.
Llegamos a la calle blanca...
Blanqueamos las heridas.


LENGUAJE DERRAMADO

Espera del mínimo sonido pronunciable
en la boca de la piel o la garganta blanca.
Proceso de significantes últimos.
Nacimiento del fruto criminal matando
hasta el sonido silencioso de una lágrima
ahogándose en la sangre.
Palabra...piel...Rojo...agua.
Lenguaje derramado.
Lenguaje de lo íntimo, íntimamente líquido
y sólo pronunciable,
en los labios remadores de este barco...
único.

Esta 1ª edición de “Calle Blanca” (2006) fue armada artesanalmente por Rubén Baccá, hijo de la autora, en El Bolsón, provincia de Río Negro, Patagonia Argentina, y presentado en Buenos Aires, el 23 de noviembre, por las poetas: Rosa María Sobrón, Kelly Gavinoser y Ana Guillot. La lectura de poemas estuvo a cargo de Susana Fernández Sachaos y de la autora. Coordinación musical: Roberto Segret Mouro (cellista)

http://www.mariapaulamonesruiz.com.ar/
(en preparación)

AUTOBIOGRAFÍA

Nací un tres de abril de 1955.
¿Cuándo y cómo nace en mí la poesía? Podría sospechar que así como ocurre el milagro de la vida, es milagrosamente, durante el tránsito por ella, que la poesía se manifiesta sin previo aviso y luego nuestra alma, danzando, le dará una forma.
Un día, escuché latir intensamente los ritmos de la danza de mis primeros versos. Mi mano, pequeña, poseída e inocente bailarina, con infantiles trazos, comenzó a elevar y transcribir los compases escuchados, en una tarjetita que había pegado sobre el regalo para el Día del padre (¿te acordás papá?).
Pocos años después, recuerdo haber hecho en cuarto grado, una composición cuyo tema era Retrato a la madre. No podré olvidar la taquicardia sentida durante la redacción y que no cesó, hasta el último renglón de la hoja del cuaderno… Aquel retrato fue premiado en un acto del colegio, con la renovación y el regreso de mi ardiente galope emocional, al subir dificultosa y torpemente al escenario… (¿te acordás mamá?) Ese galopar se repite, desde aquel ayer, en cada acto de creación, porque la poesía me crea, la creo y le creo. Así fui descubriendo, sintiendo y confirmando que, mi vida estaba acompañada y hoy me atrevo a decir, “protegida”, por el duende (diría Lorca).
Con motivo de la muerte de mi abuela paterna surgió mi primer poema elegíaco en su memoria y en memoria, reflexiono, de mi primer y consciente sentimiento de pérdida cercana y familiar, por el que no pude llorar y al que tres años después logré convertir en poema.
Como situación particularmente feliz, me atraían y me atraen las hojas blancas, como a los pájaros el nido…
Me gustaba hacer pequeños, muy pequeños libritos en blanco cortando y cosiendo sus hojas.
Hoy sospecho que la anunciación del alma del libro a soñar y luego, del hijo soñado en la adolescencia, había comenzado en aquella temprana edad.
Cuando tenía diecisiete años tomé conciencia de la materia del poeta a través de mi primer sueño de mujer, el cual escribí y, en el que inmediatamente reconocí, que la poesía me había visitado una vez más, para ya nunca soltarse de mi mano. Aquellos versos sobre el hijo soñado, marcaron los primeros pasos hacia mi también soñado hijo de papel, primer libro al que llamé ¡Piedra, papel o poema!
Se extrañarán a lo largo de lo relatado en esta biografía, diría, no mía sino de mi poesía, de no encontrar datos en los que enumere trayectoria y reconocimientos literarios, aunque los he tenido y agradezco… Pero si es mucha la curiosidad y para algunos, importante el llamado currículum, obedeceré contándoles sencillamente, que soy Correctora literaria, que he cursado sin finalizar, la carrera de Letras y que sigue siendo ella, la casa de mi alma (Mi casa), mi cómplice de vuelo... Los pasos por la poesía, en noviembre del 2006, continuaron en la Calle blanca, como así titulé a mi segundo poemario y que, un duende alado se encargó de que su edición tuviese una historia entrañable… Integro algunas antologías y publicaciones en revistas literarias y virtuales, como páginas de Internet y boletines; tres libros en proceso de futura edición, que tienen que ver con la narrativa (un cuento- recreación de clásicos- y una nouvelle autobiográfica) la poesía social, que tiene que ver con ver y no mirar… Asisto e integro mesas de lectura en encuentros literarios, espacios en los que la poesía se dice de infinitas formas, pero es una, como ocurre con las razas o la religión, el ser humano es siempre uno y el espíritu de la creación también es uno pero… ¡de acuerdo a uno! ¿no creen? Encuentros felices en los que he tocado la humildad en la grandeza que por ello tienen los grandes, no de fama, sino de merecida gloria.
Y en este espacio geográficamente final, un abrazo a todos mis cómplices de vuelo…

Maria Paula Mones Ruiz

poeta argentina, nacida en Buenos Aires. Estudió Letras y es Correctora literaria. Sus primeras publicaciones han sido a través de revistas literarias, páginas de Internet e integración de antologías poéticas por convocatorias, Homenaje a Pablo Neruda, 2004, Desde la palabra, 2005, Poetas de las dos orillas en 2007 (Encuentro internacional de poetas- Uruguay). Tiene dos poemarios editados, “¡Piedra, papel o poema!”, 2004, y “Calle blanca”, 2006. Asiste e integra, mesas de lectura en encuentros organizados por entidades y agrupaciones literarias del país y del extranjero. Actualmente está trabajando con dos libros de poesía social y narrativa (nouvellle) respectivamente. Ambos en proceso de futura edición. Paulasoy3@hotmail.com
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Dos Ensayos recientes del poeta

Rodolfo Alonso

(foto Morales)

LA VOZ SIN AMO (Alción Editora, Córdoba, Argentina, 2006)

Esta obra obtuvo el Premio Único de Ensayo Inédito de la Ciudad de Buenos Aires (2005).


ARTE DE MADURAR

Aunque no me lo crean, también la madurez tiene sus descubrimientos. O redescubrimientos. Que pueden ser, incluso, tan apasionados como los de la juventud. ¿No se consideraba, acaso, todavía hace un tiempo, la pasión otoñal como sinónimo de intensidad? Quizás a algo así se refería René Char, cuando aludió a la cantidad de auténtica experiencia humana necesaria para estar a la altura de ciertos poemas.


En el Aula Magna del Colegio Nacional Buenos Aires, el 10 de agosto de 2006, se presentó el libro de Ensayos "La voz sin amo" de Rodolfo Alonso. Se refirieron a la obra Noé Jitrik y Horacio Salas, en la foto junto al autor, Rodolfo Alonso, y al editor Juan Carlos Maldonado.
(Foto: Víctor Berbari)


REPÚBLICA DE VIENTO Un país sin memoria
(Editorial Leviatán, Buenos Aires, 2006)

“Aquí, hasta los proyectos son recuerdos.” PAUL VALÉRY

Al eterno retorno que presagia el refrán, “El pueblo que no recuerda su historia está condenado a repetirla”, acaso podríamos añadirle en nuestro caso el retoque marxiano: que la historia se reitera como farsa, ya no como tragedia. Aunque, acaso por eso, no menos dolorosa.
¿Pero quién podría enumerar, contar literalmente toda la historia? Tal vez exagerando instintiva, impunemente los dominios de la bellamente imprecisa sinécdoque, aquí también quizás se espere que la parte pueda implicar al todo. O que el todo se asome, dé señales, se muestre por la parte. Como en el poema, que sin habérselo planteado intenta responder a la innata ambición de decirlo todo sin decirlo, y de una vez y para siempre, el fragmento (que no es totalmente el ensayo), y a veces hasta la intervención, la palabra que se concibe participando del acontecimiento, se ve compelida a señalar, a indicar, incluso a iluminar algunas veces. Y a hacerlo desde su ambigüedad esencial, si es que no radical.
Y de improviso nos sorprende una intuición, fugazmente demoledora: acaso nuestro futuro como país quedó atrás, fondeado en el pasado. Y de improviso nos aferra una evidencia: sólo para volver a cuando creíamos estar tan mal como para haber soñado o intentado cambiarlo todo, sólo para regresar a aquella etapa entonces desdeñada, o más bien cuestionada, resultaría hoy onerosísimo el costo a pagar. Reducción al absurdo, oxímoron de tiempo. O sea, de vida.
La ilegitimidad (es decir, la introspección culpable de una ajenidad tan supuesta como irrefrenable) y su negación, podrían estar acaso en el fondo de tantas desdichas sociales argentinas. ¿Cómo explicar, si no, que en un país poblado por descendientes de millones y millones de inmigrantes, sus propios hijos y nietos no sólo encubren la conciencia de su condición, y de sus secuelas, sino que hasta se burlan de sus propios ancestros? A la violencia externa que los conquistadores infligieron a los aborígenes, se encima luego esta otra violencia interior, que bien podría llegar a ser considerada suicida y masoquista.
Y además está el lenguaje mismo, que encubre vida propia, que no se deja manejar. Desde la infancia, casi congénito, terror al malentendido, intento de temblorosa claridad, de fraternidad y de contagio. Y temor al terror, que siempre fue didáctico. Que se ha interiorizado desde niño. O nos rodea como el oxígeno. Callar es traicionar. Hablar es traicionarse.
No escribir, ser escrito. No hablar de la historia, ser la historia.
Volátil espesor de lo vivido. La verdadera historia es personal.
Rodolfo Alonso


GALICIA PRESENTA A RODOLFO ALONSO

El martes 24 de abril, a las 20 horas, en la sala “Juana Manuela Gorriti” de la Feria Internacional del Libro, el área de Cultura del Gobierno de Galicia presentará República de viento, nuevo libro de ensayos de Rodolfo Alonso, reconocido escritor argentino de origen gallego. Se referirá a la obra, publicada por la editorial Leviatán, la profesora Andrea Cobas (UBA), quien mantendrá un diálogo con el autor. Actuará la cantante gallega de fados Carmen Dor, que nos visita especialmente. Rodolfo Alonso firmará ejemplares antes y después del acto, en el stand 2417 (Pabellón Amarillo) del Instituto Argentino de Cultura Gallega.

ACTUALIDAD DE LAS VANGUARDIAS
La Feria Internacional del Libro ha organizado una mesa redonda sobre el tema “Las vanguardias históricas argentinas: proyecciones actuales”, de la cual participarán los escritores Rodolfo Alonso, Germán García y Jorge Lafforgue, actuando como coordinador Mario Goloboff. Se llevará a cabo el domingo 6 de mayo, a las 20,30 horas, en la sala “Leopoldo Lugones”.

La Editorial Leviatán tiene el agrado de invitarle a la presentación del República del Viento libro de ensayo de Rodolfo Alonso, se llevará a cabo en la Biblioteca del Museo Roca Vicente López 2020, Ciudad de Buenos Aires, el jueves 10 de mayo a las 19 hs.En la oportunidad harán uso de la palabra, los escritores Alvaro Abós, Mario Godoloff y la directora del Museo María Inés Rodríguez Aguilar.

Rodolfo Alonso. Poeta, traductor y ensayista argentino. Premio Nacional de Poesía (1997). Orden “Alejo Zuloaga” de la Universidad de Carabobo (Venezuela, 2002). Premio Konex de Poesía (2004). Palmas Académicas de la Academia Brasileña de Letras (2005). Premio Único de Ensayo Inédito de la Ciudad de Buenos Aires (2005). Premio Festival Internacional de Poesía de Medellín (Colombia, 2006).
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Roberto Díaz
(foto Antonia Rosell)

MADAME BOVARY

¿Acaso no suena como una muerte este olor a remedios
que sale de sus bufidos, de la piel que transpira,
de esas gafas que odio?

¿No es acaso un sudario esta bata
que duerme a su lado y aspira su quietud,
sus largos horas entre retortas y rutinas?

¿Y no es muerte disimular en este pueblo de provincia
cuando tomo el tren y oculto
los quejidos de amor, el lascivo dolor
de sus abrazos?

¿Y no es muerte esta pobre vida
que se reseca detrás de los visillos
cuando la sangre corre por el útero
y hay jugos destilándose en la tarde?

¿Y no es morir cuando dejo sus labios
y regreso a esta tumba sin cerrar,
a este bostezo interminable?

ESTACIÓN FINAL

¿Vieron que los viajes siempre tienen un puerto,
que no existe la infinitud aquí en la tierra?
Siempre hay límites, hay vallados,
siempre aparece algún cartel que dice: «prohibido pasar».

Así sucede con este tren, que arrancó con risas,
con un salón comedor que relucía
y bendecido por la campana del jefe de estación.

Un tren que cruza paisajes distintos,
que consuela o castiga, de acuerdo a estados de ánimo.

Somos pasajeros y los boletos no marcan el destino.
No queda otra cosa que andar y en el medio del viaje,
inventar charadas, jugar a lo que venga,
cumplir con la vejiga, con algo quemante que llaman pasión,
y tratar por todos los medios que este tren siga
aunque uno deba bajarse, un día, en una estación extraña
donde no hay ningún pariente esperando.

Roberto Díaz. Poeta, periodista y traductor de habla inglesa. Su obra ha merecido múltiples reconocimientos y distinciones en el país y en el exterior. Es el subdirector del diario “La Ciudad" de Avellaneda y, en la actualidad, está dedicado a traducir la obra de William Shakespeare. Los poemas seleccionados pertenecen al libro Oscuro labio de la noche (Andrómeda, Buenos Aires, 2004)

(Foto Daniel Grad) En el ciclo “Lecturas en La Blanqiada” , coordinado por Daniel Grad, el autor lee sus textos junto a Aldana Gaggero y Cristina Berbari.
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“Despeñaderos”

Pablo H. Domínguez

SIEMPRE

Y continuamos seguros
porque el olor del pan que partes para mí
me hace invencible.
Osmar Luis Bondoni

Este oficio de celebrarse
escalando entre peldaños del día
donde el presente gasta su asombro
o corroe los puentes que salva el deseo,

hasta el columpio de la luz desnuda
insinuándose en las formas,
en el equilibrio de unos gestos
donde crecen horas cercadas de costumbre,

a la espera de unos ojos que alimenten
el porvenir de otra confianza,
como una memoria hecha
del latido de tu aroma,

en el afán que asedia victorioso
la persistencia de esta gracia
abierta a los sentidos.


CEREMONIAS

Porque fui sobreviviente
entre los remolinos de un río
extirpado de su cauce
Graciela Caprarulo

En tus ojos la luz orilla sus misterios,
quebranta estos designios
descubriendo lo fugaz,
pero el río aún
es un pétalo abierto que te llama
y tu corazón hoy quema en su inminencia
los secretos heredados de otra voz,

porque entre las palabras y los sueños
hay diferencias insalvables,
escondidas voluntades
silbando en los rostros del azar
donde hunde su límite la espera
debajo de fábulas demoradas
y muertes por venir.

Efímeras ceremonias que el cielo clarifica,
aire nacido de un hueco de soledad;

en el refugio donde intiman las plegarias
una sílaba busca en vano pronunciarse,

y en el lugar de cada dios
está tu nombre.

Pablo H. Domínguez nació en Buenos Aires en 1967. Su obra poética comenzó a conocerse a raíz de haber obtenido, con voto unánime del jurado, el Primer Premio en el “Concurso Homenaje a Atilio J. Castelpoggi” organizado por la Editorial Prueba de Galera en 2000.Aquel primer poemario se tituló A tres horas del alba. Algunos avances de su segundo libro, Despeñaderos (La Guillotina, Bs. As. 2005) fueron difundidos en revistas literarias (entre otras, por Fijando Vértigos nº 11). En 2004 actuó como Jurado de Preselección en el Concurso de Poesía “Valle de Elqui”, chileno-argentino. Colabora en la Comisión de APOA , Asociación de Poetas Argentinos.
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DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Edna Pozzi

Mujeres bajo la cruz del sur

Eva Perón

Apenas si estoy en esa muñequita de un metro veinte
que yace en su cuna de cristal
con los cabellos rubios cubiertos de polvo y arañaso en la fotografía donde levanto los dos brazos
y muestro los anillos traslúcidos
que un amor oscuro y violento eligió para ceñir mi belleza
o en el documental donde las trenzas sobre la nuca
simulan una corona imperial
la reina demente
con el vientre comido por el cáncer
y el cuerpo atravesado por la leyenda
de una muerte vana y gloriosa

Apenas si estoy en esa muchacha de pelo castaño
tan joven y confusa
que grita con los obreros de la carne
en los puentes de Avellaneda o de la Noria
y pasa entre los barrios de lata de Isla Maciel
como un soplo angélico y perverso
diciendo amar a los que nadie ama

Apenas si estoy en el barco cargado de trigo
y abundancia
que me lleva a una España raída por el hambre
y en la mujer de traje gris
que saluda el Generalísimo
mientras las turbas la adoran
a través del taconeo de sus zapatos
y las velas ardiendo en las cuevas del Albaicin

Apenas si habito en esa militante
de las cinco de la mañana
que ofrenda colchones, máquinas de coser
y bicicletas
y se acuerda del chico moreno de cinco años
que patea su pelota de fútbol
y que después, ya viejo, me recordará
entre las heridas de la historia
como una santa o una aparecida

Apenas si soy yo la del insulto y la procacidad
y la desmesurada del poder
la enemiga de las señoras blancas y finas
que descienden de Alvear o Lafinury cantan el Himno Nacional en la Plaza de Mayo
para que policías achinados
atropellen su delicado porte
sin pensar en estancias o en el fragor de París
donde ellas conversan con poetas frágiles
de cristal de Murano y dicen al atardecer
los versos de Saint John Perse o de Paul Valery
“ce toit tranquille où marchent des colombes”

Apenas si estoy en las pancartas que levantan mi rostro
ya muerto
y gritan ¡Evita montonera! y en las banderas color naranja
y negro que llenan las plaza públicas
con jóvenes que jamás me conocieron
y están prestos a caer en la muerte
en el sangrante estupor de los días
en el intento salvaje de vencer
la opacidad del poder

En otro lado, estoy en un país verde
de pequeños mercantes
que elaboran su códigos rígidos
bárbaros y sensuales en las profundidades
y falsos en la superficie, como una tierra
aun no domeñada
un alfabeto sombrío de esclavitudes
y renunciamientos
donde todo es negociable, desde el aire
hasta las patas de una mariposa

Allí estoy, en lo inacabado y confuso
que se espanta de mis groseros dibujos
de la realidady a la vez se fascina porque quien hereda el vacío
puede pactar con dioses o con ángeles oscuros
adorar la espada o empeñarse en ser alguien
,un yo, una mascarada de perfiles ocultos
una oficina en un piso alto que mira el río
un andrajoso hijo de inmigrantes
que desprecia a los indios y a los morenos
peones de Perú o Bolivia
allí donde todo se dispersa en miles
de rostros, donde todo se quiebra, se fragmenta
se divide,
allí estoy
Eva Perón prenda para el saqueo
para el negocio de la historia
pero, sobre todas las cosas
para la elección de una muerte que debe ser distinta
porque lo digno y lo justo es una totalidad
y a quien no sabe vivir en plenitud
sólo le queda elegir una muerte
vergonzosa, banal e innecesaria
como todas las muertes

Allí estoy en esa inacabada promesa
En ese confuso desvarío
En ese atardecer de los mejores,
estoy
Una muerte de consignas
y forzoso alfabeto de victorias
esperando en las multitudes
un rayo de sol
una certeza, un país de contornos precisos
donde al final, yo,
Eva Perón
muñequita de cabellera rubia
viajera de las tumbas,
pueda descansar en paz.

Edna Pozzi . Su obra poética abarca entre otros títulos: Tiempo para decir llorando, Señales para Gustavo, La razón más impura, Ella dijo algo fantástico, De mala muerte, Palabras que me salven de la muerte, Ferocidad de la memoria, Cantata a Alejandro, La madre, Ana de fin de año, La última palabra no la tiene la muerte, Alabanza del triste de furor, El libro de Javier, Cercanías de Adolfo de Ferrari, Balada de fin de siglo (en colaboración), Mas no estorbes la música y La canción de Fidela (Summa poética) todos de poesía. Dos veces Faja de Honor de la SADE, ha recibido también , en España, el Premio Único en Lengua Castellana de la Caja de Ahorro de Galicia y el Premio de Poesía en Lengua Castellana Blas de Otero, el Premio de Literatura de la Provincia de Buenos Aires, el Premio Regional de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura de la Nación, así como distinción en el otorgamiento de los premios nacionales del mismo organismo.Periodista, conferencista, ha desarrollado una intensa actividad como difusora de cultura y en los movimientos feministas. En 1986 se le otorgó el Premio Alicia Moreau de Justo a las cien mujeres más destacadas del país. En 1996, recibe el gran Premio de Honor de Poesía de la Provincia de Buenos Aires. En 1997, la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, la elige como la mujer más destacada en el año de cultura en territorio provincial. En 1998, el Honorable Congreso de la Nación declara de interés cultural y parlamentario su obra completa y le rinde homenaje por su aporte al pensamiento y por su producción literaria en poesía y narrativa. En el año 2001, recibe del Congreso de la Nación la distinción como Mejor Notable Argentina. Le otorgan el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía 2004 . Recibe el Premio ILCH del Instituto Literario y Cultural Hispánico, Westminster, California, por su trayectoria y su valioso aporte a la literatura del mundo hispánico.
___________________________
"LA VIDA EN HAIKUS"

Marta Rotonda

4

Tarde agitada
Huele el panal a polen
de manzanilla.

11
Un nombre escrito en la rama del olmo. ¿Nombre o poema?
12
La enredadera consuma sus amores de muro en muro.
6
Camino y ríodesconocen la orilla. Ya todo es agua.
20
Inundaciones. Descansan las sandalias del caminante.
22
Soledad de hielos. Los témpanos son trozos de mar dormido.

Marta Rotonda. Nacida en Mar del Plata. Radicada en Buenos Aires desde 1961. Egresada de la Facultad de Filosofía y Letras (U.B.A.) como Profesora en letrasCoordinó diversos talleres literarios. Dedicada especialmente a la poesía, ha obtenido numerosos premios y distinciones. Publicó: Versos con aire de familia (Editorial Tres + Uno, (Buenos Aires, 2000), La vida en haikus (Generación dos mil- gente de arte, Buenos Aires, 2005) al que pertenecen los breves poemas seleccionados.

En el IV Encuentro Internacional de Haiku Tozai son seleccionados algunos de sus haikus.


Dossier Rodolfo Alonso

Fijando vértigos poesía
edición especial

Dirección: Cristina Berbari
Colaborador: Pablo Montanaro
Diseño de tapa: Víctor N. P. Berbari
Contratapa: "Dejà vu", poema de Rodolfo Alonso

septiembre 2005
Buenos Aires - Argentina
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Rodolfo Alonso: perfil biográfico

Es una de las voces más reconocidas de la poesía argentina contemporánea. En plena adolescencia, se vio convertido en el miembro más joven de la legendaria revista de vanguardia Poesía Buenos Aires (1950-1960). Allí aparecen sus primeros poemas, escritos a partir de 1952. Desde Salud o nada (1954), sus libros se suceden y le otorgan amplio reconocimiento. El célebre Instituto Di Tella lo incluye en su única selección de Poesía argentina (Editorial del Instituto, Buenos Aires, 1963), junto con Raúl Gustavo Aguirre, Edgar Bayley, Alberto Girri, Julio Llinás, Francisco Madariaga, Enrique Molina, H. A. Murena, Olga Orozco y Aldo Pellegrini. Con el voto de más de 250 especialistas es seleccionado para la importante Antología consultada de la joven poesía argentina (Fabril Editora, Buenos Aires, 1968), de sólo 8 autores, donde empiezan a ser reconocidos Alejandra Pizarnik, María Elena Walsh o Juan Gelman.

Publicó más de 25 libros, la mayoría de poemas pero también de ensayo y narrativa. Se destacó asimismo, desde muy joven, como excelente traductor del francés, italiano y portugués. Suya es la primera versión al castellano de los 4 poetas que hay en Fernando Pessoa: Poemas (Fabril Editora, Buenos Aires, 1961), a la vez primera en América Latina y recientemente reeditada. Entre muchos otros, tradujo a Ungaretti, Marguerite Duras, Pavese, Éluard, Drummond de Andrade, Eugenio Montale, Prévert, Apollinaire, Murilo Mendes, Pasolini, Rosalía de Castro, Manuel Bandeira, Baudelaire, Valéry, Mallarmé, Olavo Bilac.

Fue también muy temprano su reconocimiento en el exterior. A partir de Poèmes (Le Cormier, Bruselas, 1961), antologías de su obra fueron publicadas en Bélgica, Portugal, España, México, Colombia, Francia, Brasil y Venezuela. Un jurado de poetas (Giannuzzi, Madariaga, Salas, Yánover) le adjudicó en 1997, junto a Juan Gelman, el Premio Nacional de Poesía. En 2002 recibió, en Venezuela, la Orden Alejo Zuloaga, máxima distinción de la Universidad de Carabobo. Fue Premio Konex de Poesía 2004. Y en 2005 Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía. La Academia Brasileña de Letras acaba de otorgarle sus Palmas Académicas. Esta distinción es raramente concedida, y se destina exclusivamente a jefes de estado, altas personalidades extranjeras o de gobierno y “hombres de letras de notable merecimiento”: En la oportunidad se distinguió también al antropólogo francés Claude Lévi-Strauss. La ceremonia de entrega se realizará a fin de año, en Brasilia.

En los primeros días del corriente mes, especialmente invitado, el poeta vuelve a representar a nuestro país en la XXIV Bienal Internacional de Poesía, que se realiza en Lieja (Bélgica). En la oportunidad el autor dará lectura a su tesis “¿Para qué sirve hoy la Poesía?”.

Sus libros más recientes: Elle, soudain, bilingüe (L'Harmattan, París, 1999); El arte de callar (Alción, Córdoba, 2003); Antologia pessoal, bilingüe (Thesaurus, Brasilia, 2003); La otra vida, antología (Común Presencia, Bogotá, 2003); A favor del viento, poesía reunida 1952-1956 (Argonauta, Buenos Aires, 2004); Canto hondo, antología (Universidad de Carabobo, Valencia, Venezuela, 2004) Antología Personal (Vinciguerra, Buenos Aires, 2004).Traducciones más recientes: Estrella de la vida entera, de Manuel Bandeira (Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2003); Poemas escogidos, de Giuseppe Ungaretti (Común Presencia, Bogotá, 2003); Mensaje, de Fernando Pessoa (Emecé, Buenos Aires, 2004); Cartas sobre la poesía, de Stéphane Mallarmé (Ediciones del Copista, Córdoba, 2004); Diálogo del Árbol, de Paul Valéry (Ediciones del Copista, Córdoba, 2004); Aforismos y afines, de Fernando Pessoa (Emecé, Buenos Aires, 2005); Poesía escogida, de Olavo Bilac (Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2005); Antología poética, de Fernando Pessoa (Argonauta, Buenos Aires, 2005); Escritos autobiográficos, automáticos y de reflexión personal, de Fernando Pessoa (Emecé, Buenos Aires, 2005).


Visitando a Juan L. Ortiz en su casa de Paraná, hacia 1955. De izquierda a derecha: Francisco Urondo, Juan L. Ortiz, Rodolfo Alonso y Hugo Gola.


Una típica reunión de la revista “Poesía Buenos Aires”, hacia 1956. Rodolfo Alonso, Néstor y Osmar Luis Bondoni, Francisco Urondo, Edgar Bayley, Raúl Gustavo Aguirre. De pie, el escultor Jorge Souza, el diagramador.


PALABRA DE RODOLFO ALONSO
por Pablo Montanaro

(Desde Neuquén especial para Fijando Vértigos)

Conocí a Rodolfo Alonso en julio de 1990, precisamente un viernes 13 (la fecha aparece escrita en la dedicatoria que me hizo de su libro Señora Vida). Este primer encuentro sucedió en una oficina que el poeta ocupaba en la sede del Centro Gallego, en la ciudad de Buenos Aires. Hasta allí había llegado yo con la intención de conversar con él -mejor dicho escucharlo- acerca de la poesía. Fueron pocos minutos, los necesarios para saber de la pasión por el arte que emergía en cada una de las ideas y reflexiones de Alonso.
A ese inicial y breve encuentro, le sucedieron otros, muchos de ellos reflejados en reportajes publicados en revistas culturales. A pedido de Fijando Vértigos he seleccionado algunos pasajes de esas conversaciones, que tienen la característica de ser una fuente de luz para los lectores de la obra de Rodolfo Alonso, o bien para aquellos que se asomen a ella por primera vez.

EL CAMINO DE LA POESÍA

¿Recuerda cuándo y de qué manera se acercó a la poesía?

No hay una fecha precisa, por supuesto. Y a lo mejor todavía continúo acercándome a ella, sin lograr alcanzarla. Estas cosas no se piensan de antemano, se reflexionan después. Porque el primer asombrado fui yo mismo: a eso de los catorce o quince años, sin antecedente alguno que lo justificara, me descubro escribiendo, un día de lluvia, tres líneas ya concisas, concentradas. Y no demasiado tiempo después, como en un sueño, precisamente la noche antes de cumplir diecisiete años, me convierto en el más joven de “Poesía Buenos Aires”. Y allí continúan los asombros: a partir de 1952, y más o menos hasta 1957 o 1958, escribo unos poemas (o más bien unos poemas me escriben), que no menos asombrosamente se convierten en mis primeros libros, y que aún continúan deslumbrándome. Acaso porque todavía me recuerdan (o en gran medida continúo siendo como entonces), aquellos ansiosos, maravillosos años de la última infancia y la primera juventud, en que la poesía se apoderó de mí.

¿Cuáles fueron sus lecturas iniciales y de qué autores se sentía más cerca cuando ingresó a “Poesía Buenos Aires”?

Son días tan vertiginosos, todavía, que todo se me encima. ¿Estos recuerdos son de antes o después de haber tomado contacto con “Poesía Buenos Aires”? En el anaquel de un compañero español, exiliado republicano, descubro la Antología de César Vallejo, de Xavier Abril. Que fue una experiencia reveladora, deslumbrante. De pronto sentí que la poesía era una intensa, humanísima experiencia de vida y de lenguaje. Y, casi simultáneamente, en librerías de viejo, descubro a Roberto Arlt, por entonces prácticamente desconocido. Fue otra fulminante revelación. Con los años, preguntándome a mí mismo cómo se había desencadenado todo esto, he llegado a algunas intuiciones, a algunas aproximaciones. Hijo mayor de inmigrantes gallegos, el primero nacido en Buenos Aires, mi infancia fue bilingüe. ¿Nace de allí el don de lenguas que me convirtió no sólo en poeta sino también en traductor? Buenos Aires era en aquel momento una auténtica Babel, donde se hablaban todas las lenguas del mundo. Pero también está el descubrimiento que tuve que hacer, solo, de la gran ciudad. Al mismo tiempo que mi infancia se entibiaba con los recuerdos, y las canciones, y los mitos, de la infancia campesina de mis padres. ¿Nace de allí esa presencia tan viva en mí de la naturaleza, de los verdes vegetales matizados por la lluvia?

LA POESÍA: EXPERIENCIA DE VIDA Y LENGUAJE

Alguna vez dijo que toda verdadera experiencia poética es una experiencia de vida y lenguaje.

Las palabras son maravillosas, pero incompletas. O aproximativas, como también se me ocurrió decir, en el doble sentido que permiten intentar comunicarnos pero que nunca acaban por hacerlo del todo. Pedro Abelardo, el gran humanista medieval, al intentar defenderse de la Inquisición que terminó condenándolo, recuerda ya un proverbio muy significativo: “Nada hay tan bien dicho que no pueda ser mal interpretado.” De allí a Wittgenstein o a Steiner, por ejemplo, e incluso a Chomsky, la línea de los grandes preocupados por el lenguaje es tan profusa como intensa. Yo mismo, sin armas para ello, pero como dije casi obligado a reflexionar sobre el milagro de haberme descubierto escribiendo poesía, me topé con algunas intuiciones. Por un lado no “usamos” el lenguaje, somos lenguaje. Pero también hay un abismo en el lenguaje. Yo intuyo que, lo que seguimos llamando poesía, no se reduce simplemente a un género literario, sino que tiene que ver con una actitud original, espontánea, creadora, de los primeros hombres, del hombre original. Si hay una carencia en cuanto a la precisión comunicativa del lenguaje humano, lo que llamamos poesía es entonces, acaso, una forma de convertir a esa carencia en cantera. Comunicarnos más a fondo, ser más hombre, más mundo, vivir el lenguaje como experiencia.

Entonces, ¿qué es la poesía para Rodolfo Alonso? No lo sé. O, mejor, no quisiera saberlo.

Nunca supe definirla con palabras, volverla concepto. Me parecería un sacrilegio, y una tontería. La poesía es una experiencia, una praxis, no una idea platónica. Al mismo tiempo, y no sin ruborizarme, siempre tengo presente que Dante Alighieri aludió a ella, en su Divina Comedia, como “la gloria de la lengua”.

¿La poesía está en crisis o lo que está en conflicto es el lenguaje?

Nunca hubo una gran poesía, por culterana, refinada e incluso cortesana que fuera que no estuviese, de algún modo, por oscuros meandros, íntimamente ligada con una lengua viva hablada por una comunidad. Mucho me temo que la evidente crisis, no sólo de circulación sino también de producción, de exigencia, de creación, que hoy parece estar viviendo, no sólo entre nosotros, lo que seguimos llamando poesía, no es simplemente el problema de un género literario sino, mucho peor, acaso consecuencia de la dolorosa, grave pérdida de espontaneidad creadora de lenguaje sufrida por los hombres, sometidos a esa avasalladora marea de mediocridad y masificación producida por la civilización del show, por esta sociedad del espectáculo, como bien la definió hace ya tiempo Guy Débord. Y recordemos, nuevamente, que no usamos el lenguaje, somos lenguaje. Si la crisis de la poesía, como temo, es el síntoma de que algo muy grave está afectando la productividad de lenguaje de la humanidad, no se trata de un utensilio, de un instrumento que podemos sustituir por otro. Cuanto menos lenguaje somos, somos menos mundo, menos hombre. La mala poesía no resultaría, entonces, tan sólo un problema estético.

UNA OBRA PARA DESCUBRIR EL MUNDO

Podríamos definir su obra diciendo que se trata de una mirada que abarca todo lo real para dialogar, cuestionar, revelar y descubrir el mundo. Michel Butor expresó que el poeta es quien da cuenta de las cosas humanas que están en peligro.

Sí, Butor lo dijo muy claramente, a mediados de los sesenta: “El poeta es aquel que tiene conciencia de que la lengua, y con ella todas las cosas humanas, está en peligro.” Al leerlo, me sentí tan iluminado, que puse a esas palabras como cita en mi libro Música concreta (Plus Ultra, 1994). No sé si eso se ajusta a mi obra o no, ni siquiera sé bien si lo que he hecho, o me ha ocurrido, es una “obra”. No soy yo quien debe opinar sobre eso. Sólo puedo decir que me sentiría orgulloso, sí, de haberme mantenido en esa dirección, de haber contribuido en algo a esa inmensa tarea. No mucho más se puede, se debe pedir.

¿Qué lugar ocupa la historia en su obra?

Todavía no consigo diferenciar entre historia personal, con minúscula, e Historia grande, con mayúscula. Ambas historias se entrelazan, para mí, y siempre me pareció que un poema, de amor o de misterio, de encantamiento o de arrobo, se da ineludiblemente en un contexto, que es irremediablemente histórico, personal y colectivo. No es sólo como si fuera un telón de fondo, es una interrelación, algo que nos habla y se habla. Hay momentos en que la Historia también puede ser, es de hecho una metáfora. Y por lo tanto puede resultar a la vez deslumbrante y ambigua. Un poeta muy exigente, Alejandro Nicotra, me lo hizo ver, casi el primero, en correspondencia privada: “Incide en su poesía -me escribió en 1988-, como una luz negra, todo el dolor de nuestra época. Esa conjunción de la historia, la desgracia, y del momento 'intemporal' -valga la paradoja-, edénico, es uno de los caracteres que más seducen en su obra.” Y seis años después, en 1994, reiteraba: “...en su poesía he sentido siempre -mejor dicho, en gran parte de su poesía- una preciosa conjunción estética de historia y eternidad. Quiero expresarle, que su aprehensión del esplendor sagrado, de lo inefable de la vida, está muchas veces aunada a la sugerencia de la circunstancia histórica." Me ha hecho pensar mucho. Es como si él pudiera expresar algo que yo solamente vivía. ¿Servirá de algo recordar que mi infancia se acunó con los relatos heroicos de la guerra civil española, la ejemplar resistencia antifascista del pueblo republicano, esos milicianos que -como para otros los griegos-constituyen acaso mi auténtica mitología? ¿O recordar que mi niñez coincide con la lucha mundial contra el nazismo y concluye, de algún modo, cuando en el cine Novedades, de la calle Florida, donde intercalaban documentales con dibujos animados, mis ojos de niño de nueve o diez años ven, en poco tiempo sucesivo, las primeras imágenes, apocalípticas, de los campos de concentración liberados por los aliados o el hongo leproso de Hiroshima? Ese es el telón de fondo de mis primeros poemas. Y tal vez sigue siéndolo.

Tomando su cita de César Vallejo, “¿y si después de tantas palabras no sobrevive la palabra?”, ¿qué?

Con esas líneas, indelebles, terminé mi ponencia ante las Bienales Internacionales de Poesía, en Lieja, en 1992. Yo creo que es suficiente con plantearse la pregunta. Y planteársela no en un sentido literal, sino poético, es decir metafórico, que es después de todo la forma en que ejercemos el lenguaje los humanos. ¿O acaso alguien habla en estado de diccionario? Esa línea de nuestro padre Vallejo, el indeleble, tiene ya muchas décadas. ¿Qué hacer al respecto? Mantengamos abierta la cuestión. Nada menos.

¿Qué frase elegiría para resumir su obra poética?

¿Qué tal la misma que, hace ya ciertos años, medio en broma y medio en serio, imaginé en un poema como mi epitafio? “No he terminado en mí.”



En una de las charlas mantenidas con Alonso, hizo mención a la Primera Reunión de Arte Contemporáneo, organizada por la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe, en 1957, en la que Raúl Gustavo Aguirre terminó su conferencia citando un poema de Saint-John Perse: “Extranjero, sobre todas las playas de este mundo, sin audiencia ni testigo, lleva a la oreja del Poniente un caracol sin memoria:// Huésped precario en el umbral de nuestras ciudades, tú no franquearás la puerta de los Lloyds, donde tu palabra no tiene curso ni tu oro valor...// 'Yo habitaré mi nombre', fue tu respuesta a los cuestionarios del puerto. Y sobre la mesa del cambista, sólo produces asombro.// Como esas grandes monedas de hierro exhumadas por el rayo”.
“Actualmente esta cita de Saint-John Perse -acotó Alonso- es más útil que nunca. Además de su belleza estética, el poema es una clara crítica al totalitarismo del mercado. Saint-John Perse imaginaba que el hombre tenía dos lámparas de ciego: una era la poesía y la otra la ciencia, que no tiene que ver con la tecnología dominante que hoy tenemos; es la ciencia, imaginaba él, relacionada con el viejo humanismo”.


JUANELE: LA POESÍA ENCARNADA

En aquellos años de “Poesía Buenos Aires”, frecuentaba a Juan L. Ortiz, ¿qué le generaba la actitud de este poeta frente a la poesía?

Ese fue otro de los “regalos” de aquella relación. La amistad con Paco Urondo me trae los viajes a Santa Fe, la nueva amistad con Hugo Gola y un Juan José Saer casi niño pero, sobre todo, los cruces en lanchón a Paraná, sobre el lomo reluciente del gran río, y el contacto con Juan L. Ortiz, que en aquel entonces era prácticamente un desconocido. Él fue para mí, ante todo, la evidencia viva de lo que habíamos estado intuyendo: la poesía como una manera de vivir, encarnada, apartada de los relumbrones de la vida literaria, sin otra pretensión, sin otra devoción que ser fiel a una exigencia raigal, a una “sabiduría de intemperie”. Y no por imposición, incluso moral, sino por propia deriva de su ser más legítimo. Siempre recordaré, entre tantas otras cosas, una de las reveladoras intuiciones que Ortiz me transmitió, prácticamente la primera vez que nos vimos: “El poeta, cuando habla de una cosa, es la cosa.” Evidencia de fondo, entonces, no descripción apenas.
Para todos nosotros Juanele, a quien visitábamos frecuentemente en su casa a orillas del río Paraná, era la poesía encarnada, por su manera de vivir. Consideraba que la poesía tenía que estar fuera de todo eso que se llama “vida literaria”.


EL ARTE DE CALLAR

¿De dónde proviene el título de su libro, “El arte de callar”?

Literalmente, lo descubrí mencionado en un artículo de Claudio Magris en un diario italiano. (Después de haber publicado mi libro, supe que es el título de una obra del abate Dinouart, un francés del siglo XVIII.) Me sentí tan profundamente llamado que lo sustituí al título anterior, que era Canto hondo. Ahora, si me preguntan exactamente a qué creo aludir con eso, no podría explicitarlo con precisión. Creo que en realidad es el tema alrededor del cual hemos estado girando. En este caso, también con la ineludible presencia del silencio, que valoriza con su halo a la palabra. Ese silencio que hoy, en esta sociedad del ruido ensordecedor, se ha vuelto casi subversivo. Sin silencio no se puede pensar, no se puede meditar, no se puede oír lo más profundo de uno mismo, lo que es a la vez individuo y especie. Yno se pueden oír tampoco las voces, la voz de la Naturaleza, de nuestra naturaleza. Sin silencio, intuyo, es imposible que pueda haber gran poesía.

El título encierra una contradicción, sobre todo que su poesía se ha tornado cada vez más explícita.

De eso se trata, tal vez. Precisamente de conmover, incluso de inquietar. Ni lo que parece explícito es solamente explícito, ni las palabras dejan de surgir en un contexto, que no es sólo histórico, sino también verbal, lingüístico. Y, recordemos, que la palabra humana es ineludiblemente ambigua, polisémica. Esos poemas, ese libro, ese título, me hablan, me siguen hablando, incluso a mí. Y todavía no agotan su valor de cambio, como dijo de la prosa el gran Valéry. Lo que parece explícito puede surgir de una irresistible potencia del lenguaje, y no de meros razonamientos.



“POESÍA BUENOS AIRES”: FRATERNIDAD Y EXIGENCIA

Rodolfo Alonso participó de la revista “Poesía Buenos Aires”, aparecida entre 1950 y 1960 (treinta números), que se constituyó en uno de los hechos más singulares de la historia de la poesía argentina de la segunda mitad del siglo XX en lo que respecta a publicaciones literarias. Dirigida por Raúl Gustavo Aguirre, esta revista nucleó también, junto al muy joven Alonso, a poetas como Mario Trejo, Edgar Bayley, Francisco Urondo, Francisco Madariaga, Jorge Carrol, Osmar Bondoni, Nicolás Espiro, entre otros.
“Estas situaciones en que nos sigue colocando la poesía... Produce una sensación de vértigo pensar que se cumplen cincuenta años del número inaugural de una revista que nunca se propuso tener semejante influencia”, es lo primero que dice Rodolfo Alonso al cumplirse medio siglo de la aparición del primer número de la revista “Poesía Buenos Aires”, allá por la primavera de 1950.
En 1951 Alonso tenía 16 años, era alumno del Colegio Nacional de Buenos Aires y un entusiasta lector de la poesía de Pablo Neruda, César Vallejo y Federico García Lorca y ya había empezado a despuntar el vicio de escribir poemas.
Una tarde de primavera ingresa a la librería Viau, en la calle Florida, con la intención de espiar algunos libros pero le llama la atención la tapa del número cinco de “Poesía Buenos Aires”. “Fue un amor a primera vista, me sentí identificado con el espíritu de la revista”, recuerda. Venciendo su timidez, les envía una carta cuya respuesta no se hace esperar. Lo citan en el Palacio do Café, ubicado en la avenida Corrientes al 700, justo al lado de la casa de Raúl Gustavo Aguirre, su director.
El frío de la noche del 3 de octubre de 1951, justo un día antes de su cumpleaños diecisiete, no amedrentó al joven poeta para llegarse hasta el mencionado café y conocer a los que hacían esa revista que tanto le había impactado. Allí estaban, alrededor de Aguirre, Nicolás Espiro, Daniel Saidón y Wolf Roitman.
Alonso disfrazó su timidez contando que pertenecía a un grupo de muchachos amantes de la poesía, que en realidad no existían, y cuando le preguntaron si había traído sus poemas sacó del bolsillo del sobretodo un enorme rollo que desplegó sobre la mesa.
En ese momento Alonso comenzó a sentir una sensación muy particular: “al mismo tiempo que me aceptaban con total libertad y sin preguntarme nada, sentía una enorme exigencia”. De esa noche recuerda precisamente el preciso comentario que le hiciera Nicolás Espiro sobre sus poemas. “Me dijo con mucha claridad que en mis poemas había algunas palabras que estaban muy manoseadas, que ya poseían una historia y que no se podían usar sin tomar conciencia”. “Al mismo tiempo que nos tratábamos como iguales -agrega-, lo hacíamos con mucha exigencia. Algo que se podría definir como un exigencia fraternal".


¿Qué le aportó “Poesía Buenos Aires” en lo estético y en lo vivencial?

Fraternidad y exigencia. Uno podía ser admitido con los brazos abiertos, pero la poesía era una cosa seria. Y el contacto directo, vivísimo, casi cotidiano, con gente por lo general entregada a la poesía “como una manera de vivir” (Tristan Tzara), sin solemnidad alguna, sin grandilocuencia, con un indomable sentido del humor, pero también con una necesidad de la excelencia más auténtica. A través de ellos, junto con ellos, entro de lleno en la gran poesía del mundo. Pero a la cual íbamos descubriendo todos juntos. Como experiencia, insisto. Si ellos me mostraron las grandes vanguardias, los grandes franceses, yo pude acercarles a Macedonio Fernández (descubierto también en librerías de viejo, otro desconocido para la época), y a los grandes modernistas brasileños.

¿Podríamos afirmar que “Poesía Buenos Aires” nucleó a la vanguardia de los '50 y por eso se la suele ubicar como “movimiento”?

Creo que deberíamos situar a “Poesía Buenos Aires” dentro de un contexto histórico y social en relación a la década en que se editó. La década del '50 es muy significativa en la vida social y política del país, partida al medio por la Revolución Libertadora, cuya primera mitad presenta el apogeo del gobierno peronista y su posterior decadencia. Después de 1955 se inicia un gran cambio cultural con la puesta en marcha de la Reforma Universitaria y aparece la figura de José Luis Romero. En 1958 se postula Arturo Frondizi para la presidencia del país, contando con el apoyo de la mayoría de la intelectualidad argentina. Frondizi aparecía como un hombre de izquierda y con una posición antimperialista muy firme. Ahora conocemos la historia de Frondizi... La década concluye con la Revolución Cubana en 1959.
En cuanto al contexto estético... La primera gran vanguardia argentina es el martinfierrismo, a mediados de los años '20, con Oliverio Girondo, Xul Solar, Macedonio Fernández, Jacobo Fijman, a quienes considero sus figuras más importantes. La segunda vanguardia comienza a mediados de los años '40 y se manifiesta en las artes plásticas a través de los pintores concretos y en la poesía con el movimiento invencionista, el primero encabezado por ese gran intelectual que es el entonces artista plástico Tomás Maldonado, y el segundo por su hermano, el poeta Edgar Bayley, un teórico de primera. De este movimiento invencionista proviene el linaje de “Poesía Buenos Aires”, que arranca desde posiciones de extrema vanguardia.
El contexto cultural que había en esos años no es el que existe en la actualidad. Existía la gran Guerra Fría, no sólo en lo político sino también a nivel ideológico y cultural; con tendencias y movimientos apasionados y comprometidos con lineas estéticas, sociales, culturales y políticas. A esto se le sumaba un oficialismo del gobierno, y un oficialismo del poder intelectual ligado a ciertos sectores.
Creo que durante la década del '50 se manifiestan dos movimientos de vanguardia en poesía: por un lado, “Poesía Buenos Aires” que aunque viene del invencionismo se va alejando a lo largo de su proceso de todo dogmatismo, sin perder las exigencias y, por otro, el movimiento surrealista encabezado por Aldo Pellegrini.

La revista se convirtió en un espacio de reflexión acerca del quehacer poético a través de la publicación de ensayos y fundamentaciones teóricas.

Exactamente. Se le dio muchísima importancia a lo teórico porque los grandes movimientos de vanguardia siempre han contado con manifiestos y teorizaciones. Había una tradición, no de manifiestos sino del análisis, y esto se lo retoma aún sabiendo que nunca se puede llegar a definir totalmente la poesía. Edgar Bayley sostenía (con razón) que no se puede llegar a la poesía exclusivamente por vía de análisis.


¿Una anécdota que recuerde muy especialmente?

Hay tantas... Las dos funciones que hicimos en 1952 de una obra de teatro de Edgar Bayley llamada “Burla de primavera”, que dirigía Paco Urondo. Algunos de nosotros éramos los actores. A mí me tocó hacer de Capitán Tancredo. También recuerdo que Rubén Vela le estaba sirviendo vino a Oliverio Girondo y le pregunta: “¿Toma, Oliverio?, “Sí mi amigo y a veces demasiado”, le respondió.

¿Qué le dejó a usted como persona y como poeta haber sido partícipe del grupo “Poesía Buenos Aires”?

Yo no sería el que soy si no hubiera conocido a este grupo. Esa experiencia estuvo tan ligada a mi adolescencia en lo más profundo, en lo afectivo y en lo intelectual, que es casi inimaginable desprenderse. No sólo me hizo la participación en la revista sino también esa convivencia en un clima de fraternidad, alto sentido del humor y de la autocrítica. Me permitió saber que lo estético está unido a lo ético y que la poesía es “una manera de vivir”, como bien dijo Tristan Tzara. Entendí que a la poesía no se la proclama sino que se la practica; y que no es una entelequia sino una experiencia. Espero que sigamos siendo los mismos, y que todavía no seamos historia.

ALONSO TRADUCTOR

La experiencia con el lenguaje es justamente la tarea del traductor.

En mi caso particular, es casi simultánea. No mucho después de descubrirme, yo mismo sorprendido, con un don de lengua para la poesía, me descubrí también, ya curado de asombro, con un don de lenguas para la traducción. Si al portugués accedo probablemente desde el gallego de mi infancia, que son en sus comienzos la misma lengua, y al francés por un excelente profesor del Colegio Nacional de Buenos Aires, mi italiano, que nunca estudié y desdichadamente no cuento en mi linaje, sólo puede deberse, intuyo, al aire mismo de la Buenos Aires de mi infancia y de mi adolescencia. Tuve además la suerte de tener inimaginables comienzos. Con Hugo Gola, en Santa Fe, seleccionamos y traducimos ya los ensayos de Cesare Pavese: El oficio de poeta (Nueva Visión, 1957), de quien en 1961 la editorial Lautaro me encomienda sus poemas completos. Y ese mismo año aparece mi primera traducción de los cuatro heterónimos de Fernando Pessoa en castellano: Poemas (Fabril Editora, 1961), que era también la primera en América Latina y que Aldo Pellegrini me hizo el honor de pedirme para su memorable colección Los Poetas. En la cual al año siguiente incluye también mi versión de Poemas escogidos, de Giuseppe Ungaretti (Fabril Editora, 1962), que precisamente, como ya hizo magníficamente con la de Pessoa, está por reeditar Mario Pellegrini, su hijo, en la editorial Argonauta.

Sigue sosteniendo que la traducción es como una utopía irrealizable; entonces ¿por qué seguir traduciendo?

Eso tiene que ver con aquella ambigüedad, con aquella polisemia casi congénita del lenguaje humano, y de la cual la poesía es a la vez víctima y esplendor. Ya en el sintomático capítulo sexto del Quijote, el gran Cervantes afirma lúcidamente que “lo mesmo harán todos aquellos que los libros de verso quisieren volver en otra lengua: que, por mucho cuidado que pongan y habilidad que muestren, jamás llegarán al punto que ellos tienen en su propio nacimiento.” La gran poesía, un poema realmente logrado, para serlo se han constituido en un ser vivo, autónomo, de lenguaje. Intentar darle vida en otra lengua, es una auténtica utopía, de por sí inalcanzable totalmente. Pero, al mismo tiempo, está en nosotros esa necesidad, esa sed de intentarlo. No es más que otra de las enseñanzas de Sísifo, siempre humano, demasiado humano.

Nota: Los fragmentos publicados pertenecen a entrevistas realizadas por el periodista Pablo Montanaro al escritor Rodolfo Alonso, incluidas en las revistas “Lea” (número 12, abril de 2001) y “Generación Abierta a la Cultura” (número 40, septiembre de 2004), y de charlas mantenidas en septiembre y noviembre de 2000.

Pablo Montanaro nació en la ciudad de Buenos Aires en julio de 1964. Desde mediados de 2004 reside en la ciudad de Neuquén. Es periodista y escritor. Ha publicado los siguientes libros de ensayos: Roberto Arlt, el arte de inventar (2005) y Cortázar de la experiencia histórica a la revolución (1998); biografías: Francisco Urondo: la palabra en acción -biografía de un poeta y militante- (2003). Además es autor de varios libros de poemas. Ejerce el periodismo cultural con artículos y entrevistas.

La poeta Rosa María Sobrón entrega a Rodolfo Alonso el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía (2005)


Dèja vu

Una mujer se desnuda en mi memoria
mientras afuera resplandece la ciudad
o lluve y hace frío

Una mujer lava su pelo negro con el agua de mi infancia
una distancia va formándose

Su piel es lenta y fresca como la mañana que acaricia
su voz se hace lejana

Una mujer me alcanza
el primer seno descubierto
el primer seno acariciado

Mientras adentro resplandece la memoria
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