sábado, 24 de octubre de 2009

Fijando vértigos 11



EL ANIMAL

Ayer vi a un animal
En lo inmundo del patio
Buscando comida entre residuos.

Cuando encontraba algo
No lo examinaba ni lo olía:
Lo engullía vorazmente.

El animal no era un perro,
No era un gato,
No era una rata.

El animal, mi Dios, era un hombre.

Río, 27 de diciembre de 1947


Manuel Bandeira
(traducción de Rodolfo Alonso)


Manuel Bandeira (1886-1968) nació en Recife. Fue uno de los más célebres y difundidos poetas del Brasil. Publicó: A cinza das horas, Carnaval (1919). A partir de Ritmo disoluto (1924) pero sobre todo con Libertinaje (1930) los presupuestos básicos del modernismo brasileño se hacen plenamente evidentes en su obra. Otros libros suyos fueron: Estrella de la mañana, Lira de los cincuenta años, Bello, bello, Opus 10, Estrella de la tarde, Kermese del compadre. Todos fueron compilados en Estrella de la vida entera (1966).
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Algunos rostros apilados
en un galpón olvidado en la memoria
se miran entre sí o al infinito,
a la hembra luz o al hombre trigo;
respiran el fin de su día sin estrellas
en la cabellera fugaz del arco iris
pintado a las espaldas de la tarde
rostros penumbra heridos en distancia
continente colgado de los sueños
américa de bocas siempre abiertas
lenguaje callado
de colores intensos y profundos
animal aluvional en larga marcha
el río arrastra un terciopelo de cenizas
las visiones pueblan su estela de naufragios
crece la luna rota y trae con ella
una cosecha fértil de mareas
la tierra se hace fragua
de rostros sufridos y gigantes
el barro vuelve
en nuevas plantas, nuevas flores
cada gota de sangre
regada en su nombre.


Néstor Ventaja


Nació en Buenos Aires en 1958. Dirige, junto a Eduardo Méndez las hojas de poesía “El Versófilo”.
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EMILY DICKINSON (1830 - 1886) Homenaje

Selección: Cristina Berbari
Colabora en la tarea de investigación
en Internet: Lorena María Ruiz Costa


49

Nunca tanto perdí sino dos veces,
Y fue sobre la hierba.
Dos veces me he plantado cual mendigo
¡De Dios ante la puerta!

Al descender los Ángeles dos veces
Repararon mi hacienda -
¡Ladrón! Banquero - ¡Padre!
¡Soy pobre una vez más!

(Versión de: Margarita Ardanaz)


49

I never lost as much but twice,
And that was in the sod.
Twice have I stood a beggar
Before the door of God!

Angels - twice descending
Reimbursed my store -
Burglar! Banker - Father!
I am poor once more!
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813

Este callado Polvo fue Damas y Caballeros
Muchachos y Muchachas -
Fue risa y habilidad y fue Suspiros
Y Vestidos y Bucles.

Este Lugar Pasivo, ágil mansión del Verano
Con Flores y Abejas
Vive un Ciclo Oriental;
Luego cesa, como éstas -

(Versión de Cristina Berbari)
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Morí por la belleza...

Morí por la belleza, pero a poco
de quedarme en la tumba,
uno que murió por la verdad yacía
en un cuarto contiguo.

Me preguntó en voz baja por qué me consumí
-Por la belleza- contesté,
-Y yo por la verdad, las dos son una:
somos hermanos -dijo.

Y así, como parientes que se encuentran una noche,
hablamos de un cuarto al otro,
hasta que el musgo alcanzó nuestros labios
y cubrió nuestros nombres.

(Versión de Raúl Gustavo Aguirre)
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Átame

Átame,
y podré seguir hablando aunque
destruyas la voz que tan
verdadera suena en mí;
mátame,
y volará feliz mi alma al paraíso,
todavía tuya.

1005 / 1005

Pequeños poetas

Hoy estoy sola, sin mis pájaros, porque llueve mucho
y los pequeños poetas no tienen paraguas.

(Versiones de Nuria Amat)
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441

Esta es mi carta al Mundo
Que nunca me escribió -
Las noticias sencillas que la Naturaleza -
Con delicada Majestad me dio

Su Recado está en Manos
Que yo no puedo ver -
Por el amor de Ella - mis Amables - paisanos-
Juzgadme con ternura.

(Versión de Margarita Ardanaz)
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Noche loca

¡Noche loca!, ¡noche loca!,
si estuviera contigo,
noche loca de lujuria
sería nuestro encuentro.

Inútil el viento
para un corazón en puerto:
¡fuera la brújula!,
¡abajo el mapa!

Solos tú y yo remando en el paraíso,
y también el mar.
¡Ah, si pudiera esta noche
anclar en ti!

249 / 269 (Versión libre de Nuria Amat)
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Presentimiento es esa sombra larga en el césped
que indica que los soles se hunden;
presentimiento es el aviso a la hierba asustada
de que la noche está por llegar...

(Versión de Luis Gregorich)
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Alegría de verse

A él la voz se le volvió postiza,
le temblaban a ella las palabras,
caducas han de ser las noticias del
amor
si acartonan los labios de los
amantes dichosos.
¿Será dulzura o sufrimiento?,
¿o terror?,
lo que oculta este tímido encuentro.

1476 / 1508 (Versión de Nuria Amat)
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Mi vida se cerró dos veces antes de cerrarse;
aún queda por ver
si la Inmortalidad revela
un tercer suceso.

Tan inmenso, tan imposible de concebir,
como aquellos que ocurrieron dos veces.
Partir es todo lo que sabemos del cielo,
y todo lo que necesitamos del infirno.

(versión de Raúl Gustavo Aguirre)
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15 de abril de 1862
Señor Higginson:
¿Está usted demasiado ocupado para decirme si mi verso está vivo?
La Mente está tan cerca de sí misma - que no ve claramente - y no tengo a nadie a quien preguntar.
Si usted pensara que respira - y si tuviera tiempo de decírmelo, le quedaría muy agradecida -
Si cometo un error - que usted se atreviera a decirme - me sentiría muy honrada - hacia usted -
Le adjunto mi nombre - pidiéndole, por favor - Señor - que me diga la verdad.
No es necesario pedirle - que no me traicione - pues el Honor es su propia prenda.

25 de abril de 1862
Tengo un terror - desde septiembre - que no podría decírselo a nadie - y por eso canto, como hace el Niño al pie del Cementerio - porque tengo miedo...

E - Dickinson

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Mount Holyoke Seminary
donde Emily estudió
durante 7 meses
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Carta de Thomas Higginson a su esposa

16 de agosto de 1870 (escrita a las diez de la noche después de su entrevista con Emily)

.. Una gran casa de un jurista del condado, de ladrillo marrón, con árboles enormes y un jardín; le dejé mi tarjeta. Un recibidor oscuro, frío y un tanto estirado; unos cuantos libros y grabados, y un piano abierto...
Un paso alegre y corto como el de un niño hizo su entrada, y se deslizó una mujer pequeña y poco atractiva, con dos mechones lisos de pelo rojizo y una cara sin ningún rasgo bonito, con un vestido muy sencillo y exquisitamente limpio, de piqué blanco, y un chal de estambre azul. Se dirigió a mí con dos lirios recién cortados que puso en mi mano como lo haría un niño y dijo: “Éstos son mi presentación” con una suave , asustada y entrecortada voz infantil; y añadió sin aliento: “Perdóneme por estar sobresaltada, nunca veo a extraños y apenas sé lo que digo”; pero en seguida empezó a hablar, y a partir de ahí lo hizo continuamente -y de forma respetuosa- a veces parándose para pedirme que hablase yo en lugar de ella, pero recomenzando en seguida y diciendo muchas cosas que tú habrías considerado necias y yo sabias...
“Las mujeres hablan, los hombres se callan; ésa es la razón por la que me dan pavor las mujeres.”
“Cómo vive la meyor parte de la gente sin pensamientos... Cómo viven. Cómo sacan fuerza para vestirse por las mañanas.”
“La verdad es algo tan infrecuente que es preciso decirlo.”
“El éxtasis lo encuentro en el vivir, la mera sensación de estar viviendo es suficiente gozo.”
“Nunca tuve una madre. Supongo que una madre es alguien a quien acudes cuando estás preocupada.”
“¿Es olvido o ensimismamiento cuando las cosas se van de la memoria?”
Al marcharme me dijo: “La gratitud es el único secreto que no puede revelarse por sí mismo”.
Cuando yo dije que volvería alguna vez, ella dijo: “Diga dentro de mucho tiempo, eso lo hará más corto. Alguna vez no es nada”.
Nunca estuve con nadie que me agotara tanto el sistema nervioso. Sin tocarla, ella me arrastraba. Doy gracias por no vivir cerca de ella.

(Traducción de Margarita Ardanaz)
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Comentario sobre Emily Dickinson

“Una reclusa semicultivada, soñadora y excéntrica, en un pueblo perdido de Nueva Inglaterra - o en cualquier otro sitio - no puede impunemente desafiar las leyes de la gravedad y de la gramática... como única vecindad tendrá el olvido.”
Thomas Bailey Aldrich, crítico del Atlantic Monthly, 1892
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Un examen del uso del idioma en Emily Dickinson y de algunos otros aspectos de su técnica del verso que provocaron las objeciones de los críticos, no nos llevan a la conclusión de que sus poemas fuesen impecables. A menudo éstos eran sorprendentemente toscos y desaliñados. Pero este hecho indica que desde el comienzo sus objetivos poéticos no estaban comprometidos con un trivial interés por los elementos externos. Emily expresaba lo que debía decir, de ser necesario, aun a costa de la gramática, la métrica o la rima, y si sus poemas vivían, ello se debía a su pura vitalidad interior. Su empeño por dar significación a sus obras poéticas la llevó a rarezas de dicción y de sintaxis. Sus pensamientos forcejeaban por trasponer los límites de la rima, pues de lo contrario ésta los hubiera sometido a ellos. Pero en modo alguno se trataba de una innovación consciente que buscase la novedad por la novedad misma. En la poesía, tanto como en la vida, los triunfos característicos de Emily Dickinson consistieron en amoldarse a las normas, más que en quebrantarlas.

George Frisbie Whicher
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Homenaje de los poetas

POEMA PARA EMILY DICKINSON

Del otro lado de la noche
la espera su nombre,
su subrepticio anhelo de vivir,
¡del otro lado de la noche!

Algo llora en el aire,
los sonidos diseñan el alba.

Ella piensa en la eternidad.

Alejandra Pizarnik
De La última inocencia
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No hay, que yo sepa, una vida más apasionada y más solitaria que la de esa mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo y temerlo. En su recluida aldea de Amherst buscó la reclusión de su casa y, en su casa, la reclusión del color blanco y la de no dejarse ver por los pocos amigos que recibía.
Publicar no era, para ella, parte esencial del destino de un escritor; después de su muerte, que acaeció en 1886, encontraron en sus cajones más de mil piezas manuscritas, casi todas muy breves y extrañamente intensas. Además de la escritura fugaz de cosas inmortales, profesó el hábito de la lenta lectura y la reflexión. Emerson y Ruskin y Sir Thomas Browne le enseñaron mucho, pero sólo a ella le fue dado escribir
Parting is all we know of Heaven / and all we need of Hell
o
This quiet dust was gentlemen and ladies
cuya idea es común y cuya forma es incomparable (curiosamente se abismaba, como Hugo, en la Revelación de San Juan, el Teólogo).

Jorge Luis Borges
(prólogo a Poemas Emily Dickinson, Tusquets Editores, 1988)
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Amhest Academy (Massachusetts)
Centro de enseñanza media
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E. D.

¿Lo has entendido, Emily, desde el bosque nevado,
desde tu casa sola?

¿Has entendido que cuando hablo de ti
nieva también en mis palabras?


Elizabeth Azcona Cranwell
De El reino intermitente
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Admiro a los grandes enclaustrados, comenzando por Emily Dickinson, quien, no habiendo dicho nada, dijo todo sobre la vida del poeta y de la poesía. Su lección es inagotable.

Milton de Lima Sousa (en una carta del 10 de agosto de 1981 al poeta Rodolfo Alonso)
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CITA CON PÁJAROS

Tengo un pájaro en primavera
para mí sola canta.
Emily Dickinson

Como Emily mi cita es con un pájaro.
Ave nocturna que como ella espero.
El suyo vuelve y canta en primavera
el mío, sin estación, canta y se va.
Nadie conoce el sino de su voz.
Nadie pregunta.
Yo cumplo mi destino, acogerlo,
perderlo, atesorar su melodía.

Cuando estalla la luz, el canto huye.
En los diurnos rituales me demoro.
Entrego mi tributo a los poderes
y si el dolor y la impotencia graban
con su buril de tiempo mi crepúsculo
busco alimento en las vertientes claras
y bebo hechizos en secretas fuentes.

La noche llega y en su triple abismo
crecen fantasmas, ansiedades, dudas.
Entonces, antes que el corazón desconfiado
mire en espejo a la melancolía
desde un árbol distante
a encontrarse conmigo, el pájaro regresa.

Feliz mi mano le abre la ventana
y con su canto llega el murmullo del mar
los ecos y los ritmos del espacio.
Mis muros habitados de vuelos y de trinos.
Se ha cumplido la cita.
Como Emily, he cobijado al pájaro.
Pájaro fascinante.
Cada mañana a ser libre, parte
y cada noche a ser preso, vuelve.

Yolí Fidanza
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“Un poeta es un ser en gracia que da destellos y permanece lleno de su secreto, que nace, vive, muere y permanece como un tesoro del que regalará joyas menores, que lleva su reserva mayor a la nada para enriquecerla, esto es, un poeta es un enriquecedor, un abolidor verdadero de la nada... Emily Dickinson, fue eso, una mujer en gracia, que se llevó el secreto del mundo a la eternidad, por si estaba vacía... El dinamismo de semilla magnética de E. D., informa buena parte de la poesía americana más moderna, a partir de 1916... Su poesía es como la de una esencia o un color muy concentrados, que pueden teñir o perfumar hasta lo infinito...”

Juan Ramón Jiménez (De Alerta)
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(...) la incomprendida de Amherst. Mujer secreta y excéntrica, seria e irónica, distante y apasionada. Poeta oculta que estuvo recluida por voluntad propia en una vida familiar, en la que no era infeliz pero en la que al mismo tiempo tampoco se sintió bien en casa. Se había rebelado contra su padre, abogado y político, contra las normas puritanas de la época (1830) , contra la religión y contra su medio social. Creía en la amistad, creía en el amor y alimentaba ambas cosas con su escritura espléndida. Sus poemas expresan el caos y el genio de su vida interior, una vida entre sentimental y mística, repleta de amores imposibles y amistades íntimas, especialmente con su cuñada Susan. La gran hermana. Su gran amiga. Casada luego con el hermano de Emily. Su vecina, además. Se escriben a diario. Nada ocurre en la vida de ambas sin que sientan la profunda necesidad de comunicárselo por escrito. Un lujo de amistad.
A sus cuatro grandes amores imposibles les construirá una catedral de versos. Dos de ellos están casados y un tercero es pastor de una iglesia protestante. Y la Dickinson está dispuesta a amarlos en sus cartas y poemas con mayor fogosidad que si hubiera hecho el amor con ellosLa poeta prefiere soñar el amor antes que arriesgarse a vivirlo. Busca del amor su inteligencia. Nada menos.

Nuria Amat
(De Amor infiel - Emily Dickinson)
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Life is but life, and death but death!
Emily Dickinson


Hoy llueve
y no quiero hablar de ella.
Ni destejer con palabras corrientes
su intrincado mundo,
allí donde lo imposible
genera lo imposible.
Hoy llueve y puedo entender
por qué una muchacha
ha devuelto sus dones
y aletarga sus células con versos.
Obsesión de finitud
y de impotencia...
Hoy llueve y puedo compartir
sus paisajes sin tiempo,
su mirar apretado
“La vida no es sino la vida,
y la muerte sino la muerte”...
En días como éste
con vacuidad de pájaros
suele borrarse el calco interno
de los ciclos
irremediablemente.

Marta Rotonda
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Te sepultamos en el más sentido de los silencios; algunos arrojaron azucenas sobre la tierra removida, y después, tomada del brazo de Maggie y de Austin, volví a casa. Cuando abrí la puerta lo primero que vi fue la escalera principal vacía, esa escalera que hacía tanto tiempo que no usabas por la enfermedad, y me pareció casi natural entrar a casa y no verte. Por qué habría de verte si ya nunca andabas por el sector “de los extraños”, como solías llamar al recibidor. Pero al ir hacia el comedor vi la otra escalera, la del pasaje noroeste, ese corredor secreto, umbilical, que unía tu mundo al nuestro y que era apenas una suma discreta de peldaños. Tu presencia invisible la había iluminado siempre, y más tarde, cuando ya no pudiste transitarla, encomendaste a Maggie mantener igualmente las dos lámparas de querosén encendidas, al menos durante el día.
Sin embargo esta vez, cuando pasé rumbo al comedor, estaba a oscuras.
Tan negra como mi disfraz de cuervo.
Tú ya no estabas ahí: ni la luz de tu presencia invisible, ni la de tus lámparas, ni la de tus velas huyendo de alguna visita intempestiva camino a tu cuarto, o a los escalones más altos que te garantizaban un refugio a prueba de pertinaces. No, tú ya no estabas ahí ni Maggie había recordado el encargo. Era nada más que una escalera desierta, un recoveco inútil pensado para una familia que ya había dejado de existir hacía mucho tiempo.
Recién entonces descubrí la soledad de la muerte, que no es sino la soledad que nos queda a los vivos, lo único que había quedado para mí.

Paola Kaufmann (De “La hermana” , novela )
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EMILY DICKINSON

A esta morigerada y flaca
dama victoriana,
siempre de blanco hasta los pies vestida,
que con severo continente
y algún desdén
asiste impasible al mundo,
escribiendo hojas volanderas,
y que, al poco circunspecto decir
de sus biógrafos,
no conoció varón,
ni salió apenas del confín de su pueblo,
aunque mostró en hechos -eso sí-
desaforada afición a las abejas,
quizás deba las horas
más dichosas de mi vida.

Francisco Pérez de los Cobos Orihuel
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Bibliografía sobre Emily Dickinson

Selected Poems & Letters of Emily Dickinson by Robert N. Linscott (Archor Books, Doubleday- New York, 1959)
Emily Dickinson su vida y su poesía- George Frisbie Whicher (Editorial Hobbs-Sudamericana, Buenos Aires, 1972)
Emily Dickinson- Poemas- Silvina Ocampo- Prólogo de J.L.Borges (Tusquets Editores, Buenos Aires, 1988)
Enilly Dickinson- Cartas Poéticas e íntimas (1859- 1886) Margarita Ardanaz (Grijalbo Mondadori, Barcelona, 1996)
Emily Dickinson- Poemas- Margarita Ardanaz Edición bilingue (Cátedra, Madrid, 2002)
La hermana (novela) Paola Kaufmann (Sudamericana, Buenos Aires, 2003)
Amor infiel - Emily Dickinson- Nuria Amat (Losada, Madrid, 2004)
El movimiento Poesía Buenos Aires - Selección de Raúl Gustavo Aguirre.(Editorial Fraterna, Buenos Aires, 1979)
Antología de la Poesía Universal (Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1978)
El ojo crítico- Edición de Constantino Bertolo (Sinedic, Barcelona, 1990)
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¿Qué es la poesía?

Selección: Cristina Berbari


Si leo un libro [y] hace que mi cuerpo entero se sienta tan frío que no hay fuego que lo pueda calentar, sé que eso es poesía. Si físicamente me siento como si me levantasen la tapa de los sesos, sé que eso es poesía. Ésta es la única manera que tengo de saberlo. ¿Hay alguna otra? (Emily Dickinson)

[La poesía] no es la expresión de la personalidad, sino una evasión de la personalidad. (T. S. Eliot)

La poesía siempre es una pregunta, un intento obstinado de comprender el mundo... Veo en la poesía un lugar de encuentro, de confluencia, de reunión. (Paulina Vinderman)

... el instrumento que me permite tomarme el pulso. (Gunther Grass)

La Poesía es ahora la cordialidad permanente de la inteligencia y el soporte más grande de las únicas y verdaderas acciones humanas. (Jorge Enrique Móbili)

... una penitencia insuficiente. (Georg Trakl)

La poesía es una síntesis de jacintos y bizcochos. (Carl Sandburg)

Una tentativa de esclarecimiento de la vida...momentánea resistencia contra la confusión. (Robert Frost)

Yo pienso que es un Viento encendido y genésico que da vueltas sin cesar por la gran comba del Universo.../ Algo tan objetivo, tan material y tan necesario... como la Luz... Tal vez sea la Luz.../ ¡La Luz! / La Luz en una dimensión que nosotros no conoccmos todavía. (León Felipe)
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Recordando al poeta
Alfredo Veiravé (1928 - 1991)
De Radar en la tormenta, 1985
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Alberto Claudio Blasetti

BAR EL SPORTMAN

Prólogo

El verdadero tema de esta obra está detrás de la obra. Tuve que terminar de escribirla para darme cuenta de que mis preocupaciones eran la ubicuidad y la promiscuidad.
La ubicuidad o relación esencial entre el amor y el espacio. Por ejemplo: cuando uno de los enamorados lleva en la mente al otro y éste, entonces, está en dos lugares al mismo tiempo. Tema que puede repetirse hasta el infinito si se piensan objetos o si se ofrecen las seducciones del nominalismo a una multitud.
Y la libertad, o capacidad de penetración, de alojamiento, que tiene la mente en el seno de la materia. Como se sabe, en la materia predomina lo vacío sobre lo lleno. Esos aparentes vacíos están transidos de libertad en forma de efluvios o estelas que deja el pensamiento. Porque lo que importa es que en el interior de la materia hay psiquismo, capacidad de elección que permite que un átomo se desvíe de su órbita y se acerque a otro. Es el dimanen: desviación o inclinación que termina en enlace bárbaro u origen de cada mundo, pese a lo increado del universo que siempre existió y siempre existirá, salvo los episodios de las transformaciones.
Los personajes se adelantaron y tomaron estas ideas cuando yo no las había hecho conscientes todavía. Y las proyectaron al espacio enriquecido que es un escenario ...

(. . .)
SONIA: (Levemente sombría...) Los lobos dejan rastros. Aunque se vayan al alba y el perro vigía baje de la empalizada porque ha pasado el peligro. Por lo menos hasta la noche, que llega pronto porque el día es corto. Y de día, se ven las huellas en la nieve.

LA SONÁMBULA: Siempre se ven las huellas. Yo las veo en la costa. Las de Berenice que sigue buscando el Hudson gris que era de su padre; las de Lawson, que se casó en estado de ebriedad y ahora tiene remordimientos; las de los neumáticos del auto de Lunessi, persiguiendo a Lawson porque lo supone contrabandista; hasta El Remero de los Ojos Azules deja huellas en la arena...

SONIA: Por qué decís “hasta”.

LA SONÁMBULA: Vos sabés que está muerto...
(Largo silencio)
(Se enciende el escenario de la derecha.)

ROQUE: ¡Muerto!... Totalmente muerto me sentí cuando sospeché aquello. Pobrecita, no diré que mi novia fuera Beatriz Cenci. Pero sobrellevaba el drama de los Cenci. Por eso en los momentos en que me acercaba a ella la sentía rara, como si le molestaran mis caricias. Si yo hubiese tenido valor, entonces, el valor que tengo ahora, ¡debí haber matado al que iba a ser mi suegro!

LUCIANO: (En cuya voz hay grietas de inseguridad.) Y qué hizo?

ROQUE: Me dediqué a vestirme con elegancia para compensar mi inferioridad. (Pausa.) ¡Todo se me hizo claro y comprendí por qué la tía se había vuelto loca! ¡Y por qué rezaba todo el día! ¡La locura y la oración eran sus únicos refugios! Una noche la crucé mientras avanzaba con la palmatoria por la galería. Oí que murmuraba: “La locura es una casa blanca”. Blanca...
(Se apaga el escenario de la derecha y se enciende el de la izquierda.)

LA SONÁMBULA: La canoa de El Remero de los Ojos Azules era blanca. Una noche me llevó a la isla. A la isla Paulino, que está cerca. Cruzamos la calle Nueva York y bajamos al muelle de madera. Él remaba con una pericia que me hacía dichosa. Sentía el olor de los álamos blancos y adivinaba a los castores construyendo sus subterráneos. Es un olor en el que predomina el complemento de lo nocturno. Alguien cantaba, a lo lejos, y había luces de faroles hamacados por la brisa. Miles de mariposas habanas giraban alrededor de la luz. Y los tucos le colgaban esmeraldas a la noche. Pero no era eso lo más importante...

SONIA: ¿Qué era lo más importante?

LA SONÁMBULA: Que cuando una vivía al lado de un hombre como él, el paisaje se transformaba.

SONIA: Esa es la presencia del amor, que transforma el contorno. Lo hace liviano. Volátil...

LA SONÁMBULA: Y yo me sentía también liviana. Como si flotara. Y era tan dichosa que tenía la sensación de que no me iba a morir nunca. ¡Todo resultaba fácil! ¡Y esos perfumes que salían en vahos del corazón húmedo de la isla! ¿Has sentido alguna vez el aroma incitador de la tierra?

SONIA: Una vez, debajo de un abeto... Pero no quiero acordarme.

LA SONÁMBULA: Yo, sí. No tengo más remedio. No tengo más recurso que el recuerdo. Pasaban los camalotes con un rumor instigador, río abajo. Me sentí oportunidad de mordedura. Gozosamente estaba tirada en el pasto y, arriba, me hacían señales las estrellas. Eso que tiene el verano. Una especie de lasitud
penetrante. Donde vivir es fácil, si una se deja llevar... Yo le quise jurar algo pero me lo impidió.

SONIA: ¿Qué hizo?

LA SONÁMBULA: Me puso una cereza entre los labios. Mordí la cereza y, porque estaba boca arriba, el jugo rodó por mi cuello, como un río chiquitito y siguió bajando, bajando...

SONIA: ¿Y después?

LA SONÁMBULA: Después, empezamos a oír música. Una música clara...

SONIA: ¿Como la seda de los vestidos que vos usás?

LA SONÁMBULA: Una música espumosa. Y risas que se abrían en carcajadas... Todos
bebían y bailaban desde hacía días, como si hubiera desaparecido el tiempo.

SONIA: Una fiesta pagana...

LA SONÁMBULA: Parecían semidioses adoradores de la vid, de la ebriedad resarcitoria... El Remero de los Ojos Azules me dijo que era uno de los habituales casamientos de la isla. Debajo de un roble apareció la novia...

SONIA: Estaría ligeramente turbada. Porque la turbación es el signo inequívoco de una novia.

CORO: Tal vez fuera el estío. Eso vagamente nupcial que baja con las corolas de los ríos. Una especie de vaho que adormece porque los árboles, que han visto crecer a la novia, se desprenden de sus mejores nieblas. Y ese efluvio, es el humo con que Eros y Afrodita celebran la llama. Los pretendientes, aquellos que en las noches tórridas imaginaron una vida que no fue, aquellos que lanzaron en las miradas los mascarones de proa de sus navíos, debían oficiar su propio sacrificio.

LA SONÁMBULA: Las amigas la llevaron al cuarto nupcial. Donde había ánforas, ungüentos, óleos. Allí estaban los pretendientes. Ellos, debían desnudar a la novia y, en seguida, retirarse.

SONIA: Qué extraña coincidencia.

LA SONÁMBULA: ¿Por qué decís eso?

SONIA: Mirá. hace unos meses llegó un hombre raro. Un pintor o escultor... Algo así. Era un bohemio que no tenía ni siquiera para comer. Pero hablaba de cosas comunes en forma diferente... Hablaba del equilibrio. Decía que tenía que existir una anti-tierra donde las cosas se hicieran bien. Aseguraba que no teníamos que preocuparnos por nuestros males porque ésta es una playa residual. Y que si existía un sol tenía que existir un anti-sol, para que no se descompensara aquel equilibrio.

LA SONÁMBULA: ¡Qué interesante! Es lo mismo que sugiere El Médico de Mataderos allá, entre Atalaya y Punta de Indio cuando habla de lo que hay que ser para poder ser. ¿Y?...

SONIA: Le dí de comer. Como no le quise cobrar me hizo sobre el vidrio un dibujo raro. Me aclaró que el autor era un tal Duchamp. Sonrió de una manera muy extraña. Me recomendó que tuviera confianza en el futuro. Que todos éramos puro devenir y ya parte de las especies nuevas. Antes de que se fuera le pregunté cómo se titulaba el dibujo...

LA SONÁMBULA: ¿Y qué te contestó?

SONIA: Me dijo que las cosas no tienen que tener obligatoriamente nombre. Pero que si quería, que lo llamara “La novia desnudada por sus propios pretendientes”.


LA SONÁMBULA: Se ve que se refería al sacrificio...

SONIA: ¿A qué sacrificio?

LA SONÁMBULA: Al de la Tierra que va a ser fecundada.

SONIA: ¿La Tierra?

LA SONÁMBULA: ¿Qué te crees que es una mujer?

SONIA: Yo siempre pensé que era un búcaro.

LA SONÁMBULA: No. Es una urna que espera a la imaginación.

SONIA: ¿Para qué?

LA SONÁMBULA: Para salir hacia el otro lado.

(. . .)
EL REMERO DE LOS OJOS AZULES: ¿Por qué estás triste?

LA SONÁMBULA: Porque uno de los dos se va a morir. Y el otro se va a quedar solo recordando siempre. Y van a pasar los años y va a envejecer pero seguirá presente gracias al recuerdo. Eso es lo importante del amor. Que las cosas puedan estar las unas adentro de las otras. No separadas. Que puedan ser promiscuas. Que los hálitos, los sentimientos, los recuerdos y las evanescencias formen una nube sin fronteras. Vos muerto, yo viva. Vos vivo, yo muerta... y es la misma cosa con tal que haya memoria y emoción. Y la otra gran cosa es la ubicuidad. Por ejemplo, yo estoy aquí y en Buenos Aires al mismo tiempo. Soy alpina, húngara, soy una música de un monte blanco y sigo al mismo tiempo en una costa baya...
(Parte izquierda del escenario) (Nínive hace funcionar la máquina de café express. Sale humo...)

NÍNIVE: Me llamaban Sonia. Pero soy Nínive. Sueño con el Eúfrates. Crecí al pie del monte blanco. Debajo del bosque de abetos, conocí un muchacho que llevaba una pistola Browning, niquelada. Me hablaba de los viajes, de los países del calor, de las grandes hojas de las Islas Fidji donde la sífilis crece como una especie vegetal y sombría. La sed, la siesta... Y el monte blanco, quizá por ese eterno viajero que pasaba del Transiberiano al Oriente Express, terminé aquí. ¿Pero qué quiere decir aquí y allá? Si los efluvios son los mismos. Si las fronteras son mentales. Si mis brazos están hechos para abrazar y abrasar,para temblar y abrazar. Si un sitio es todos los sitios y por un lugar pasan todos los lugares con tal que haya voluptuosas emanaciones de amor... nubes lentas subiendo de la tierra al cielo, ondas que entran por los pulmones, lenguas dulces que buscan la parte acariciable del corazón...

LUCIANO: Yo hacía trampas en el Oriente Express... La peca, la carta marcada y esos grandes industriales perdían en una noche de juego lo que habían robado con sutilezas, con argucias durante una vida. Nunca estuve intranquilo porque me sentía una forma subalterna, pérfida, de la justicia.

NÍNIVE: Nombraste el Oriente Express... Recuerdo que cuando me senté en el vagón que se desprendía del Transiberiano, rodábamos como un trineo hacia una suave columna ferroviaria con abedules, con plantas silenciosas que tenían en sus verdes, flecos de lobos. Había otros pasajeros y otros vagones perdidos. Entre los del Oriente Express y los de Transiberiano hicimos un círculo. Quizá para que no nos atacaran los lobos... Era como una zona de espejos y las estrellas bajaban, descalzas, a una reunión de situaciones translúcidas. Ni la escarcha ni los trineos eran lo más importante. Si no, tal vez, un ánimo de corrección, una gran fe modificatoria.

LUCIANO: No te entiendo bien.

NÍNIVE: Sí, las parejas se iban formando como lo que no había podido tener lugar en el tiempo y significaba, sin embargo, en ese espacio arbitrario y rectificatorio, una forma de lo que debía haber ocurrido para que las cosas fueran distintas y mejores.

Alberto Claudio Blasetti (Buenos Aires, 1923) Poeta, crítico literario, periodista. Por su cultura amplia y actualizada es un auténtico ciudadano del mundo. Ha publicado numerosos libros de poemas y relatos. Los fragmentos transcriptos pertenecen a su libro más reciente: Teatro, Editorial Casandra, Buenos Aires, septiembre del 2004.
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VOCES

EXORCISMO

Y yo me iré. Se quedarán los pájaros
cantando.

Y yo me iré.
Me iré y me quedaré.

Me quedaré en los pájaros, cantando.



Yvonne Bordelois

Yvonne Bordelois es poeta y ensayista. Vivió en el exterior. Desde su regreso a Argentina en 1994, ha publicado: El Alegre Apocalipsis (1995); Correspondencia Pizarnik (1998) Un Triángulo Crucial (1999) y el ensayo La palabra amenazada . Premio Konex de Poesía.
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Cyclaminas en la ventana
plantas minúsculas
helecho tomillo romero
sobre ellas sestean mis ojos
incipiente levedad
celeste el cielo arriba
y más arriba aún
dentro de un triángulo el ojo
donde mora Dios.


Michou Pourtalé
De Signos tardíos

Michou Pourtalé: (1934) nació en Azul, Provincia de Buenos Aires. Publicó: Milenaria caminante (1997); Hombres en sepia (2000) y Signos tardíos (2003). Sus poemas fueron publicados en numerosas antologías.
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LO TRANSPARENTE,
LO MÁS TRANSPARENTE

Inmensa y detenida
por un instante, por un único
instante.
¡Ahí! ¡Ahí!
como una transparencia que lo aclara todo:
la eternidad.

Ajeno a signo extraño,
limpio de muerte
fui en busca de su roce.

Estaba allí, cercana.
Planta, animal, dibujo
en el centro del ser, del universo.
Adentro de mí ¿adentro?
Inabarcable flor en el espacio libre.

Osvaldo Rossler
De Vocación y días


Osvaldo Rossler: Buenos Aires (1927-2004) Publicó una vastísima obra poética, que comienza con Reservando mi lágrima para lo cálido de mis cenizas (1952). Dos antologías de sus poemas se publicaron en 1968 y 1978. Escribió numerosos ensayos sobre figuras del tango.
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HUMILDAD

Caer
como cae el viento
sobre los techos
sabiendo
que hay un destino de alturas
más allá de las casas.

Subir
como sube el humo
al alto frío
sabiendo
que hay un origen de cenizas
más allá de las alas.


Adriana Maggio

Adriana Maggio: nacida en Buenos Aires en 1949. Profesora de lengua y literatura. Ha publicado libros de creación, entre ellos Te doy mi palabra (El Francotirador, 1998) Participó en antologías y revistas. Mantiene inéditos los poemarios: Borrador de eternidad y Versos en los bolsillos.
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en Morbihan
una y otra vez
este banco de madera

frente al golfo

sin palabras
dialogando


hoy una vez más
el banco de madera

frente al golfo
sin palabras

divagando

sin voz

Leonor Bonfanti
De Polifonías

Leonor Bonfanti nació en Buenos Aires. En 2003 publicó Polifonías. Sus trabajos fueron publicados en las siguientes antologías: Faro encendido; Poesía posible (1997) y Homenaje a Arturo Cuadrado (1999) ambas de Editorial Botella al Mar. Conduce un taller de aproximación al discurso poético.
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En La Paloma
la luna se toca con las manos.

El bosque configura una enorme muralla
para ocultar el encuentro.

La ceremonia es un acto de amor.

Un poema comienza a elevarse
allí donde la naturaleza canta.

He viajado toda una noche y una mañana
para poder contarlo.


María Dolores Lucero
De la Antología “Sueño contra Sueño”

María Dolores Lucero: nació en Bolívar, provincia de Buenos Aires. Participó en diversas antologías: Cuando salí de Cuba (2000), Aduanas de Aire (2002) , Sueño contra Sueño (2004), entre otras. En 1999 publicó La Loca de la Casa. Integra el staff del programa “Bureau de Arte”.
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Suntuosa reverberación
de los séquitos del aire.
El mensaje
se trastoca
en la espesura
de un juego.
Sirven la tristeza
en pocillos,
para evitar el mal.
La virginidad de la pequeña muerta
se cierra
con mohines de nácar.

Marcelo Juan Valenti

Marcelo Juan Valenti: nació en Rosario en 1966. Ha publicado: Paralelo Protervia (obra compartida) 1998; Una langosta en la casa invisible, 1999; Presagio de la reina ciega, 2002, Caballo Bifronte (obra compartida) 2003.
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Él sabe de vértigos


Él conoce el vaivén
el ritmo de la ola


Él recoge mensajes
que navegan
en botellas arrojadas al mar


Con cantos
Ella
las alienta.


Cristina Berbari
De “el Ir al encuentro”

Cristina Berbari (Buenos Aires, Argentina) Ha publicado los siguientes poemarios: Penúltimo Portal (1983); Los lagos y la tortura (Cuaderno de poesía, 1999) ; ¡Oh, la Omega! (2004).
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Alicia Régoli de Mullen


No siempre se cumplen las leyes de la perspectiva. Visto de cerca, el hombre es más pequeño.


Mi intuición es la sabiduría de los antepasados.


La pequeña historia de cada hombre sigue las huellas de la gran historia de la humanidad. También aquélla tiene su edad de las piedras, su barbarie, su edad media y su era espacial.


¿Y si fuera éste el otro cielo? ¿Si fuera ésta la tierra prometida?


En cada hombre hay un pequeño dios que se desangra si no logra crear mundos.


Y cuando llegues al horizonte, golpea. Puede ser una puerta.


En el jardín un inexperto pichoncito salta cerca de mí. No conoce a los hombres. O es tan sabio que sabe distinguirlos.


Qué sería de la palabra, si el silencio alrededor, no le ahuecara abismos a sus ecos.


La palabra es como el témpano: una señal indicadora de que bajo la superficie están los otros siete octavos.


Los seres más sensibles tienen un defecto en la vista. Ven demasiado.


Hay que penetrar descalzo en los ajenos universos.


Lo que es capaz de transformarse tiene vocación de eternidad.


Has perdido la cabeza y no es probable que te decidas a buscarla, puesto que has perdido la cabeza.


De “El Hombre y sus laberintos” (Editorial Dunken, Buenos Aires, 2004)
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Lina Caffarello

Avei coæ *

No lo digas
esa no es la sombra violeta
de algún ciervo.

De este lado hay una mesa
pero quemarás tus uñas
y arderán los peces
antes de que encuentres un lugar.

Hay herbaje en aquel techo
y nadie creerá
que cae como risas o tijeras
sobre las tablas de Homero.

De este lado
hay una estela blanquecina
y dos palabras ciegas que
de un solo tajo
cortan corazas y plumones.

No lo digas
pero aún es posible que tu viaje
escinda las razones del océano.


*Avei coæ: “tener ganas” en lengua genovesa.


Fondo

Estanque, estanque, se asoma entre las ramas,
triste que mece luces tardías,
luna que yace, hoja que tiembla,
estanque, estanque,
desde las sombras me están llamando,
hoja que tiembla en lo más hondo,
canto rodado, luna que yace,
estanque, estanque,
me están llamando.



Con mi voz

Como la vieja corteza de este mundo,
hecha y deshecha,
almacenando el tiempo.

Como un guijarro en el fondo de los ríos,
rodando a tropezones
hasta pulir la forma.

Como macuquina de irregulares cantos,
batida a golpes
para labrar los signos.

Como muesca,
grito, molde, cauce,
cresta, remolino...

en cada letra.

Lina Caffarello -Buenos Aires, Argentina- poeta, pianista y fotógrafa artística, pertenece al Consejo de Redacción de la revista de literatura “Tamaño Oficio”. Coordina la página weblog “El Escribidor”. Fue incluída en varias antologías, entre ellas, Piel de Sueños (1997, en honor al escritor italiano Antonio Tabucchi), y coordinó e integró Cuando salí de Cuba (2000) y Aduanas de aire (Santiago de Cuba, 2002). En agosto de 2003 publicó el poemario Suma y resta. y en agosto de 2004, Alguien tiene un talismán (Febra Editores, Buenos Aires).Ha merecido premios en certámenes nacionales e intervino en diversos eventos del país y del exterior.
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La anunciada realización en Rosario del III Congreso Internacional de la Lengua “Española” debería actualizar a una figura clave de la generación de 1837, que también supo ser visionario en estos temas:

JUAN MARÍA GUTIÉRREZ CONTRA LA ACADEMIA

por Rodolfo Alonso

La escena ocurrió en el aula magna de una universidad argentina del interior pero, por suerte, no trascendió a los asistentes. Estábamos participando de una mesa redonda sobre problemas de la traducción y, durante su transcurso, la directora de un instituto terciario sentada a mi derecha se había referido varias veces “a la RAE”. Al concluir, le pregunté por lo bajo a qué aludía dicha sigla. Y me contestó: “la Real Academia Española”. Dado que se había manifestado favorable a la consulta de dicho organismo en temas relacionados con nuestro uso del lenguaje, intenté un leve rapto de humor aludiendo a la reacción que hubiera tenido al respecto Juan María Gutiérrez. Pero una mirada entre vacía y casi interrogante me trasmitió su desconocimiento.
Lo que no dejó de intranquilizarme. Si una especialista de ese nivel, que acababa de mostrar su soltura con respecto a muchos referentes extranjeros sobre cuestiones lingüísticas, no se mostraba enterada del asunto, la situación era mucho más grave de lo que suelo imaginarme. Porque si hay un hecho crucial en la historia de nuestra vida cultural, especialmente con respecto a las cuestiones relacionadas con el idioma nacional, fue sin duda el protagonizado por aquel singular y fecundo hombre de letras argentino.

Fechada en Buenos Aires el 30 de diciembre de 1875, es decir a sus sesenta y seis años, la carta que Juan María Gutiérrez (1809-1878) dirigió al secretario de la Real Academia Española devolviendo con suma gentileza y discreción, pero también con absoluta firmeza, el diploma de miembro de la misma que acababa de recibir (con el atraso comprensible para la época), representa a mi modesto entender uno de esos momentos clave de la vida intelectual argentina, uno de esos momentos cargados de sentido que luego se vuelven por derecho propio, por propia deriva de su ser, realmente simbólicos. Fue una decisión que en su momento, hace más de un siglo, provocó vivas discusiones e inclusive encendidas polémicas, en buena medida basadas en malentendidos que en algunos casos todavía me temo continúen.
Un hombre de pensamiento crítico como era Gutiérrez, acostumbrado a ejercer su raciocinio, supo ver con lucidez y hasta con anticipación no pocos aspectos de la cuestión. En primer lugar, la intención de predominio político-cultural, por no decir directamente de dominio, que se escondía detrás de la aparente preocupación de sólo cuidar, de preservar al idioma castellano. Pero también fue capaz de percibir claramente lo irrisorio de pretender legislar, definitivamente, sobre algo que estaba siempre en movimiento y expansión, como la vida misma. Nuestra forma de gobierno republicana y democrática, encarnada en las motivaciones e ideales de la Revolución de Mayo. no sólo casaba mal con el absolutismo todavía imperante en la península, sino que había dado lugar entre nosotros a un fecundo mestizaje de nacionalidades, de ideas y también lingüístico. El cosmopolitismo de nuestro oído había dejado paso a una “lengua nacional” (son sus palabras), a la cual resultaba imposible querer inmovilizar no sólo en su mero uso cotidiano sino también en los espacios más elevados del pensamiento, acostumbrados ya a beber en las más diversas fuentes. Así, decía Gutiérrez en su renuncia: “El pensamiento se abre por su propia fuerza el cauce por donde ha de correr, y esta fuerza es la salvaguardia verdadera y única de las lenguas, las cuales no se ductilizan ni perfeccionan por obra de gramáticos, sino por obra de los pensadores que de ellas se sirven.”
Con una referencia irónica y esclarecedora a las evidentes diferencias que él mismo -como cualquiera- había percibido en el castellano de naturales de los más diversos rincones de España, agrega la visionaria percepción del idioma como cosa orgánica, cuando se refiere a la imposibilidad de emparentar con el Manzanares (es decir, el río que corre por Madrid) a ese lenguaje “que se transforma, como cosa humana que es, a las orillas de nuestro mar de aguas dulces”. Rechaza también al “doble ultramontanismo, social y religioso”, entonces agazapado detrás de esta cuestión aparentemente inofensiva, y enuncia más que claramente, en actitud francamente progresista: “No puedo convenir, por ejemplo, en que el lenguaje humano sea otra cosa que lo que la filología y la historia enseñan sobre su formación”.
Hubo quien consideró a esta actitud anti-española. y hasta puede que haya quien todavía lo entienda así. Pero lo que Gutiérrez rechazaba y cualquier argentino honrado debería rechazar también no era a España, por supuesto, sino al régimen y a la ideología que entonces oprimía, en primer lugar, al pueblo y al pensamiento español, y contra el cual se había alzado -qué duda cabe- nuestra Revolución de Mayo. Y fueron las democracias felizmente renacidas en España y Argentina las que vinieron a aclarar este aspecto de la cuestión.
Pero son todavía más, infinitamente ricas las resonancias que para mí aún conserva ese texto ejemplar de Juan María Gutiérrez. Él habla por allí, en sendos tramos, de “idioma nacional”, como dije, pero también de “lenguaje humano” y, al hacerlo, como habíamos visto antes, de algún modo roza, atisba, plantea la prodigiosa riqueza de esta cuestión. Porque el idioma que es peculiar de una región o de un estado, no deja por eso de ser también, y además, patrimonio común de todos los hombres. (Y, al mismo tiempo, al unísono, también herencia única, individual, de cada hombre, de cada individuo en particular, a la vez como persona, como ciudadano y también como miembro de la especie.) La supuesta maldición implícita en Babel es, en realidad, la riqueza y variedad de las lenguas del mundo. Una riqueza que es vida en sí misma, la misma vida, a la vez individual y colectiva, profundamente íntima e ineludiblemente social y, como toda vida siempre capaz de nacer y morir, de volver a renacer y de transformarse y de crecer y de multiplicarse.

En todo lo cual, nuestro Juan María Gutiérrez, como escritor y como patriota, no hacía sino ser espléndidamente coherente. Ya desde muy joven, su aguda visión de la Revolución de Mayo tuvo un grado de profundidad y una dosis de persistencia acaso mayor que, siempre, conservó un límpido alcance continental, latinoamericano, y todos sus actos como intelectual estuvieron impregnados, ligados con un preciso significado político-cultural. Que se mezclaba con su vida misma.
Dentro de aquella sintomática generación de 1837, cobijada en el Salón Literario que Marcos Sastre supo instaurar en la trastienda de su librería, el joven Juan María Gutiérrez tuvo a su cargo uno de los discursos más medulares: Fisonomía del saber español: cual debe ser entre nosotros. Allí campean lúcidamente, ya desde entonces, las que siempre serían sus principales ideas básicas: independencia también intelectual con respecto a la metrópolis absolutista que entonces representaba España, autonomía (cuando no contraposición) frente a sus tradiciones ideológicas, y visionaria libertad en el uso del lenguaje común.
Poeta, se convirtió en el primer ensayista y el primer crítico literario de nuestras letras, acaso porque intuyó desde un principio la trascendencia liberadora de la reflexión y del pensamiento cuestionador. Así como no es casual que, siendo un intelectual pleno, en este mismo país que todavía cojea gravemente por su carencia de una cultura técnica, Juan María Gutiérrez haya sido el primer ingeniero argentino, al recibirse el 27 de diciembre de 1839. (Con lo cual no hizo sino anticiparse a las preocupaciones por la educación técnica de otro gran artista rioplatense, el uruguayo Pedro Figari.) Fue uno de sus brillantes compañeros de generación, Juan Bautista Alberdi, quien pudo visualizar, por aque- lla época y a su respecto, a la ingeniería como “carrera del día, en aquel país sin caminos, sin puentes, sin canales”. Pero el 19 de febrero de 1840, Rosas decreta la cesantía del “salvaje unitario” en su cargo de ingeniero 1° del Departamento Topográfico.
Temiendo por su vida, Juan María Gutiérrez se exilia en el Uruguay. Pero su destino iba a ser el de volverse siempre significativo. No sólo obtiene la medalla de oro en el Certamen Poético convocado por el gobernador de Montevideo, José Antuña, para el aniversario de Mayo en 1841, que recibe el mismo día 25, a las trece horas, mientras retumba el bombardeo sobre la ciudad asediada y él recita su poema A Mayo. Sino que, a raíz del prólogo escrito por Alberdi para su publicación, donde señala al texto como “nuestra primera poesía nacional”, se desata luego una polémica que resultará clave para nuestras letras, y donde los románticos se baten contra el neoclasicismo, defendido entre otros por el desdichado Florencio Varela.
En las mudanzas de su exilio, publica en Valparaíso, durante febrero de 1846, otro libro definitorio: América poética. No se trata simplemente de la primera antología de la poesía hispanoamericana sino que, por serlo, justamente, constituye asimismo la reivindicación del conjunto de nuestros países hermanos como una entidad cultural capaz de independencia política pero, también, de creación autónoma.
Diputado electo por Entre Ríos, en 1853 fue uno de los principales redactores de la que sería nuestra Constitución Nacional, en cuyo texto se descubre no pocas veces su espíritu. Tampoco es azoroso que haya sido él, finalmente, quien decide la primera edición de El matadero, obra con la cual comienza de hecho nuestra literatura nacional y que, misteriosamente, Esteban Echeverría se abstuvo de publicar durante su propio exilio en Montevideo, cuando cualquier antirosista daba a la imprenta hasta los más urgidos panfletos. Esa actitud constituye acaso otro de los enigmas de nuestra vida cultural, pero también se vuelve un hecho sintomático que haya sido precisamente Juan María Gutiérrez, como dijimos, quien lo hace publicar por primera vez, al preparar la edición de las obras completas de Echeverría entre 1870 y 1874.
Culminó su vida como rector de la Universidad de Buenos Aires (la misma que fundara Rivadavia), cargo para el cual fue designado el 1° de abril de 1861, y donde realizó una gestión ejemplar. Tanto que, de su Proyecto de Ley Orgánica de la Instrucción Pública, redactado en 1872, se desprenden con claridad principios democráticos y progresistas similares a los que postularía más tarde la bienvenida Reforma Universitaria de 1918, cuyos lineamientos fundamentales son anticipados por Gutiérrez: gratuidad de la enseñanza superior, autonomía de la Universidad “con arreglo a sus leyes internas”, libertad de cátedra y organización democrática.
Pero, finalmente, y ya por entonces en su alta edad, el singular episodio de su renuncia a aceptar la designación como miembro de la Real Academia Española, resplandece -aunque se intente sumergirlo en el olvido- como un momento de primera magnitud para nuestra cultura nacional. La cosa estalló cuando, el 5 de enero de 1876, se da a conocer en la prensa la mencionada renuncia. Como solía ocurrirle, ello dio lugar a un encendido intercambio polémico epistolar, también público, entre un hispanófilo ofendido, el periodista Juan Martínez Villergas, que en realidad defendía al colonialismo político y cultural, y el auténtico anti-colonialista que siempre fue nuestro Juan María Gutiérrez. Por su parte, la polémica consistió en sus Diez cartas de un porteño, luego reunidas en libro, que publicó en el diario “La Libertad”, desde el 22 de enero hasta el 8 de febrero de 1876. En el transcurso de las mismas, puso muchas veces explícitamente y bien en claro su luminoso criterio: “Convenga usted en que la cuestión que ventilamos no es simplemente gramatical ni de Academias; es cuestión social...”
Y no mucho tiempo después, el 24 de octubre de 1899, una figura central de la españolísima “generación del 98”, nada menos que Miguel de Unamuno, iba a darle la razón desde las páginas del periódico porteño “El Sol” cuando afirmó: “Hay que levantar voz y bandera contra el purismo casticista, que apareciendo cual simple empeño de conservar la castidad de la lengua castellana, es en realidad solapado instrumento de todo género de estancamiento espiritual, y lo que es peor aún, de reacción solapada y verdadera.”
Aunque los tiempos han cambiado, por supuesto, y la situación ya no sea exactamente la misma, quizá no esté de más, ahora que se va a celebrar aquí entre galas y festejos posmodernos un III Congreso Internacional de la Lengua “Española”, recordar a Juan María Gutiérrez y mantener, por lo menos, una inteligencia vigilante. La cuestión (que resulta a la vez, ineludiblemente, social e íntima) sigue siendo crucial: el uso de la palabra.

Rodolfo Alonso. Argentino. Poeta, traductor, ensayista, ex editor. Premio Nacional de Poesía. A fines de 2002 recibió en Venezuela la Orden Alejo Zuloaga. Premio Konex de Poesía. Sus últimos libros publicados son El arte de callar (Alción, Córdoba, 2003); La otra vida, antología (común Presencia, Bogotá, 2003); Antologia pessoal, bilingüe (Thesaurus, Brasilia, 2003); A favor del viento, poesía reunida 1952-1956 (Argonauta, Buenos Aires, 2004). Sus traducciones más recientes: Estrella de la vida entera, antología bilingüe de Manuel Bandeira (Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2003); El banquero anarquista, de Fernando Pessoa (Emecé, Buenos Aires, 2003); Poemas escogidos, de Giuseppe Ungaretti (Común Presencia, Bogotá, Buenos Aires); Mensaje, de Fernando Pessoa (Emecé, Buenos Aires, 2004); Cartas sobre la poesía, de Stéphane Mallarmé (Ediciones del Copista, Córdoba, en prensa.)

Nota de la Dirección: Si bien el III Congreso Internacional de la Lengua Española se realizó en Rosario, Argentina, entre el 17 y 19 de noviembre pasado, consideramos vigente este artículo e imprescindible su publicación.
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Marcel Duchamp - Stéphane Mallarmé

EL GRAN VIDRIO, la CAJA VERDE y UN COUP DE DÉS
por Octavio Paz

La Novia desnudada por sus solteros es una de las obras más herméticas de nuestro siglo [XX]. Se distingue de la mayoría de los textos modernos -porque ese cuadro es un texto- en que el autor nos ha dado una clave: las notas de la Caja Verde. Clave incompleta como el Vidrio mismo; las notas no tienen más orden que el cronológico y son, a su manera, otro rompe-cabezas, signos dispersos que debemos reagrupar y descifrar.

La Novia... es un vidrio doble, de 2,70 m. de altura y 1,70 m. de longitud, pintado al óleo y dividido horizontalmente en dos partes idénticas por un filo de plomo. En la parte más alta de la mitad superior, dominio de la Novia, flota una nube de color grisáceo. Es la Vía Láctea... envuelve tres tableros, semejantes a los que usan en los estadios para marcar la “puntuación” de los equipos ; su función consiste en trasmitir a los solteros las descargas de la Novia -sus mandamientos. Un poco más abajo, en el extremo izquierdo, aparece la Novia. Es una máquina (agrícola, aclara Duchamp ¿alusión a Ceres?). También es un esqueleto, un motor, un cuerpo oscilante en el espacio, un insecto terrible, una encarnación mecánica de Kali y una alegoría de la Asunción de la Virgen. Duchamp ha dicho que es la sombra en dos dimensiones de un objeto de tres dimensiones que, a su vez, es la proyección de un objeto (desconocido) de cuatro dimensiones: la sombra, la copia de una copia de una idea...

El arte de Duchamp es intelectual y lo que nos revela es el espíritu de la época: el Método, la Idea crítica en el instante en que reflexiona sobre sí misma -en el instante en que se refleja sobre la nada transparente de un vidrio. El antecedente directo de Duchamp no está en la pintura sino en la poesía: Mallarmé. La obra gemela del Gran Vidrio es Un coup de dés... Duchamp ha subrayado con frecuencia el origen verbal, esto es: poético, de su obra. Frente a Mallarmé no puede ser más explícito: “Una gran figura. El arte moderno debería volver a la dirección trazada por Mallarmé: ser una expresión intelectual y no meramente animal...” El parecido entre ambos artistas no proviene de que los dos muestren preocupaciones intelectuales en sus obras sino en su radicalismo; uno es el poeta y el otro el pintor de la Idea. Los dos se enfrentan a la misma dificultad: en el mundo moderno no hay ideas sino crítica. Pero ninguno de los dos se refugia en el escepticismo o en la negación. Para el poeta, el azar absorbe al absurdo; es un disparo hacia el absoluto y que, en sus cambios y combinaciones, manifiesta o proyecta el absoluto mismo. Es ese número en perpetuo movimiento que rueda desde el principio hasta el fin del poema y que se resuelve en quizá-una-constelación, inacabable cuenta total en formación. El papel que desempeña el azar en el universo de Mallarmé, lo asume el humor, la meta-ironía, en el de Duchamp. El tema del cuadro y el del poema es la crítica, la Idea que sin cesar se destruye a sí misma y sin cesar se renueva...
Mitos de la crítica: si el poema es un ritual de la ausencia, el cuadro es su representación burlesca. Metáforas del vacío. Obras abiertas, el himno y el mural inician un nuevo tipo de creaciones: son textos en los que la especulación, la idea o “materia gris”, es el personaje único.ctavio Paz

Extractado de “Marcel Duchamp o el castillo de la pureza” contenido en el libro-maleta Marcel Duchamp / Octavio Paz, Era, México, 1968.
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Julio Aranda

AQUÍ

Palabra fui. Palabra soy.
Palabra que abre otras palabras grieta a grieta
en los espacios donde el tiempo socava.

Aquí escribo mi historia sobre una piedra blanca.
Fulgor de risas blancas. Templos de altares blancos.

Aquí fijo y me arraigo dolor sobre dolor mantel sobre
esta mesa donde las velas arden
junto al crujir de huesos.

Piedra sobre piedra mi voz.

Palabra soy. Palabra fui.
Aquí escribo vida escribo muerte hueco palabra muro.

Grietas que me escriben.



LEÑOS SECOS

Escondo en mi guarida leños secos.
El tiempo en que arderé
se ha detenido
y un felino vigila desde su ojo abismado.

El extraño que soy
ruge en silencio
y aguarda
que el infinito fluya con sus garras mortales.

Afuera,
el ciervo huye hacia la noche.

Julio Aranda nació en Buenos Aires en 1961. Integra el Consejo de redacción de la Revista de Literatura “Tamaño Oficio”. En agosto de 2000 integró la antología poética Memoria del olvido, editada por Botella al Mar. En noviembre de 2000 publicó Agudo pico el del pájaro oscuro, bajo el sello editorial de Gente de Letras. Entre otros premios y menciones, en 1999, obtuvo el Primer premio de poesía “Arturo Cuadrado” con su poemario Identidades. En 2001, el Primer premio de poesía organizado por Mesas Redondas Panamericanas, con su obra Entre mis huellas. Los poemas presentes pertenecen a Grietas que me escriben (Febra Editores, Buenos Aires, 2004)
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Marion Berguenfeld
Para Marcos Silber
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QUERIDO SÓCRATES

Por la barba, la edad, el azul lavado de su iris
suelen darle el asiento
hombre cabal, sonríe breve,
la vista en los zapatos
y nadie pero nadie le nota la humedad
los pudorosos labios tan lindos de morderle.

Desnudo es otra cosa
poderoso se pone y cabalga con prisas
del infierno
loca me viene
su ronquera granizo en la penumbra
el abrazo de madre mono que pega tambor
y abriga
lista la fruta para llenar varias bocas.

Vistos en la escena
en el lugar del crimen
perdemos cronología
objetos pensamientos
se cargan de una contagiosa voracidad
la rotación de la tierra suena fuerte
cuando hace barco en esta pecadora.

Si me insomnio -dos tres a la semana-
lo traigo a la cama matrimonial
hago que me desflore
que juegue a papá oso
le desfilo toda una lencería
le cobro
lo encadeno
lo hago buscarme con aire lamentable
en casas de mala muerte
dispuesto a un maldito destrozo
a rebotar mis ojos en la mesa de apuestas
a comerme el corazón con cucharita.
Por eso y otro tanto él me gusta a rabiar
tan personas decentes que jugamos
entre otros juegos graves.

El de morirme y no, su preferido,
mientras cocina mis sesos
la servilleta lista
o me rebana
tajo y anémona
para su antiguo traje
con ojal.

***


¿Y si por un instante el hombre se tendiese
el dorado
glandular
toro marcado
de mejilla en mis piernas
sin esa altiva voracidad
ese perpetuo trabajo del placer?

Vida a puño
abordaje.

¿Si el gran pirata se pusiese a dormir
su lado bueno al sol
el otro
ciego
sobre la enamorada línea de mi pubis?


Marion Berguenfeld es licenciada en Letras, editora y periodista. Ha sido galardonada en España con el Primer Premio de Poesía Leonor de Córdoba por su libro Las Lobas. Los presentes poemas pertenecen a Bruta Piedad (Ediciones del Mono Armado, Buenos Aires, 2004)
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Marcos Silber

Para Marion Berguenfeld
la de la “Bruta Piedad”


PLAN DE OPERACIONES

Mirar intensamente tus ojos hasta vaciarlos;
tomar tus manos, retenerlas hasta cenizas,
cercarte el cuerpo hasta expropiarlo
hasta que te salgas te dejes de vos
te pases a mí te me agregues.


JUEGO DE MANOS

¿Vamos que nada existía, nada
y que todo debía ser nacido?
¿Vamos que sólo nosotros (vos/yo)
y el mundo por hacerse y el resto un inicio
un preludio?
¿Vamos que regábamos la tierra una de todos
y la sombra se ponía oportuna y el mar
acudía y acudía la montaña
y gloriosos amaneceres
para no sobresaltarnos
acudían en puntas de pie?
¿Vamos que no se sabía ni se aprendía el dolor
y cada final de vida era como final de fiesta?
¿Vamos que podíamos mostrarnos, salir a la luz,
sacar el amor a la calle?...



Digo me ocupa toda la cabeza
y en realidad me ocupa toda la cabeza
y sus alrededores. En cuanto al resto,
nada. No hay resto.
Sólo que me ocupa toda la cabeza.
Y ello no es bueno ni malo.
Es, simplemente la felicidad
y como no podría ser de otro modo
la gracia de saborear y oler y tocar
afueras y adentros de la suprema.
Guardo su nombre, lo custodio lo asisto
lo protejo lo vigilo lo cuido lo celo.
Es la felicidad.
Me ocupa toda la cabeza.

Marcos Silber Ha publicado catorce libros y participado además en antologías nacionales y extranjeras. Es autor de la versión argentina de Raíces (teatro) de A. Wesker, editada por Nueva Visión. Es faja de honor de la SADE 1968. Primer Premio en Mérida (España) con el libro Preposiciones y buenos modales. Finalista con “Thrillers” en Casa de las Américas. 1er y 2do Premio Certamen Nacional de Poesía de la A.P.D.H. 1er Premio Casa de la Amistad argentino-cubana (viaje a Cuba). 1er Premio (publicación Editorial La Luna Que) Premio 1999 y 2000 Certamen Prosa breve de Contextos (Radio Cultura). Miembro de la Sociedad de los Poetas Vivos. Miembro honorable de la SADE. Los poemas seleccionados pertenecen a su libro más reciente Boca a Boca Cuaderno del Resucitado (Ediciones del Mono Armado, Buenos Aires, 2004)
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Andrés Neuman

(LA GRAVEDAD Y LA GRACIA)

Dos estuches de agua.
Ligero patinaje.

Despojados, redondos,
empiezas y terminas
en tus pies:

has sabido educarlos
en el arte minúsculo
de explorar para ti la tierra firme.

Lameré con paciencia
esos dedos exactos.

(Si fuera mi apetito razonable
los desayunaría,
blancos caramelos.)

Depongo aquí mis botas.
Las batallas las ganan
los soldados cobardes.

Mirándonos, desnudos,
aprendo a caminar.

Descálzame estas horas,
dame paso.


(ILUMINACIÓN)

Mi alma existe.
Y huele
a incienso y a calor,
lleva el tenue silbido de una brisa,
arde como la menta
y se pliega y se ciñe
a tu vientre.


(CANCIÓN DE CUNA PARA UNA MUJER)

Duérmete,
sólo duerme y alúmbrame la noche,
que no gire.
(Acaso un leve, dulce
mecerse con lo nuestro.)
En la pared, el guiño
chinesco de una sombra;
en tus manos, la huella
de un regalo invisible.
Así soñamos,
con palabras que engañan pero abrigan,
cantando disparates en voz baja.
Hay un botón de luna en tu boca pequeña,
en tu espalda tendida enterraré un reloj...

Te oigo respirar
y sé que no estoy muerto.


(LAS ORILLAS)

Me es hermoso el desgarro pues une las orillas,
nos concentra
en desdoblarnos siempre para poder ser uno.
(Es un número, el uno, que traiciona
cuando finge ser punto de partida.)
Necesario,
el desgarro,
porque renuncia a hundirse
pero ama los pozos
y nos tiende sus manos como dos hemisferios.

Con el pulso derecho
navego celebrando los puntos cardinales
que mudarán mi origen,
y sucede el naufragio porque debe,
y la vida es el barco,
y yo soy el ahogado y también el que me salva.




Andrés Neuman y Rodolfo Alonso
en Centro Cultural Paseo Quinta Trabucco

Andrés Neuman nació en 1977 en Buenos Aires, ciudad donde pasó su infancia. Nacionalizado español, vive en Granada. Es licenciado en Filología Hispánica. Ha publicado los libros de poemas Métodos de la noche (Hiperión, 1998, I Premio Antonio Carvajal); El jugador de billar (Pre-Textos, 2000) ;El Tobogán (XVII Premio de Poesía Hiperión) y La canción del antílope (2003). Es también autor de las novelas Bariloche (1999); La vida en las ventanas (2002)y Una vez Argentina (2003) así como de los libros de cuentos El que espera (2000) y El último minuto (2001).
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Diana Galán Raúl Ortega Montenegro

La vida tiene algunas cosas que no se encuentran en otro lado.


_¿Lee y escribe?
_No; miro nomás.


Las autopistas son las serpientes de Buenos Aires.



Estudiantes secundarios

Por la puerta sale el adolecer, la seducción, la timidez, la alegría, lo espontáneo, la desorientación, la belleza, lo nuevo, el heroísmo, la procacidad, la velocidad, el sexo, la utopía, la inmortalidad, el faso, la chala, la fuerza, el amor, el punk, el rolling-stone, el cheto, los padres, la madre, el padre, ni una ni otro, la mujer de su padre, los borcegos, la moto, el rock, el cassette, el compact-disc, el libro, la fotocopia, el crecer de ayer a hoy, el recital, el color negro, la sala de ensayo, el chabón, la potra, el potro, lo recopado, la cerveza, la computación, el onda que, la caricia, el emboque, la estupidez, las tachas, el ruido, el que se la banca, el consumismo, el manoseo, el que se perderá, el que no, la disfonía, la puteada, el mercado de trabajo, la inteligencia, las víctimas, el fútbol, el Futuro Incierto, el expulsado, el pelo, la changa, el blues... y qué será de ellos...



Lectura de envases
1
esta es pulpa de tomate
sin piel sin semillas sin cuerpo sin alma
sin nada parecido al de la lámina escolar
que no tenía extracto seco
libre de cloruro de sodio al 6 %
pero qué suave era el tomate
colgado en la tarde de la lámina y la huerta
incendiando lo que veía
grande GRANDE tomate-zapallo que casi se caía

qué suave era
por no estar homogeneizado

Raúl Ortega Montenegro nació en Trelew, Chubut, en 1942. Licenciado en Historia. Desarrolla actividades literarias en diversas Instituciones culturales y educativas de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense, donde coordina talleres de poesía y un café literario. Ha publicado: Poemas Instrumentales (Botella al Mar); Teoría de la nieve (Ed. del Dock); La vida es el rato más largo que conozco (Stilcograf, 2001) y participó en las Antologías: Poetas en Botella al Mar; Poesía posible; Mar azul, Cielo azul, Blanca vela... Homenaje a Arturo Cuadrado (Botella al Mar) y Poesía en el subte (Ed. de la Flor)
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POESÍA JAPONESA: III ENCUENTRO INTERNACIONAL DE HAIKU 2004

Organizado por el Instituto “Tozai” (Oriente y Occidente)
Auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación
Municipalidad de San Isidro
Centro Cultural e Informativo de la Embajada del Japón
Fecha: 21, 22 y 23 de octubre de 2004
Lugar: Teatro del “Viejo Concejo” de la Municipalidad de San Isidro


El Haiku es un poema breve de 17 sílabas, distribuidas en 3 versos (5-7-5). Originario de Japón, no tiene rima ni título y hasta puede prescindir de las mayúsculas. Es una forma poética predominantemente nominal. Ascética en su manifestación, le bastan los sustantivos. No abunda en adjetivos. No exterioriza comparaciones.
Desde el punto de vista de su contenido el Haiku, aún siendo perfectamente inteligible, no quiere decir nada. Es “lo que está sucediendo en este lugar, en este momento”, tal como nos lo dicen los poetas japoneses del S. XVII con Basho a la cabeza. Este poeta fue quien consolidó la forma y las convenciones del Haiku clásico, el cual, según opinión de algunos estudiosos, sería el desprendimiento de poemas anteriores más extensos.
La fuente de inspiración del “Haijin” (persona que escribe Haiku) es la naturaleza generalmente relacionada con un período estacional. El momento captado por el poeta se hubiera perdido en el infinito de no mediar la detenida observación del haijin que deduce con su calma la inmutabilidad del cambio.
El cineasta Andrei Tarkovski ha escrito acerca del sentido último del Haiku: ”Con sólo tres puntos de observación, los poetas japoneses fueron capaces de expresar su relación con la realidad. No la observaron simplemente sino que sin prisas y sin vanidades, buscaron su sentido eterno”
En 1919 el mejicano Juan Tablada publica por primera vez, lo que él denominó HAIKAI en castellano. Más tarde lo harían su coterráneo Octavio Paz , Borges y Benedetti entre otros.
El Tercer Encuentro Internacional de Haiku se propuso difundir el conocimiento teórico acerca de esta brevísima composición poética como también el de su entorno cultural, histórico y filosófico. Además de la lectura de poemas de autores conocidos y de los nuevos que se han ido sumando cada vez con mayor entusiasmo.
Las mencionadas jornadas incluyeron la escritura de estos poemas in situ por los participantes que desearan hacerlo. Se recibieron además desde diversos puntos del país y del exterior un gran número de Haikus. De un total de 400, fueron seleccionados 40 que habrán de ser incluidos en el libro de Haiku correspondiente a este 3er. Encuentro.
Marta Rotonda, colaboradora de Fijando Vértigos, recibió “Mención de Honor” por dos de sus Haikus:

Luna redonda.
Se vuelve azul la loma
con tantos lirios.



La paradoja
De escribir un poema
Con el silencio.


Marta Rotonda coordina además el café literario “Hemistiquio” y tres de las asistentes a él han recibido también menciones por sus trabajos en este evento.
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Elsa Copati

EL PACTO (Drama en un solo acto)

Personajes: El hombre
La mujer
Escenario: Zona desértica. Rocas. Algunos arbustos. Está iluminado.

H: Sin embargo... El mapa indica que es por aquí.

M: Sí, pero... (observa a su alrededor). Parecería que no hay salida.

H: Tiene que haberla.

M: (Sin inmutarse) Pero, ¿dónde? (Sólo da algunos pasos desde la derecha hacia la
izquierda del escenario).

H: Los mapas no se equivocan.

M: (Con cierta ironía) Pero los que interpretan los mapas... A veces, sí.

H: Ese no es nuestro caso. ¡Años llevamos en esto! ¡Casi una vida!

M: (Vacilante) Sí. Pero creo que esta vez...

H: (La mira con intriga) Pero, ¿qué te pasa? ¿Estás cansada? ¿Por qué no te sentás y descansás? Ya son las cinco de la tarde.

M: (Se sienta sobre una roca. Saca de su mochila una cantimplora. Bebe unos sorbos).

H: (Busca en las rocas con actitud decidida. A cada rato consulta el mapa).

M: (Mira hacia la izquierda. Como si hubiera visto algo que le llama la atención, se pone de rodillas y, con la ayuda de sus manos se arrastra un trecho. Con tono de triunfo, exclama) ¡Te lo dije! ¡Te lo dije!

H: (Gritando) ¿Qué estás diciendo?

M: (Le contesta, colocando ambas manos alrededor de la boca para hacerse oír mejor)¡No tenemos salida!

H: (Exasperado, vuelve a gritar) ¡Dejate de pavadas!

M: (Repite el ademán de ampliar el tono de su voz con ayuda de las manos junto a su boca y grita)
¡Aquí hay una grieta profunda que nos impide el paso! (Ésta no es visible para el espectador).

H: (Con nerviosismo) ¡No puede ser! ¡No figura en el mapa!

M: (Sigue gritando) ¡Sin embargo...! ¡Aquí está! (No demuestra miedo ni preocupación. Parecería que ella hubiera sabido de antemano que no podrían seguir por ese camino. Se sienta)

H: (Baja de las rocas. Se aproxima a la mujer. Se arrodilla y mira hacia abajo. Silencio) ¡Pero si yo estaba seguro! El mapa, el mapa...

M: (Mirándose las palmas de las manos) Éstas también son mapas. A ellas no las consultamos.
........

H: Sí. En algo nos equivocamos.

M: ¿Vos? No, vos no te equivocaste. Fuiste siempre un buen hombre, un buen científico, un buen investigador. Nunca dañaste ni te dejaste dañar.

H: Pero, ¿entonces?

M: Yo fui la equivocada. Soñé con un pacto diferente, lo interpreté a mi manera. Me dejé llevar por mis sentimientos y éstos me llevaron a cometer desaciertos. Pero, luego me di cuenta. (Señala una de sus palmas con el dedo de la otra mano) Todo estaba aquí. Era inútil que habláramos o proyectáramos. Todo ya estaba aquí. Yo ya estaba aquí y era distinta a vos. Quise sembrar y que me sembraran. ¡Pobre mujer! (Se arrodilla, se toma las sienes con las manos y llora).

H: ¿Y si nada fuese real?. Hasta este mismo instante. Quizás este pacto no existió verdaderamente entre nosotros, o en alguno de nosotros. O fue interpretado de diferentes maneras.

M: (Lo escucha sin dejar de mirarse las palmas).

H: (Sentado sobre una roca) Y el abismo. Allá abajo y aquí adentro. (Se señala el pecho). Posiblemente, vos, mujer, tenés un abismo más profundo y misterioso que yo, hombre. Pero, ¿cómo entender lo que no está registrado en ninguna parte? ¿Cómo entenderte? (baja la cabeza con gesto abatido).

M: (Se le acerca pausadamente) No te culpes por lo que yo siento. Es parte de mí, Como un brazo o la cabeza. No se puede compartir.

H: Pero algo debe haber. No podemos quedarnos a esperar la muerte junto a esta grieta. Pensemos en nuestro pacto. ¡Ya sé! Nos equivocamos al creerlo definitivo.Seguramente había que renovarlo día a día, hora a hora.

M: (pensativa) ¿Día a día? ¿Hora a hora?

H: Teníamos sólo veinte años y un montón de ilusiones que se fueron quedando por tantos caminos. El tiempo... El tiempo es el que deshace las cosas, no nosotros. Él deshizo el pacto. Pero como el tiempo no se ve, no nos dimos cuenta. Sólo ahora, mirándonos mutuamente las canas, las arrugas..

M: Puede que sea así. Pero cómo replantear el pacto día a día, hora a hora. Sin querer uno se va perdiendo dentro de sí mismo, tan profundo se es, como esta grieta.

H: Podemos intentarlo. Ver qué sucede. Pero no aquí, esperando la muerte.

M: ¡Las luces otra vez! ¡Se mueven! (Las señala con el dedo desde el foro hasta el abismo. Queda perpleja. Silencio). Se van. Nuevamente se van.

H: (Sigue con la mirada la dirección que ella traza con su mano) Sí, es cierto, se están yendo.

M: (Se queda mirando cómo se van las luces hacia el fondo de la grieta. Sólo ella las ve) Ya no me necesitan.

H: (Está junto a ella cuidando que, en su delirio, no caiga al abismo).

M: (Alza la cabeza y lo mira) Se fueron... Ya no sé nada.

H: Dejate llevar por mí, en ese caso. Voy a encontrar una salida. Viviremos. Esa es la única manera
de seguir. Te prometo hacer lo que pueda.

M: (Pensativa) Es posible... es posible...

H: (En silencio. Espectante)

M: (Medita) Todo aquello sucedió. No se puede subsanar, ni siquiera remendar.

H: (Continúa en silencio. Sólo la mira).

M: Pero nada es ni será igual.

H: Es cierto. Nada será igual.

M: Nos ha transcurrido el tiempo. Aquí están sus señales. (Se toca la cara con ambas manos. Se levanta, camina unos pasos por el escenario. Mira hacia todos lados).

H: (sólo la mira, a la espera)

M: ¿Y si detrás de aquella roca hubiera algún indicio que nos lleve hasta el camino? (El hombre se levanta. La toma de la mano. Caminan hacia el foro). APAGÓN


Elsa Copati nació en Buenos Aires. Publicó los libros de poemas Fugacidad del Sol (1984), Motivo para el Junco (1990), Poética de los escombros (1998) y de cuentos: Elige tu nombre, Travesías y Cuando uno es otro. Su obra de teatro El Pacto recibió Primer Premio en el Concurso “Obras de Teatro Breve” convocado por la Casa de la Cultura de Versalles (2002) y estrenada al año siguiente en la misma institución.
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VOCES


Ilda Delgado

NOCTURNO II

Un viento áspero cabalgaba el silencio,
quebraba la hora quieta, la hora insomne,
presagiando el más cruel de todos los adioses;
el que llega desde los ojos del otro.

Y esa levedad del ser...
Esta impotencia ante el dolor...
Esta fatiga de esperar...

Ilda Delgado: nació en Córdoba y vive en Buenos Aires. Ha publicado: Presencias; Cuatro mujeres (cuentos) De soles y soledades (poemas), El Grillo cuenta (cuentos) Metáfora Plural (fragmento de novela). Forma parte del grupo Presencias de Literatura. Recibió numerosos premios.
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Pablo Hernán Domínguez

GÉNESIS

cifrar la palabra
soplar su silencio previo
barrer su polvo de ausencia
hasta atraparla

o asirla entre los restos
de su última vestidura
y las voces que sepultan su memoria,

suspendida en el viento
la palabra llueve su desventura,

se balancea por el hilo de la noche
gimiendo en su coraza

hasta estallar en el sonido
que inaugure tu nombre

De Despeñaderos

Pablo Hernán Dominguez: nació en Capital Federal en 1967. Su poemario A tres horas del alba mereció el primer premio, edición de libro, en el 2000 organizado por Prueba de Galera ediciones. En abril del 2005 se presenta Despeñaderos. Es miembro de la comisión directiva de jóvenes de Apoa.
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Cristina Siri

Donde creo que no estás
la calidez de tu etéreo orada mi existencia
páramo sutil de entre llamas llamando
llámase amor aquello que es inútil
inútil sería no tenerte
rondando infinitesimal
los muros flotantes
que me guarda

esta dimensión de la locura.


De Tierra Madre

Cristina Siri: nació en 1951. Publicó doce libros, entre ellos: Lo inevitable (1987), A Bao a Quo (1988), De diálogos y fracturas (1989), SIC (1993), De la palabra libertad (1999), Me hago cargo (2000), Sex Espirituals (2001), Tierra Madre (2004).
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Rolando Revagliatti

SUEÑOS SON

Un seno de la mujer
de mis últimos sueños
se me acercó
y me quedó en la mano

Aunque lo besé
la mujer
ahora
confirma que no estábamos
aún disponibles
para esa ración
de realidad.


De Corona de Calor

Rolando Revagliatti: (Buenos Aires, 1945) coordinó ciclos de lecturas públicas. Es el director de la Revista Oral de Literatura “Recitador Argentino”. Publicó: Fundido encadenado, Leo y escribo, Ripio, Propaga, Ardua, Pictórica, Sopita, Corona de calor, entre otros libros de poesía
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Gabriela Delgado

DICIEMBRE

Tu diciembre aletea una mariposa
sobreviviente del diluvio y las espinas.
Ceremonia de pasión e imposible.
Atraviesa desnuda los anhelos, las demoras
hilvanando con seda el designio de encuentro.
En la última esquina anidan,
con pasión de capullo, los nomeolvides.
Celebra su brújula en mi vientre.
Se nutre de plegarias, arrinconada en el invierno.
Porfía que el calendario aún vive diciembre.
Arrulla ausencias recordadas con alas nuevas.
Renuncia a su propio nombre para dibujar
sobre la escarcha, puntos suspensivos.


De AguaLuna

Gabriela Delgado: En 2004 publica AguaLuna que recibió el Primer Premio Poesía en el Certamen Nacional 2002 organizado por Editorial Nuevo Ser. Sus obras fueron distinguidas en diversos concursos poéticos.
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Rubén A. Luna

LAS BRISAS

Tendré que ser más leve para que comprendas
F. L. M.

1
Quiero regalarte un alba. Figúrate: el antiguo sol guarnido de flores blancas, inocentes, y una brisa de fundación sopla desde el horizonte fugitivo.
El mundo nuevo es creado por tu causa.

2
Voy a suscitar una brisa tan delicada que no osará despertarte, pero que acariciará tus cabellos y hará volar a tu sueño, unos ángeles primordiales.
Y esa brisa es del linaje de un viento dulce y secreto, que de noche señorea las llanuras, y que susurra al oído: mi cuerpo alado, mi cuerpo de aire, morirá en el alba y renacerá en las sombras, pero mi alma es perenne y palpita, al abrigo de todo mal, en un mundo inaccesible.
Digo que mereces tanto misterio.

3
En la isla salvaje el espinillo lacera la piel, y una serpiente, oculta como una falsía, aguarda con paciencia de siglos inocular un veneno rojo y negro.
Pero corre una brisa, nacida en tierras de promisión, que cruza con gesto de victoria los mares terribles, para traer un aroma germinal.
Ah, y en lo alto de la colina, cerca del cielo, una flor, una sola flor, tú.
Tres brisas y dos corazones.


Rubén A. Luna: nació en 1948 en San Nicolás de los Arroyos, Provincia de Buenos Aires. Reside en Vicente López. Ha escrito cuentos, ensayos y poesías y se caracteriza por ser un atento lector.
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LIBROS RECIBIDOS

A favor del viento Poesía reunida 1952-1956. Rodolfo Alonso (Argonauta, Bs. As. 2004)
Alguien tiene un talismán. Lina Cafarello (Febra editores, Buenos Aires, 2004)
Boca a Boca- Cuaderno del Resucitado. Marcos Silber (El Mono Armado, Bs. As. 2004)
Bruta Piedad. Marion Berguenfeld (El Mono Armado, Bs. As. 2004)
El grito de Medusa- El deseo de lo indecible. María Beatriz Rodríguez Araujo- María Florencia Castellano - Alberto Elías- César Pérez Lugones- Carlos Pierucci- Ramiro Vicente (Léctica, Bs. As. 2004)
El hombre y sus laberintos. Alicia Régoli de Mullen (Dunken, Bs. As. 2004)
El tobogán. Andrés Neuman (Hiperión, Madrid, 2002)
Grietas que me escriben. Julio Aranda (Febra Editores, Bs. As. 2004)
La vida es el rato más largo que conozco. Raúl Ortega Montenegro. (Stilcograf, Bs As. 2001)
Mis Poesías II. Angélica María Murias (Círculo Literario PeAZeta, Bs. As. 2003)
¡Oh, la Omega!. Cristina Berbari (Fijando vértigos, Bs. As. 2004)
Signos tardíos. Michou Pourtalet. (Grupo Editor Latinoamericano, Bs. As, 2003)
Sueño contra Sueño- Antología Poética (Botella al Mar, Bs. As. 2004)
Teatro. Alberto Claudio Blasetti (Casandra, Bs. As. 2004)
Teoría de la nieve. Raúl Ortega (Ediciones del Dock, Bs. As. 1993)

CUADERNOS, PLAQUETAS, REVISTAS.

El Pacto (Drama en un solo acto) Elsa Copati (Cuadernos de Literatura, Bs As. 2004)
Extranjera a la intemperie 2004. Dir. Susana Cattaneo.
Papirolas Nº 43. Dir. Norma Padra.
Tamaño Oficio Nº 28. Dir. Lucila Févola. Cerrito 46, 1 E-1010-Bs.As.
Tierra Madre. Cristina Siri. Ediciones Aql.

PRESENTACIONES

Con el sello Editorial Argonauta, dirigido por Mario Pellegrini, se ha presentado "A favor del viento" Poesía reunida 1952-1956, de Rodolfo Alonso, que contiene sus seis primeros poemarios, hoy inhallables, y un esclarecedor e impecable prólogo, por el autor. Se refirieron a la obra los poetas Osvaldo Svanascini y Daniel Freidemberg.

Febra Editores, dirigido por Lucila Févola y José Bravo, en la Colección Tamaño oficio, ha publicado los poemarios: "Grietas que me escriben" de Julio Aranda; "Alguien tiene un talismán" de Lina Caffarello y "Punto de Furia" de Osvaldo Spoltore, presentados en el Ciclo Café Literario Bollini que conducen Daniel Grad y Adrián Sánchez.
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Este número 11 de Fijando vértigos se editó en papel en diciembre de 2004.

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