viernes, 23 de octubre de 2009

Fijando vértigos 10

LAS MUSAS (fragmento)
(Hablan Mnemosine y Hesíodo)


HESÍODO. ...Las cosas que tú dices no tienen en sí mismas ese fastidio de lo que acontece todos los días. Tú das nombres a las cosas que las vuelves distintas, inauditas, y sin embargo queridas y familiares como una voz que desde hace mucho tiempo callaba. O como el verse de improviso en un espejo de agua, lo que nos hace decir: “¿Quién es este hombre?”

MNEMOSINE. Mi querido, ¿no te ha sucedido nunca ver una planta, una piedra, un gesto, y experimentar la misma pasión?

HESÍODO. Me ha sucedido.

MNEMOSINE. ¿Y has encontrado el porqué?

HESÍODO. Es sólo un instante, Mélete. ¿Cómo puedo detenerlo?

MNEMOSINE. ¿No te has preguntado por qué un instante, semejante a tantos otros del pasado, te vuelve repentinamente feliz, feliz como un dios? Tú mirabas el olivo, el olivo sobre el sendero que has recorrido cada día durante años; llega el día en que el fastidio te deja y tú acaricias el viejo tronco con la mirada, como si fuera un amigo reencontrado y te dijera justo la única palabra que tu corazón esperaba. Otras veces es la mirada de un transeúnte cualquiera. Otras veces, la lluvia que insiste desde hace días. O el chillido estrepitoso de un pájaro. O una nube que dirías haberla visto antes. Por un instante el tiempo se detiene y sientes la cosa banal en tu corazón, como si el antes y el después no existieran ya. ¿No te has preguntado el porqué?

HESÍODO. Tú misma lo dices. Ese instante ha vuelto la cosa un recuerdo, un modelo.

MNEMOSINE. ¿No puedes imaginarte una existencia sólo hecha de estos instantes?

HESÍODO. Puedo imaginármela, sí.

MNEMOSINE. Entonces sabes cómo vivo.


Cesare Pavese- Diálogos con Leucó

En el diálogo Le muse definimos la poesía. Se dice, entre otras cosas, de todo gesto hecho por el hombre, que “repite un modelo divino” y día y noche el hombre no tiene un instante “que no emane del silencio de los orígenes”. Hesíodo es invitado por Mnemosine a referir esto a los mortales, y así nace la poesía. En el diálogo final (Los dioses), donde se habla de teogonía, se percibe aun la poesía: “Con un simple nombre narraban las nubes, el bosque, los destinos”.
La fuente de la poesía es siempre un misterio, una inspiración, una conmovida perplejidad ante algo irracional -tierra desconocida. Pero el acto de la poesía -si es lícito distinguir así, separar la llama de la materia ardiente- es una voluntad absoluta de ver claro, de reducir a razón, de saber.

Cesare Pavese - El oficio de poeta (traducción de Rodolfo Alonso y Hugo Gola)
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MILTON de LIMA SOUSA (1925 - 1999)

Homenaje


Poemas inéditos
Selección y traducción de Rodolfo Alonso

PROYECTO INCONSECUENTE

Cuando el silencio se seque en mis manos
Y mi espíritu sea nada más
Que brasa despavorida recorriendo la oscuridad,
Mis palabras serán mis restos mortales;
El viento, mi único epitafio.

Fruto trémulo, sofocado por la memoria revoloteante,
Siempre estaré sentado en este catre agreste,
Sufriendo el escurrirse de la madrugada,
Diluyéndome entre sus residuos de agüero.
¿Qué flor implume nace de mis pupilas?



PROJETO INCONSEQUENTE

Quando o silêncio secar em minhas mãos
E meu espírito nada mais fôr
Do que brasa espavorida a percorrer a escuridão,
Minhas palavras serão meus restos mortais;
O vento, meu único epitáfio.

Fruto trêmulo, sufocado pela memória esvoaçante,
Sempre estarei sentado neste catre agreste,
Sofrendo o escoamento da madrugada,
Diluindo-me entre seus resíduos de agouro.
Que flor implume nasce de minhas pupilas?


OFICIO ANTICUADO

El poeta habla en primera persona
Y a todos engaña. Habla en tercera y seduce aún más:
Al final, siempre es devorado por sus propias entrañas,
A nadie lega su aliento.
Entre yo y él hay máscaras insondables,
El ayuno celeste inmerso en blanco abismal,
El plisado del verbo interdicto,
El bosque de los intersticios,
La lenta expiación de las palabras afines
Y la que quedó en estado de soplo en la arquitectura del vuelo.
El poeta se alimenta de materias fungibles y quebradizas.
Hasta hoy no se sabe de donde viene la niebla que manipula
Ni siente el peso de la mortaja (oh John Donne)
Que viste y desviste a todo instante.
De la fisura del sueño extrae labios estigmatizados.

Lectores avisados (y desavisados)
Atentos (y desatentos) se reúnen en la plaza
Para rastrear en lo oscuro lo que quedó pigmentado;
Medio al azar recorren señales intactas,
Mirando de cerca los grafitos apagados.
Con cristales molidos en la garganta,
El poeta toca criptosignos elementales.
Una legión de seudos (seudos del no-ser)
Le hiere el plumaje,
Pero nadie sabe dónde el pájaro nidifica.

(De Aleluya bajo el atrio, libro inédito)



A UN POETA ARGENTINO

a Rodolfo Alonso

No sé si te envío
Una postal del Corcovado
O el retrato del poeta
Que zarandea el mineral del pudor.

Tal vez sea más delicado
Mandarte una instantánea del bumbum dorado
De la mujer-modelo de estos brasiles
Y de complemento, dos o tres puñados

De esta tierra miserable y deslumbrada
Donde hasta las zarzas-ardientes tienen halos de ternura.
Como soy un cabeza de chorlito,
Sin duda lo mejor es colocar todo eso

En el ala delta de un abrazo bienvenido.


(De Manto de traspaso, libro inédito)


EJECUCIÓN INEXPLICABLE

El patíbulo se levantó al anochecer, para confundir todavía más.
A pesar de obsoleta, la guillotina estaba tan despierta
Que cortaba el viento. Su hoja relucía en la sombra,
Eclipsando trapos, secuelas, huesos molidos.
Cuando se despeñó, afiladísima, sobre mi cuello,
Cerré los ojos con amor: nacía la última flor del Lacio.
Mis restos traspasados quedaron intactos.
Ninguna gota de sangre salpicó los escalones del cadalso.
Alfombrada de cadáveres, la plaza se pudrió en salitre.


(En una carta a Rodolfo Alonso, aludiendo a la cita la última flor del Lacio, MLS informaba: “Por si no lo sabes, es un verso famoso de Olavo Bilac, poeta parnasiano. Se refiere a la lengua portuguesa.”)

(De Para que pinte Cézanne, libro inédito)

OSARIO PROFANO

Del mismo modo en que entierran los perros
Huesos ávidamente recogidos al crepúsculo
Para saborearlos después, en intante secreto y encantado,
Entierro mis palabras en un atrio espectral
Barrido por el viento, guardando para ciegos y locos
(Irremediablemente heridos por la noche),
Los residuos de una visión crucificada día a día,
Canto esparcido de un amor que nadie más siente.

Los sueños quedan grabados en las lajas del insomnio.

(del libro inédito Aleluya bajo el atrio)


Cuando murió, en Curitiba, Milton de Lima Sousa (1925-1999), que había escrito y reescrito 800 poemas densamente exigentes, tal vez superando a Pessoa dejó 20 volúmenes inéditos en prosa y verso, cuidadosamente terminados. Pero sólo llegó a ser reconocido fuera de Brasil, en el ámbito hispanoamericano, donde el poeta argentino Rodolfo Alonso lo tradujo y difundió desde su juventud.

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EL POETA MÁS DESCONOCIDO DEL BRASIL
por Rodolfo Alonso

Mis palabras serán mis restos mortales;
El viento, mi único epitafio.
M. L. S



No fue uno de los menores paradigmas que me presentó la frecuentación del memorable y fecundo modernismo brasileño, la convicción de que sus integrantes -contrariamente a lo que suele ocurrir en otras playas, donde florecen tantas mezquinas competencias literarias- creaban y convivían en un clima de exigencia y de fraternidad, de devoción y de afecto, que les permitía a la vez reconocerse, compartir y diferenciarse. Desde mi propio país, no me era difícil extender ese crédito al carácter extrovertido y comunicativo que suele adjudicarse no sin razón al pueblo brasileño, y entender por lo tanto que esa feliz característica iba inclusive más allá de los patriarcas modernistas.
Sin embargo, y sea cual sea la realidad virtual de ese supuesto, hay por lo menos un caso en la literatura brasileña contemporánea que constituye indudablemente la excepción a la regla. Nacido en Vargem Grande do Sul (estado de São Paulo) en 1925, y fallecido en Curitiba, donde se había afincado, el 4 de agosto de 1999, no mucho después de habernos conocido allí personalmente tras de una amistad epistolar de muchas décadas, Milton de Lima Sousa gozó de un desconocimiento prácticamente absoluto en su propia tierra. No así en algunos de los principales países de habla castellana, donde no somos pocos los que reconocemos su originalidad y su indudable presencia, y donde desde hace largo tiempo se vienen dando a conocer casi reiteradamente traducciones de sus textos 1. Y donde incluso fue aceptado desde un comienzo como uno más, sin haber salido nunca de Brasil, en el grupo reunido alrededor de la legendaria revista argentina de vanguardia Poesía Buenos Aires (1950-1960), que modificó de manera definitiva el criterio y la práctica de la poesía entre nosotros.
Sus muy escasos libros: la poesía de Abecedário interior (1947) Caos intacto (1952), Érmo de pupila (1955), Ditado no escuro (1967), y los relatos de Muro de arrimo (1971), no fueron publicados nunca por ninguna editorial, ni siquiera de las más pequeñas, sino siempre por cuenta del autor, que inclusive para los más recientes debió recurrir a modestos sistemas de reproducción. Y sin embargo, escribió y reescribió má s de ochocientos poemas,
En absoluto discursivos o meramente coloquiales, sino todo lo contrario. Y sin embargo, allí en su casa de Lindolfo da Rocha Pombo 328, Bacacheri, en Curitiba, superando incluso al inagotable legado de Fernando Pessoa, nos dejó más de veinte libros cuidadosamente terminados, en prosa y verso, “que no fueron editados por cuestiones financeras”, como me dijo su esposa, Rebeca Stein, al anunciarme su fallecimiento.
Interrogado por mí al respecto, me contestó sabiamente en una carta personal del 10 de agosto de 1981: “No entiendes por qué mi poesía no es valorizada en Brasil. Te explico. En primer lugar, como sabes vivo enteramente apartado de los llamados medios literarios, organismo fantasma que generalmente crea las reputaciones en el país. No frecuento a los cronistas literarios ni conozco las personas que circulan como críticos. Soy, por temperamento, más inclinado a convivir con el silencio y la soledad. Me repugnan las gimnasias de plaza pública. Impregnado de zen, no quiero nada más que crear mi poesía. Y aun eso es difícil, pues estoy obligado a salir de casa para ganarme el pan. Admiro a los grandes enclaustrados, comenzando por Emily Dickinson, quien, no habiendo dicho nada, dijo todo sobre la vida del poeta y de la poesía. Su lección es inagotable.”

No obstante, Milton de Lima Sousa fue capaz de dirigir por muchos años una exigente revista multinacional de poesía: Narceja, bajo cuyo auspicio organizó y llevó a cabo además en São Paulo, durante abril y mayo de 1961, una importante Muestra Internacional de Poesía. Y, durante toda su vida, fue corresponsal en su país del Centro Internacional de Estudios Poéticos, con sede en Bruselas. Pero, ratificando con sus propios actos lo que se desprende de aquellas afirmaciones de su carta, fijó su residencia en un tranquilo barrio de Curitiba, en el estado de Paraná, donde vivió voluntariamente recluido después de haber habitado desde 1936 la bulliciosa metrópoli paulista.
Resulta difícil, indudablemente, arriesgar interpretaciones para un asunto no sólo en gran medida ajeno sino también evidentemente complejo. Pero tampoco se hace fácil aceptar, al menos en forma exclusiva, la interpretación del propio interesado. Aunque su saludable y ejemplar retraimiento de la mal llamada vida literaria -que me consta- tenga algo que ver en el asunto, intuyo que puede haber allí algo más, más sugestivo, más intenso, quizá más revelador. Y me refiero a la actitud misma de Milton de Lima Sousa con respecto a su creación, a la escritura ardua y honda que fue desplegando, con envidiable coherencia, prácticamente desde el comienzo mismo de su actividad.
Es un lugar común (discutible, como tantos) aceptar que universos como el del Brasil, tan ricos en exhuberancias visuales y sonoras, deberían encontrar su expresión artística legítima en cálidas expansiones, en extroversiones vehementes. No ocurrió eso sin embargo con el mencionado y fundacional modernismo brasileño, que supo ser auténticamente nacional sin dejar de ser absolutamente moderno, y por lo tanto contenido, cuando no circunspecto y hasta burlón o mordaz, pero siempre profundo. (Recordemos, al pasar, que ya durante la memorable Semana de Arte Moderno de 1922, siempre en São Paulo, que dio origen al movimiento, hubo quien habló explícitamente de cierta infusa melancolía, a la que desde un punto de vista más o menos sociológico dio hasta como componente del alma brasileña. Y no olvidemos tampoco la reseca, áspera y poco complaciente poesía de un João Cabral de Melo Neto, tan enjuta por fuera y tan jugosa por dentro como algunas especies vegetales del sertón, y quizá por eso mismo tan significativa.)
De modo que la escritura de Milton de Lima Sousa, también ricamente encarnada en su lenguaje, de algún modo sobriamente barroca, como quiere el modernismo, ejercida asimismo hondamente para irradiar, no para explayarse, sólo se haría claramente distinta en cierta actitud aparentemente menos cálida, más desapasionada, quizá más fría. A la que la sutil virulencia del humor negro viene a agregar acaso inesperadas derivaciones. Pero que esconde tanta o mayor pasión, tanta o mayor ternura, tanto o mayor lirismo. Porque en todas estas cuestiones, como se sabe, las apariencias no hacen sino poner de manifesto a contrario sensu otros contenidos latentes, pero no menos reveladores. Lo que aparentemente se antepone (o se opone) a la pasión, lo que se presenta como un predominio de la razón o de la mente, puede implicar abismos mucho más profundos, iluminar realidades más vastas, descubrir mundos más amplios, como nos enseñó precisamente el modernismo brasileño, que lo que se propone apenas describirlo, reflejarlo o exaltarlo.
A ese radical (y tal vez sólo aparente) desapasionamiento, Milton de Lima Sousa agrega otra distinción no menos raigal, y en cierto modo complementaria: la absoluta y poco complaciente indagación acerca de su yo, característica casi orgánicamente constitutiva -diríamos- del hombre llamado moderno. Y que se vuelve brasileñísima desde los tuétanos, ya que está absolutamente desprendida del más mínimo pintoresquismo. Un lenguaje preciso, descarnado, de casi feroz eficacia, exigido hasta la desolación, nos transmite crudamente, sin sentimentalismos ni superficialidad alguna, aquí sí, aquello que alguna vez H. A. Murena intentó adjudicar a Alberto Girri: “la épica de un alma.”

Pienso que el estilo de Milton de Lima Sousa es tan importante como el hombre para explicar este evidente apartamiento antípoda: el de ese medio con este autor, el de este autor con ese medio. Pero no creo que la palabra de Milton de Lima Sousa sea menos importante (y necesaria) para expresar al Brasil legítimo que el resto de tantos de sus ilustres compatriotas. Por el contrario, y como suele ocurrir, muchas veces aquello que nos resistimos a ver es precisamente no sólo lo que más nos atrae, sino -en el fondo, y a veces de una manera harto inconsciente- también lo que más nos interesa, lo que nos toca más de cerca.

1 Cfr. especialmente los siguientes volúmenes que incluyen poemas de Milton de Lima Sousa, todos ellos traducidos por Rodolfo Alonso: La traducción literaria. Antología del poema traducido, por Lysandro Z. D. Galtier (Ediciones Culturales Argentinas, Buenos Aires, 1965); Literatura argentina de vanguardia. El movimiento Poesía Buenos Aires, por Raúl Gustavo Aguirre (Fraterna, Buenos Aires, 1979); La tercera orilla del río y otros textos, de João Guimarães Rosa, Clarice Lispector y otros (Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1983), con estudio preliminar, selección y traducción de Rodolfo Alonso.


Rodolfo Alonso (Buenos Aires, 4-10-34). Publicó: Salud o nada (1954) Buenos Vientos (1956) El músico en la máquina (1958) Duro mundo (1959) El jardín de aclimatación (1959) Gran Bebé (1960) Entre dientes (1963) Hablar claro (1964) Hago el amor (1969) Guitarrón (1975) Señora Vida (1979) Sol o sombra (1981) Alrededores (1983) Jazmín del País (1988) Música concreta (1994) El arte de callar (2003). Entre otras distinckiones obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1997.

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Recordando al poeta
Juan L. Ortiz (1896-1978)


AH, MIS AMIGOS, HABLÁIS DE RIMAS...

Ah, mis amigos, habláis de rimas
y habláis finamente de los crecimientos libres...
en la seda fantástica que os dan las hadas de los leños
con sus suplicios de tísicas
sobresaltadas
de alas...

Pero habéis pensado
que el otro cuerpo de la poesía está también allá, en el Junio de crecida,
desnudo casi bajo las agujas del cielo?

Qué haríais vosotros, decid, sin ese cuerpo
del que el vuestro, si frágil y si herido, vive desde “la división”,
despedido del “espíritu”, él, que sostiene oscuramente sus juegos
con el pan que él amasa y que debe recibir a veces,
en un insulto de piedra?

Habéis pensado, mis amigos,
que es una red de sangre la que se salva del vacío,
en el tejido de todos los días, bajo los metales del aire,
de esas manos sin nada al fin como las ramas de Junio,
a no ser una escritura de vidrio?

Oh, yo sé que buscáis desde el principio el secreto de la tierra,
y que os arrojáis al fuego, muchas veces, para encontrar el secreto...
Y sé que a veces halláis la melodía más difícil
que duerme en aquéllos que mueren de silencio,
corroídos por el padre río, ahora, hacia las tiendas del viento...
Pero cuidado, mis amigos, con envolveros en la seda de la poesía
igual que un capullo...
No olvidéis que la poesía,
si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva,
es asimismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin fin,
cruzada o crucificada, si queréis, por los llamados sin fin
y tendida humildemente, humildemente, para el invento del amor...

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¿Qué es la poesía?
Selección: Cristina Berbari


La poesía debe ser un riesgo, una aventura en la que el hombre se compromete a sí mismo ya su destino. (Michel Leiris)

La poesía es un atentado celeste. (Vicente Huidobro)

Poesía: tres zapatos que no se corresponden a la entrada de un callejón oscuro (Charles Simic)

(...) entender la poesía como expresión de la realidad, tanto cotidiana como la más misteriosa; entenderla como vehículo de comunicación... (Noe Jitrik)

La poesía es la sombra de la memoria. (José Emilio Pacheco)

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Rafael Felipe Oteriño

LA POESÍA


La poesía
no es
croar de ranas
en un estanque vacío
un amanecer de invierno.

Tampoco es
laboriosa
carta de amor
escrita
en nuestra memoria.

Es invención
de reglas;
una superposición
entre emoción
e idea.

El rítmico abrazo
-el beso-
de palabras
recogidas
en la calle.

O, cuando menos,
“occasioni”:
barquillo de papel
que debes conducir
a un puerto seguro.

Pues,
salvo la Musa,
¿quién puede decir
que esto
es un poema?

Cuando, en verdad,
no hay reglas;
cuando cada poema
crea sus propias
reglas.

Y cada poema
destruye
esas reglas.
Cada poema
es un sacrificio.



POEMA DE LA FLOR

No de la rama, no del rocío,
de la pregunta ¿flor? nace la flor,
del hambre de saberla intacta,
idea pura y, en la boca, artesanía;
allí puedo encontrarla, allí
su corazón late, allí escucho
su voz -lo que buscaba-:
la pregunta y la flor nacieron juntas,
la palabra Yo como universo.

Rafael Felipe Oteriño nació en La Plata, en 1945. Vive en Mar del Plata. Obra poética publicada: Altas lluvias (1966). Campo visual (1976). Rara materia (1980). El príncipe de la fiesta (1983). El invierno lúcido (1987). La colina (1992). Lengua Madre (1995) al que pertenecen los poemas transcriptos, y El orden de las Olas (Ediciones del Copista). Luego del Premio del Fondo Nacional de las Artes (1966) y de la Faja de Honor de la SADE (1967) por su primer libro ha recibido el Premio “Pondal Ríos” de la Fundación Odol (1979), el Primer Premio de Poesía “Coca Cola en las Artes y en las Ciencias” (1981/82), el Primer Premio del Certamen Nacional de Poesía “Municipalidad Ciudad de Mendoza” (1982), el Primer Premio Regional de Poesía de la Secretaría de Cultura de la Nación (1985/88), habiendo sido designado para el Premio “Konex” de Poesía (1989/93). Desde 1993 es miembro correspondiente de la Academia Argentina de Letras.

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Leonor Bonfanti

azar dadado
dadoso azaroso
dadante acezante


danzante
enamorante


dados y risas
cuentos y
cuentas


azar


azar enamorado


hay dos jugando
con dados de
amor y amar

* * *


lugar alquímico olor a chocolate
torrejas crepitantes doradas
sobre lenguas de fuego
un jarabe muy límpido


sones ahummm uhummm
ritmados con metrónomos tác tac tác
al son de sombras


tfu tfu tfu tfu
como hechizo lituano
ligetianas micropolifonías
aventuras insólitas

Leonor Bonfanti nació en Buenos Aires. Realizó actividades docentes y literarias. Conduce, junto al poeta Raúl Ortega Montenegro, un taller de aproximación al discurso poético. Participa en el taller de poesía de Jorge Santiago Perednik. Sus poemas fueron publicados en las siguientes antologías: Faro encendido, Editorial Stevenson, 1997; Poesía posible, Editorial Botella al Mar,1997; Homenaje a Arturo Cuadrado, Ed. Botella al Mar, 1999. Textos suyos se hallan publicados en la página web www.poesiaargentina.8k.com .Los poemas transcriptos forman parte de su libro Polifonías, Editorial La Bohemia, Buenos Aires, 2003.

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Alberto Claudio Blasetti

La importancia del silencio en la floración de las diosmas

Reflejada en el muelle de los amarantos
la esfera es narcisista, su espectro
azul desde las noches claras

habla de la torsión de la resina
para colorear la estela de los renos.

¿Por qué esa obstinada tendencia
a la perfección que pierde a la palidez
sugestiva?

Los jardines guardan en los caminos
laterales lo mejor de sí mismos
porque el no ser resplandece

en la coloración de las diosmas.
Sí, estrellas bajan de la albúmina...
pequeñas flores.


Situaciones a la hora de la siesta

El dragado del Rhin
recupera ventanales
con la mirada de Isolda

en un pañuelo de lágrimas.
Un cofre de sándalo
devuelve al bosque trinos

de un perfume perdido.
Y en la sala vacía, el paso
de la ausente se hace sombra.


Cilios en el clavicordio

Allí donde las begonias huyen
de la luz, la rueca redondea el ovillo
y las algas tejen otra Atlántida.


De Tulipas Iluminadas en las Terrazas del Tiempo

Alberto Claudio Blasetti nació en Buenos Aires en 1923. Obra poética: Siete azules para una sonrisa (1945) Diosma (1958) Arquitrabe y solsticio (1970) Ecuación con alondras (1972) Tadmor (1979) Clinamen (1984) Las vetas del Ágata (1990) El esmalte del ruiseñor (1994) . En prosa: Diálogo de los pájaros en la fuente de los vitraux (1981) Trinos ocultos en la psiquis de cristal (1998) Breve historia de la literatura contemporánea (1999) El remero de los ojos azules (2000) La Dama de las Diosmas (2001) Los ópalos del río (2003) Teatro (Editorial Casandra, Bs As, 2002) Teatro (Editorial Casandra, 2003). Tulipas iluminadas en las Terrazas del Tiempo- Summa Poética (Editorial Vinciguerra, Bs As, 2003) y 2ª edición ampliada, 2004, al que pertenecen los poemas seleccionados


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Yolí Fidanza

VIAJERA

Viajera por los propios laberintos
bajo hasta las tinieblas y las manos
corrompo con el barro.
Navegante de azarosa tormenta
rectifico el rumbo.
Gusto el azúcar de los frutos fieles,
tomo al cielo el azul, la transparencia
y soy testigo de una voz en llamas.
Letra es mi sed, palabra mi alimento.
Para sobrevivir
canto al mar pleno y a la noche única.

De Oficio de luna plena,1992

Yolí Fidanza: Poeta y narradora argentina, nacida y residente en la ciudad de Buenos Aires. Ha publicado: Entrañable Oficio, Edit Agón, 1990; Oficio de Luna Plena, Metáfora Edit., 1992; Romance de Anacaona, Metáfora Edit., 1993; De Peregrinaciones y Prodigios, Metáfora Edit., 1994, La voz de Aldina, Metáfora Edit.,1994; Mujer Celebración de luz y sombra 1a. ed., Metáfora Edit.,1995; 2a.ed., Ediciones Iniciales, 1997; Juegos de la Memoria Mujer y Siglo, Edit. Vinciguerra, 1999. Sus poemas integran numerosas Antologías. Participa con cuatro poemas musicalizados y cantados por Rita Paolucci; en el CD. Rita canta a los poetas. Colabora en la revista española La Pájara Pinta. Mantiene inéditos: Testimonios del Sur, Haikus Oraculares, Las voces del silencio, Fragmentos de un discurso amoroso (traducido al francés) y en narrativa Eva y Lucía; y Nouvelle para lector adolescente: La Doncella de Huillallaco. Ha recibido numerosas distinciones .

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Ketty Alejandrina Lis

El nosotros es un hondo canto

El sentido de la Palabra-Vuelo,
de la Palabra-Canto,
de la palabra honda
no es
yo soy.
Tampoco es
yo no soy.
Es no soy yo
sin el tenso y débil sostén
del otro.


¿Recuerdas a Pascal?

Los infinitos planos móviles
alterando
la móvil lucidez
aterran
mucho más
que los espacios infinitos.

De Cartas para Adriana, 1992



Horas diurnas

Son los pies los que hablan
al caminar sin rumbo.
Se agosta el surco
y se desciende
a una planicie sin principio
para hallar la palabra
que contenga al silencio.
Ella se acerca
tan cerca
y huye.


La condición humana

Hender
la transparente hondura
de la serenidad.
De vez en cuando.
Pulir el tacto
en el contacto
con la persona amada.
Dar paso con resignación
a la resignación.
Y así sobrellevar
la trágica belleza
de la condición humana.

Ketty Alejandrina Lis: nació en Santa Fe y reside en Rosario. Tiene publicados los poemarios Imaginaciones (1987); Cartas para Adriana (1992), ambos en Marymar Ediciones; Piedra Filosofal (1997) Ediciones Ültimo Reino y un opúsculo sobre Mozart. Obtuvo la Faja de Honor de la SADE en 1993, entre otras distinciones. Edita por Internet “Poéticas, antología de la poesía universal”.

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Marta Rotonda

S A T O R
A R E P O
T E N E T
O P E R A
R O T A S

Fórmula mágica paleocristiana,
de origen anterior, usada como amuleto
contra la rabia o los incendios y también
símbolo del Todo con sentido cambiante.


Giro en torno
a la fórmula.
Sobre el papel, la alquimia.
Pero siempre
el sembrador
Arepo
sostiene
con esfuerzo
las ruedas.
Allí Tántalo
y Hércules.
Pero también
mi hermano cartonero.
No hay izquierda o derecha
o centro
arriba, abajo
sino sólo un sentido.
La Totalidad idéntica
vuelve a agruparse
en el dibujo
del antiguo edificio.

(inédito)


MIENTRAS DIGO...

MIENTRAS DIGO AZUL O VIRGEN O ROCÍO
¿estaré pronunciando quizás el secreto nombre de
otra cosa?
¿Con qué expresión se nombrará el silencio
con qué oídos percibir su realidad?
¿Adónde buscar la Palabra Perdida
que me señale el camino al Paraíso
o el iniciático Verbo que ponga en marcha
al corazón exiliado del Amor?
En tanto el Santo sigue estático en su nicho
y yo imploro en vano
a una túnica de piedra.
No alcanzo a discernir la Ley
que transforme en oro mi apetencia de lo Cierto.


Marta Rotonda nacida en Mar del Plata. Radicada en Buenos Aires desde 1961. Profesora en Letras egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1968). Sus poemas forman parte de numerosas antologías de poetas nacionales. Ha publicado: Versos con aire de familia (Editorial Tres + Uno, Buenos Aires, 2000) de donde se ha transcripto el poema “Mientras digo...”. Mantiene inédito: Vida y obra de Juana de Ibarbourou . En teatro infantil, la pieza Ferdinando, Meneco y sus amigos, fue representada en el Auditórium Municipal de Tandil con el auspicio de la Dirección Municipal de Cultura de esa ciudad. Su obra ha recibido numerosos premios y distinciones.

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Oscar Portela

EL ADVIENTO

(a Javier, Marina, Corina y Humberto G. Portela
que seguirán abriendo inextricables senderos de la sangre.)



Finalmente transfigurar la muerte
(ay de vosotros, pálidos astros
que iluminan mi noche):
para mudar el alma,
las miradas del alma
y el cuerpo de la vida: Y ello
es todo, recuperar moradas
donde se ocultan dioses
a miradas mortales, enceguecidos
nosotros, por el invierno
del creciente desierto,
venido para quedarse-,
llagados, por el silicio y los
hielos confundidos en un
inmenso abrazo. Extranjeros
en la tierra de nadie,
vagabundos, andrajosos, desnudos,
con una muerta antorcha entre
las manos, pues sin el
dolor que salva somos
invocado por el Águila
aquel, envío de los Dioses,
oh advertencia divina!,
hijos de una profunda noche,
perdidos en cavernas y reflejados
en los ríos donde cantan
santos tritones, melodías lejanas
al oído de nadie: tú, nada flamígera
que iluminas y matas.
Y eso es todo, para mañana todo.
Sobre las tumbas de los heridos
sueños y las sombras del triste
caminante, hacer brillar estrellas
que no marcan senderos
y esperar -esperar-, la abierta
mano en que dejar la lágrima
de quienes huyen entre pliegues
de pasadizos y de trampas:
transfigurar, sólo eso, transfigurarnos,
y las resurrecciones, el infinito
duelo de una escucha perpetua,
en sigilosa espera del adviento.

(enero 2004- Loreto, Corrientes)

Oscar Portela. Obra poética publicada: Senderos en el Bosque (Torres Agüero Editor) Auto de Fe (Municipalidad de Corrientes) Había una vez (Botella al Mar, Bs As.) Memorial de Corrientes (Editorial Tiempo, Corrientes) Estuario (Publicado por la Comisión del Cuarto Centenario de Corrientes, Primer Premio Nacional Carlos Gordiola Niella) Golpe de Gracia (Ed.Marymar, Bs.As.) Selección Poética- Selection Poetics. Edición bilingüe (Ediciones del Correo Latino, Bs.As.) La memoria de Láquesis y Fresas Salvajes (Editorial Universidad Nacional del Nordeste-UNNE, 2da.edición Dunken, Bs As.) Claroscuro (en prensa) Ensayo: Nietzsche, Sonámbulo del Día (Ed.Tiempo), con el agregado de Nietzsche Hoy (Corrientes, 1997); El Maldito Asombroso (ensayo sobre la obra poética y filosófica de Oscar Portela- declarado de Interés Legislativo y Senatorial, (Ed. Tiempo, en prensa)

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Kelly Gavinoser

ARTE POÉTICA

Azul
Amo todo lo que escribe
no importa cuál sea su forma, color o consistencia.
Basta que pueda deslizarse (sobre el blanco)
y se confiese hablando Desde adentro.

Cambio para que no se sienta aislado
inútil dentro de la vaina que cobija su espera
y lo aprieto sobre la lisa techumbre de la hoja
que se nutre (de azul)
de las redondas formas que mi mano
dibuja para sopesar el ritmo de este tiempo.

Rojo
Peino ahora (con rojo) el silencio
para que mi sangre
que tiende a adormecerse cuando el cansancio atrofia el músculo
y las antiguas arterias
y busco en mi mente recientes alboradas de rojo sol irguiéndose.

Negro
Corto, mido, prendo.
Por algo he guardado en mi arca -por las dudas-
aquello
que rectifica erróneos apuros
desvestidas ideas.
Borro. (Negro)
Por algo he guardado en mi arca -por las dudas-
broches, tijera y regla.
Por algo un algo que borra lo que quiere ser desmemoriado signo
no existencia en el tiempo
mendacidad del no ser
aunque fue.

Blanco
Ahora prendo.
Colores, formas, palabras.
Ahora prendo. Objetos queridos. (Blanco)
Dentro.

Kelly Gavinoser nació en Bs.As. Profesora en Letras por la UBA., ejerce la docencia en la Universidad del Salvador en las cátedras de Gramática española, Taller de Escritura y Taller de Corrección. Ha publicado: Rumbos de silencio (poemas, 1991; Un espacio para el tiempo del cuento en el aula taller (ensayo, 1993) Poética impar/ El tiempo suspendido (Ed. Dunken, 2004) del que forma parte el presente poema. Historias sin historias (en preparación)
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Nira Etchenique


VOX POPULI ( fragmentos)

Aparecida hizo corriendo quince de las treinta cuadras que la separaban del puente hasta que la combi de la escuela frenó y ella subió, y el hombre que manejaba decretó con voz enérgica y serena hoy no hay clases pero de aquí no se baja nadie que tampoco es día de fiesta. Aparecida había corrido las quince cuadras en completo silencio, acompañada respetuosamente por el trote de los vecinos. Corría y pensaba lo levanto y me lo llevo y antes de gritarle espero que se le pase la borrachera y lo curo y después lo meto a los empujones en la tina que es lo que más le gusta y en cuanto entre en el agua empieza a mirarla con dulzura el muy desgraciado y Aparecida lo enjabona dulcemente así entre las piernas ahora dése vuelta negro sucio que vamos a ver qué tiene en ese agujero oscuro como la noche y Carica se deja se revuelve lleno de cosquillas diviértase nomás que ya viene lo bueno pero más lo toco más me ablando más me gana este zafado que ya ella se agita y él le extiende la trompa húmeda lo único que falta quiere besos eso quiere y Aparecida lo besa negro negro de seda. La combi frena, toda Maringá la mira.

Fue el Lobizón, me dijo Aparecida al abrirme la puerta de su casa. Fue el Lobizón, repitió mientras yo entraba y era el atardecer del día del funeral de Carica. Había humo de incienso y flores, y en el otro cuarto algunas voces orando, y ella fumaba uno de esos charutos nauseabundos e inclinaba la botella de Velho Barreiro y servía la cachaça que beberíamos lentamente, yo, con una debilidad impropia para razonar, ella, mirándome desde unos ojos rejuvenecidos por el odio.
Me eché en el sofá con todo mi peso, cansado como si regresara de una enfermedad seca y antigua. Quítese las zapatillas, doctor, duerma si quiere. No, Aparecida, no quiero dormir, quiero saber qué está diciendo, Aparecida, de dónde sacó esa historia. Ella seguía bebiendo y dándome de beber. Fue el Lobizón, eso es lo que estoy diciendo, doctor, y estrujaba entre sus dedos nerviosos la cruz que le colgaba del cuello, y caminaba con el vaso en la mano, y rezaba pedazos de padrenuestros, y por momentos se quedaba inmóvil, paralizada en medio del cuarto en el que había ido entrando la noche, a la cintura le llegaba la noche, y ella tambaleó, está ciega, pensé, ya no tolera el dolor, qué ocurre Aparecida, embrutecido, no puedo ni sentarme y tomarla entre mis brazos para que no se golpee, ojalá llorara, por qué no llora, Aparecida, fue el Lobizón, ay mi negro de seda, ay mi almita de Dios, ay mi amor, qué es eso, Aparecida, qué es eso mujer, venga, venga al sofá, en el suelo, doctor, en el suelo, ay mi negro zafado, levántese, no me levanto nada, aquí ahorita empiezo a morirme, no ve que estamos borrachos, Aparecida, borrachos estamos, qué me viene con el Lobizón, ay negrito, ay Carica.
Lo despertó una marejada caliente en las sienes, como latigazos detrás de los párpados y un clavo metido hasta el fondo de la nuca. Se incorporó a medias y vio contra los vidrios una pasta grisácea y quieta. Gimió y volvió a echarse en el sofá, maldita sea, sólo los pueblos salvajes pueden tomar eso. Y cuando Aparecida entró, precedida por esas fragancias que sólo tienen las brasileñas después de bañarse, murmuró dificultosamente la cachaça es para salvajes, y ella rió, y nadie hubiera dicho, oyéndola, que era una mujer de duelo. Aparecida se sentó a sus pies y él pudo observar su pelo mojado, el vestido oscuro y las dos flores amarillas que descansaban en su escote. Tome, dijo, es café bien fuerte con gotas de alcohol puro, para la resaca. Se estremeció y apartó la taza. Tómelo, insistió ella, y después váyase a vomitar. Levantó las cejas, no ande jodiendo con delicadezas, doctor.
Cuando volví del baño me temblaban las piernas. Ahora sude como Dios manda, ordenó mientras corría las cortinas para evitar que la luz me partiera en dos la poca vida que arrastraba hasta el sofá. Duerma, susurró con suavidad, como si le hablara a un niño, después tenemos que hablar.



Nira Etchenique: nació en Buenos Aires. Publicó: Mi canto caído (Poemas) 1952; Esta tierra puesta en soledad (Poemas) 1955; Horario corrido y sábado inglés (Poemas- Faja de Honor SADE) 1957, traducido al frances- checoslovaco; Alfonsina Storni (Ensayo) 1958; Los dueños del hambre (Poemas) 1959; Roberto Arlt (Ensayo- Faja de Honor SADE) 1961: Diez y punto (Poemas 1ª edición 1965/ 4ª edición 1968; Sur (Cuentos 1ª edición 1966; Ültimo oficio (Poemas) 1ª edición 1967/ 2ª edición 1974; Tempestad es la palabra (Poemas) 1971; Persona (Novela- Premio Fundación Dupuytren) Ed. Sudamericana 1982; Judith querida (Novela) Ed. Corregidor 2000; Vox Populi (Cuento- Premio Ciudad de Barañáin- Navarra- España) 2001; Vox Populi (Cuentos) Roberto Goijman Editor 2004.

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Armando Sica

Nace en Buenos Aires en 1917. Realiza estudios de “Letras” en la Escuela Nacional de Profesores “Mariano Acosta” y artísticos en las escuelas de Artes Decorativas y superior de Bellas Artes “Ernesto de la Cárcova”. Con una beca va a Europa y realiza estudios en la Academia “Brera” de Milán.Ejerce la docencia primaria, secundaria y superior (Universidades Nacionales de Córdoba y de Tucumán y en la Escuela Provincial de Bellas Artes de Córdoba).
Desde 1962 es Secretario General del Instituto Argentino de Cultura Italiana de Córdoba. En 1967 el Gobierno Italiano le otorga la condecoración de Caballero Oficial y la Medalla de Oro de la Cultura. Expone en los salones nacionales y provinciales desde 1939. Individualmente, en las galerías Witcomb, Sala Argentina, Peuser, Museo Municipal de Bellas Artes de Córdoba y de Tandil, Círculo Argentino (Milán), Palacio de las Exposiciones (Roma), Totti (Milán), Nexo (Buenos Aires) . Entre los premios que ha obtenido se destaca el Gran Premio, Grabado, en el Salón Nacional, 1966. Ha realizado numerosos murales: 4 frescos en el atrio de la Iglesia de la Sagrada Eucaristía, 1955; el plafond central del Salón de Grados de la Universidad Nacional de Córdoba, 1962; 23 vitrales en Santuario de Nuestra Señora Madre de los Emigrantes (”Los peces”, vitral reproducido en la ilustración) 1967; 27 paneles cerámicos “Epopeya de Córdoba”, sobre el muro exterior de la Iglesia de la Merced de Córdoba, 1966 a 1974; un panel en el atrio de dicha Iglesia: “Belgrano nombra Generala del Ejército Argentino a la Virgen de la Merced, Tucumán, 1812” . Ha realizado varias publicaciones: Viaje por las Américas, edición para bibliófilos con 16 aguafuertes originales, 1952; El muralismo en América, 1955; El plafond central del Salón de Grados de la Universidad Nacional de Córdoba, 1963. Una calle de la Ciudad de Córdoba y el Premio de Pintura otorgado por el Salón Nacional Pro Arte (Córdoba) recuerdan su nombre.

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Marcos Silber

Se deliró. El poeta se deliró.
Si.
No.
Si.
Dice y repite: viven, las palabras viven.
Actúan. Ellas. Las palabras.
Dice comer. El poeta dice comer
y aparece a los ojos de todos
sentado a la mesa de los potentados.
No.
Mejor, sentado a la mesa de los sufrientes.
Dice amar. El poeta dice amar
y aparece a los ojos de todos
revolcándose en el dormitorio de la
bella mayor.
No.
Mejor, en el de la más sola.
Dice volar. El poeta dice volar
y aparece a los ojos de todos
la imagen de una habitación desierta
con un ventanal despejado
que da a un cielo más despejado aún.
Y azul.
Sobre todo azul.


* * *

Al cierre de los ojos se abre el cuadro;
la mujer de la terraza pliega las sábanas.
La secuencia se repite, avanza y regresa
con las sábanas que no deja de plegar
la mujer de la terraza.
Se abre otro cuadro al cierre de los ojos
y la proa que irrumpe, el barco fantasma
que le entra a la pared del cuarto,
con el rostro de la mujer de la terraza.
La secuencia se repite, regresa y avanza.
No se deja oír el mar lejano,
pero oigo el vaivén de su mecedora de agua
y oigo el secreto murmullo de los pliegues
de las sábanas de la mujer de la terraza;
el estruendo de la pared que cede
oigo el barco que la penetra
el del mascarón
con el rostro de la mujer de la terraza.
Próximos, cercanos los oigo,
del otro lado de la pared
como del otro lado de las aguas del tiempo.


Marcos Silber -Argentino-1934. Ha publicado trece libros y participado además en antologías nacionales y extranjeras. Colabora con revistas y publicaciones en el país y en el exterior. Es autor de la versión argentina de Raíces (teatro) de A. Wesker, editada por Nueva Visión. Como invitado asistió al Festival Internacional de Poesía en Medellín (Colombia); al Primer Encuentro de Poetas Hispanoamericanos de Fin de Siglo en Bogotá (Colombia) y al Encuentro Internacional de Poesía en Cajamarca (Perú). Es faja de Honor de SADE 1968. Primer Premio en Mérida (España) con el libro Preposiciones y buenos modales. Finalista con “Thrillers” en Casa de las Américas. 1er. y 2do. Premio Certamen Nacional de Poesía de la A.P.D.H.1er Premio Casa de la Amistad argentino-cubana (viaje a Cuba). 1er. Premio (publicación Editorial La Luna Que). Premio 1999 y 2000 Certamen Prosa breve de Contextos (Radio Cultura). Miembro de la Sociedad de los Poetas Vivos. Miembro Honorable de la SADE. Los poemas transcriptos forman parte de Primera Persona (Ed. del Mono Armado, Buenos Aires, 2004)

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Ilda Delgado

PLEGARIA DE LA PALOMA

“Señor, Dador de amores,
a Ti te pido envíes a mi jardín
un mensajero con forma de paloma,
y allí y con ella, en diálogo secreto,
inventar maravillas que calmen un poco
este dolor de Ser tan de continuo.”

De la Serie “Despertares”



“MOMENTOS” III

El esplendor latente del inocente corazón
se anticipa en el alba.
Hay casi una señal en el prodigio.
Después de tanto dar y recibir,
de tanta incertidumbre, perfilándome,
aquello por venir se hace certeza.

Y las palabras que cuentan a la vida y a la muerte,
Ahora se deslizan sin dolor
(Como si todo lo que fue, hubiese sido un sueño)

Queda sólo la Palabra
Para nombrar aquello tan amado.

El paraíso perdido,
Aquel cantar de los cantares
Fulgurando detrás de la colina

Parodia de los hombres para exorcizar el olvido.
Conjura de los dioses, para crear el esplendor del inocente corazón.


Ilda Delgado nació en Córdoba y vive en Buenos Aires. Ha publicado: Presencias, cuentos. Cuatro mujeres, cuentos. De soles y soledades, poemas. Presencias y Veinte Voces de Buenos Aires, antologías poéticas. El Grillo Cuenta, cuentos. Metáfora Plural, fragmento de novela. Forma parte del Grupo Presencias de Literatura. Recibió 15 premios, entre ellos: Primeros Premios en Narrativa, años 1987 y 1988; Poesía 1989y Poesía en italiano 1990 de la Asociación Italiana Cristóforo Colombo. Actualmente trabaja en poemas seriados.

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Osmar Luis Bondoni


Cuando estés escribiendo un poema mírate las manos. Si no sangran, rómpelo.


El sonido, la forma y el color, el volumen, el movimiento, la palabra. Solamente con estas herramientas puede el hombre labrar eternidad.


Siempre le están sobrando palabras a la poesía.

EL POETA
El Ángel Rotundo bajó un atardecer y le di jo:
-No tienes alternativa. Deberás renunciar al amor o a la creación.
Él ni lo pensó siquiera. Su respuesta fue inmediata, su tono seguro:
-Renuncio a la creación; no podría vivir sin Ana María.
Siete días y siete noches después murió vícti- ma de un extraño mal cuyo origen las suce- sivas autopsias no consiguieron develar.


El esfuerzo por nombrar con precisión es un acto primario de creación.


- Maestro, ¿qué palabras emplear para escribir un buen poema?
-Todas. Toma un ladrillo y colócalo en una cuna, sobre las sábanas blancas bordadas. Observa el resultado. Sin embargo, con ese mismo ladrillo puedes cimentar una catedral.


Hay que aprender a negociar con el lenguaje.

Si logras escribir algo bueno y en lugar de orgullo sientes emoción, es que estás cerca.


Un poema puede ser aquella misma dulce intuición infantil expresada ahora con todo el dolor y toda la alegría de una vida entera más todas esas vidas vividas en tantas noches en que un libro nos desveló.


No develar el poema con la inteligencia sino con la piel.


El orador hace uso de la palabra, pero quien la fecunda es el poeta.


Sé poeta. El poema se te dará o no. En todo caso, por añadidura.


Cuando tu poema haya crecido y te abandone no intentes consolarte improvisando otro. Ten paciencia. Ese otro, que es sabio, sabe cuándo golpeará a tu puerta.


Osmar Luis Bondoni nació en Capilla del Señor, Provincia de Buenos Aires el 12 de octubre de 1929. La revista Poesía Buenos Aires ya se refería a su obra como de indudable autenticidad en la que el ejercicio del lenguaje comienza a ceder lugar a las más bellas conquistas del lirismo (XIII/ XIV, 8) Publicó: Poemas (1957); Los festejos (1973); Para poder vivir (Editorial Vinciguerra, Bs As, 1993). Durante el 2004 aparecerá el libro de aforismos Papeles del hombre viejo, al que pertenecen los textos transcriptos.

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Elsa Fenoglio


Amo tus silencios.
Son las frágiles treguas
de fragorosas próximas batallas.

*


Llegas cuando mi sed
se hace indómita y aprieta.
Tigre a cuyo paso
se curva mi tallo dócil.
La voz se adelgaza en la noche,
la húmeda espiga despierta
y mi cuerpo es canto rodado,
hojarasca.
Columpio mi sangre entre gemidos,
mi sangre que chisporrotea feliz.

*


Así:
delirio y éxtasis,
orgía y batalla.
Algo parecido a la felicidad.
Algo parecido a la muerte.


De La fiesta de la piel



PARA QUEDARNOS


No queremos ser
vecinos sin estridencias
en este desierto.

Para quedarnos
ofrecemos nuestra sangre
en estampida.

Para quedarnos
y epilogar esta aventura
sobre alfileres,
hemos perdido
el orgullo y el miedo.

Para quedarnos
le inventamos nombres
a las sobras de la vida.


De En plural (inédito)


Elsa Fenoglio nació en Buenos Aires. Publicó en poesía: Las presencias (1976); La fiesta de la piel (1985); La decepción (1988); Umbrales del origen (1992); El banquete (1995); La deshabitada (2002); en narrativa: Negativos para Fausto (1989) y La Huida (2000), cuentos. Colabora en revistas y diarios de Latinoamérica, España, Portugal y Estados Unidos; en forma permanente lo hace en los periódicos El Tiempo de Azul y La Voz, ambos de la Pcia. de Buenos Aires y en el suplemento literario de La Prensa. Ha recibido Primeros Premios: Literario Santiago Davobe, Municipalidad de Morón, 1978; Certamen Federico A. Amaya, 1982; Concurso de Poesías Rotary Club, Banco Provincia, 1999; Certamen Casa de Cultura, Editorial Gofica, 2000.Ha dictado conferencias y fue Presidente de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE)-Filial Oeste desde 04/1998 hasta 03/2001 y Codirectora del taller Literario de SADE -Filial Oeste-años 1992 y 1993.

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RESEÑA DE OBRA POÉTICA
Antologia pessoal, de Rodolfo Alonso (Thesaurus Editora, Brasilia, 2003, 195 pgs.)

Una singularidad poética que vale por sí misma

“La gloria es un verso recordado”, sugirió José Pedroni. Cuando leo la poesía de Rodolfo Alonso, no puedo olvidar la voz de mi padre 1 que decía en la noche, en la casa silenciosa, o en una charla de amigos en el café Amadeus, con la luz de la plaza en la mañana, un poema de Alonso, que desde entonces llevo también yo conmigo. Se llama Déjà vu, y, más allá de la circunstancia personal, creo que es justamente memorable: “Una mujer se desnuda en mi memoria / mientras afuera resplandece la ciudad / o llueve y hace frío // Una mujer lava su pelo negro con el agua de mi infancia / una distancia va formándose // Su piel es lenta y fresca como la mañana que acaricia / su voz se hace lejana // Una mujer me alcanza / el primer seno descubierto / el primer seno acariciado // Mientras adentro resplandece la memoria”. Hace unos meses lo he recordado con mis alumnos, en unas clases sobre la poesía argentina de la segunda mitad del siglo XX, y fue uno de los poemas que los estudiantes eligieron para comentar. No sé si lo entendieron del todo, no sé si su profesor lo pudo explicar del todo, pero ya sabemos que “ante la poesía, tanto da temblar como comprender”.
Seguramente no hace falta presentar a los lectores la labor de Rodolfo Alonso pero, por las dudas, digamos unas palabras sobre ella. Nacido en Buenos Aires a fines de 1934, la obra de Alonso incluye más de quince títulos (sin contar antologías); cinco libros de ensayos; dos de narrativa; numerosas selecciones de otros escritores (es de destacar su tarea como fervoroso difusor de la obra de grandes autores de la modernidad) e innumerables traducciones (Pessoa, Pavese, Ungaretti, Éluard, Prévert, Quasimodo, Valéry, Murilo Mendes, Bandeira, etcétera). En su juventud fue el “benjamín” de una revista que en la década del cincuenta congregó y sirvió de vehículo de expresión a una nueva generación, la que suele denominarse con el nombre de esa década. Esa revista, Poesía Buenos Aires (1950-1960), más allá de las naturales diferencias de los autores que aparecían en ella, no era una publicación demasiado ecléctica, meramente compilatoria, sino militante, de tendencia. La militancia de estos jóvenes poetas era por una concepción de la escritura como acto vanguardista, que en rigor historiográfico debemos llamar neovanguardista, dado que buscaba renovar el impulso de las llamadas “vanguardias históricas” de la primera mitad del siglo. En la Argentina, como se sabe, las vanguardias literarias tuvieron una manifestación más bien efímera, en la década del veinte y, salvo casos esporádicos, fueron suplantadas a lo largo de los años treinta y cuarenta por una poesía que buscaba conciliar tradición y originalidad, enlazando sus búsquedas con las experiencias de la poesía modernista y posmodernista. El gran corte con esa tradición vino justamente con la neovanguardia del '50. “Nunca dejaremos la vanguardia”, afirmaba uno de los directores de Poesía Buenos Aires 2 en los inicios de la publicación. De hecho, durante casi toda la segunda mitad del siglo XX la poesía argentina no dejó
la vanguardia o, cuanto menos, el tipo de escritura que desde entonces se identificó con lo nuevo en poesía. En las últimas décadas, sin embargo, la novedad no sólo se avejentó, sino que también tomó un carácter masivo, lo cual ha hecho que en los mejores autores se produjera un redescubrimiento de valores poéticos que habían quedado relegados por el empuje rupturista: por ejemplo, la atención a la estructuración métrica y a la construcción del poema como algo más que una sucesión de fogonazos imaginativos o epigramáticos.
De este proceso es una muestra cabal la obra de Rodolfo Alonso, aunque su valor por cierto no se agote en su carácter de “muestra”, sino que posee una singularidad poética que vale por sí misma. Tanto de esa índole ejemplar (“en cada tramo del camino el poeta que querría hablar de sí 'sin olvidar a nadie' señala el trayecto que todos habían - habíamos- de seguir”, observaba otro poeta dos generaciones más joven 3), cuanto de esa singularidad, el lector puede verificar los signos en esta decantada “antología personal” brasileña bilingüe 4, que va desde su primer libro, Salud o nada (1954), hasta el penúltimo, Música concreta (1994). Tal vez nadie haya visto tan bien y tan pronto como Carlos Drummond de Andrade el conflicto que recorre como un estremecimiento la espina dorsal de esta obra poética. Decía el poeta brasileño en 1969: “Una poesía que no usa las palabras por la sensualidad que desprenden sino por el silencio que concentran: así es la de Rodolfo Alonso”. En efecto, hay en toda su poesía una voluntad de despojamiento, de accesis verbal, que podría tener su enseña en el título de su último libro: El arte de callar (2003). Al mismo tiempo, sin embargo, con idéntica persistencia, la voz de Alonso se ha caracterizado por su tono celebratorio de los dones de la vida. Un título que está en el centro de su obra puede ser una síntesis clara de esta disposición: Señora Vida (1979). Tal celebración no excluye, sin embargo, la percepción del dolor, ya sea personal, ya sea colectivo, que en los últimos libros se va extendiendo como una sombra cada vez más oscura en el ánimo del poeta.
Si tuviera que señalar la índole que más valoro en esta poesía, diría que es la inocencia. Tal vez por momentos ella haya llevado al poeta a cierto candor ligeramente enfático (“Gal Costa canta / y un argentino / siente siente siente / desesperadamente / que la vida podría ser bella / que está prohibido prohibir / que todo es posible / y que el amor la libertad la poesía / aún rigen al mundo...”), pero también es ella la que permite unir presencia plena y plena ausencia, nostalgia infinita e infinito deseo, en un verso como “Una mujer lava su pelo negro con el agua de mi infancia”, o la que consiente entre oír, sabia y humildemente, Esa voz, con la cual -como decía Martí- “el universo habla mejor que el hombre”: “Realmente / no he venido a la tierra / más que a oír ese canto del viento / entre las altas hojas / y pasar como él”.

Pablo Anadón

1 Alejandro Nicotra. (N. del E.)
2 Nicolás Espiro. (N. del E.)
3 Daniel Samoilovich. (N. del E.)
4 Traducido al portugués por Anderson Braga Horta, José Jeronymo Rivera y José Augusto Seabra. (N. del E.)


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Alfredo Fressia

PLACE DES VOSGES
Futuro era el de antes, el del tiempo de mis quince años. Todas las noches me gasto las suelas de los zapatos caminando hasta la plaza Matriz, y me siento a esperar el futuro. Vení, comprá maníes con chocolate y sentate. Las mujeres que fuman ya me conocen. Yo no, todavía no me conozco. Y tampoco miro a nadie, ni a nada. Como maníes con chocolate. ¿Espera a alguien? Sí, al futuro. Respiro hondo, sentado del lado de la Catedral, de espaldas a la calle Sarandí. Todas las noches, soy asiduo y puntual. Sé que cuando el futuro aparezca, vendrá volando por atrás del Cabildo. Una ráfaga, y yo lo atraparé en mis pulmones y me llevará leve como en un globo, lejos de la plaza. La noche está fresca, llovió de tarde. ¿Y hoy, llegó? No, debe estar atrasado, viene de muy antes. Los maníes con chocolate me pesan como una piedra. Y me miro los zapatos, desamparados.


PENITENCIA

Paso la noche ordenando los juegos imprudentes del insomnio,
/hago madejas
con los hilos de seda sueltos en mi sambenito. Digo piedad.
Tejí entre las costillas las dos alas de San Andrés, punto cruz
de un viejo talismán contra el remordimiento.
Llovió. Oigo la gotera en la cocina mientras rezo
para que surjan otra vez brillantes, madre mía, las murallas de Ur
húmedas sobre la arena, la sábana tibia de mis hecatombes,
gansos que degollé en el Capitolio. Quiero volver al vientre
y velo inmóvil sobre la tela de arañas venenosas. Las cuento
una por una, hasta que sucumban hambrientas como pensamientos.
Rezo. La gotera no cede en la cocina. Acostado
soy blanco y gigante como el arrepentimiento. Vivo para pedir.
Perdón por la memoria porosa de la arena, perdón
si hundo mi oído en la almohada de plumas
y me oigo flotar tras la muralla, Amén.


Alfredo Fressia (Montevideo, 2 de agosto de 1948) Obra poética: Un esqueleto azul y otra agonía (Ed. de la Banda Oriental, Montevideo, 1973) Primer Premio del Ministerio de Educación y Cultura; Clave final (Montevideo-Niterói 1975-1979) (Ed. del Mirador, Montevideo, 1982); Noticias extranjeras, Montevideo, 1984; Destino: Rua Aurora, Sao Paulo, 1986; Cuarenta poemas, Ed..de UNO, Montevideo, 1989; Frontera móvil, Montevideo, 1997, Segundo Premio ex aequo del Ministerio de Educación y Cultura; El futuro/ O futuro.Edición bilingüe.Lisboa (Portugal) 1998; Amores impares. Collage de poesía, Montevideo, 1998; Veloz eternidad, Vintén Editor,Montevideo, 1999. Segundo Premio ex aequo del Ministerio de Educación y Cultura; Eclipse/ cierta poesía 1973- 2003 (antología) civiles iletrados, Montevideo, 2003. Es crítico literario del suplemento Cultural del diario “El País” y cronista en el semanario “Brecha”, ambos de Uruguay.

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Marcelo Juan Valenti - Susana Rozas

EPISODIO 2

Cualquier cosa y cualquier ser es el resultado de un malentendido cósmico. J.Lacarrier

10
Smeg y Xelenis se tomaron las manos en la mesa del bar. Alrededor, galopaban enloquecidos los caballos bifrontes.
-Pongamos la palabra dedal en alguno de los versos- dijo Smeg, rapado, verde, reluciente. Su voz aceitada hurgó en la tacita proveniente de un misterio.
-No.
-¿Por?
-Te recuerdo que este es mi cuaderno. Acá se escribe lo que yo quiero y nada más.
El poema en común zozobraba en los atolones de la avaricia. En el gran vitral que daba a un patio interior, se detuvo un insecto acosado por el ambiguo esplendor de la luz. Era la estación durante la cual el sol se vuelve esfinge.
-Si no ponemos dedal, pongamos astilla.
Xelenis dibujó un círculo con un dedo y dio un golpe en el centro. Un ojo se abrió hacia el centro del mundo. Un telescopio hacia otro espacio.
Xelenis y Smeg se miraron. Allá danzaba el saber, en torno de una begonia de luz ilimitada. La visión mas candorosa no diluye la intransigencia.
-La palabra astilla tampoco. Me produce horror. ¿Qué te proponés convocando una muerte envenenada?
Smeg suspiró. Los espacios vislumbrados se derrumbaron con arrebatos de lentejuela oscura.
-¿Por qué no seguimos la semana que viene?

EPISODIO 3

¿No es acaso la parodia el eterno destino del hombre? Milan Kundera

2
Cada parpadeo de Elle coincide con un olvido. Smeg y Xelenis ven colarse entre sus manos, los recuerdos de danzas y viajes, las extrañas canciones de cuna, el desvarío de la alimentación. Sobreviene un amoratado letargo. Los palacios son reinos oscuros. Los habitantes, sombras que no saben de prédicas. Los gorriones se estrellan contra un alucinado asfalto caliente.
Las letras se desleen.
Las manadas galopan por planicies saturadas de pozos y negras reverberaciones.
La vida se va, tan lejos, con tanta prisa, que ni siquiera es posible tomarla por la larga cabellera.
Es tarde para Xelenis y Smeg. Lo han perdido todo. Son dos caminantes sujetos al espacio blanco. Van de la mano por habitaciones vacías. No se reconocen frente a los espejos. Se miran. Una mutua desconfianza se instala frente a ese otro cuya presencia no los tranquiliza.
Finalmente, también olvidan qué es mirar.
La ceguera pilotea la deriva.
De Caballo Bifronte ( Editorial Los Lanzallamas, Rosario, 2003)



Marcelo Juan Valenti nació en Rosario en 1966. Ha publicado: Paralelo Protervia (obra compartida) 1998; Una langosta en la casa invisible, 1999; Presagio de la reina ciega, 2002.

Susana Rozas nació en Rosario. Publicó tres poemarios, mantiene inédito un libro de cuentos. Dirige el taller literario de la localidad de los Quirquinchos y colabora en la revista Paloma. Es docente de Lengua y Literatura.


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Susana Cattaneo

Te ofrecieron jugar a la rayuela y pusieron tu inocencia en el centro de universos remotos y olvidados.
Corrías por el cielo-tierra, tierra-cielo, con lastimados jazmines, coronada de mariposas marchitas y estrellas en plegaria. En el pecho del mundo descansabas tus reclamos de añil, tus pertenencias mendigas.
Cielo-tierra, tierra-cielo. Llegó tu desasombro a Ahuachapan, Alajuela, hasta Andros y toda Bahamas.
Tierra-cielo, cielo-tierra. El salto te impulsa a María- Galante, San Bartolomé, Martinica, Guadalupe.
Viajera de torrentes de sangre, marinera de domingos asustados, navegante entre astros y meteoros.
Cielo-tierra, tierra-cielo. Se detiene el destino ante el portal de la infancia.

De Mensajeros del principio (travesías)


Dentro de tus ojos, el mar pintado de sol,
de días con verdes nubes. De lluvia gris.
Sobre tu piel -nácar dorado-,
todas las constelaciones de amarillo brillante.
En tu voz, la ternura que nunca se alcanza.
Tormenta y trueno. Descanso y miel.
En tu música, todos los arcángeles de luz y madera
y en tu pelo enardecido de hiedras rubias,
el fulgor que deja mis pupilas
con huellas de corceles enamorando el viento.

De Pájaro de Resurrección


Susana Cattaneo. Nació en Buenos Aires. Ha publicado: Afrodita en tu alma ,1964; Castalia , 1971; Tu agua de sed (cuentos) 1973. La diosa suicidada (poemas- algunos integran un video) 1997; Los destinos infinitos (poemas) 1998; Poemas de incienso ,1998; Más allá del último portal , 1998; La orilla más lejana, 1998; 1er Premio concurso Poetas de Hoy; La mirada en otro cielo, 1999, Faja Nacional de Honor de Escritores Argentinos (ADEA) 2000; Detrás del relámpago. 1999; Estrellas en plegaria, 2000; La quinta estación, ,2000; Bitácora (fotos de vida) 2002; Lluvia sobre toda soledad, 2003; Pájaro de Resurrección , integrante de la Antología Summa Poética, Editorial Vinciguerra, 2003; Mensajeros del principio (travesías) 2004. Ha obtenido numerosos premios. Dirige la revista de poesía y temas literarios “Extranjera a la intemperie”.

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Joaquín Giannuzzi (1924 - 2004)


POÉTICA

La poesía no nace.
Está allí, al alcance
de toda boca
para ser doblada, repetida, citada
total y textualmente.
Usted, al despertarse esta mañana,
vio cosas, aquí y allá,
objetos, por ejemplo.
Sobre su mesa de luz
digamos que vio una lámpara,
una radio portátil, una taza azul.
Vio cada cosa solitaria
y vio su conjunto.
Todo eso ya tenía nombre.
Lo hubiera escrito así.
¿Necesitaba otro lenguaje,
otra mano, otro par de ojos, otra flauta?
No agregue. No distorsione.
No cambie
la música de lugar.
Poesía
es lo que se está viendo.



.
Este muy conocido poema de Joaquín Giannuzzi radiografía un afán en el fondo utópico; el de recuperar, en la mayor medida imaginable, lo específico de seres y cosas, reviviéndolos en su unicidad intransferible al volver a darles nombre; y al renominarlos, hacerlo de un modo tan austero como desconcertante; podría decirse: corrido de lugar. Este poeta no adhiere, sin embargo, a un “objetivismo” a ultranza; por el contrario, su palabra trasciende con amplitud a objetos y situaciones, abarcándolos en una cosmovisión honda y sugerente. Ocurre que el universo objetal sugiere, para Giannuzzi, el funcionamiento de leyes que nos resultan inescrutables, y opuestas al caos humano: “...el frío interno de las manzanas, / el calor inestable del café / dos razones de la naturaleza que escapan a mi dominio...”.

Los tramos de diálogo que siguen, acaso den mejor cuenta de esta postura -de inusual coherencia, y rastreable a través de libros y años- del notable poeta argentino.
-Llama la atención la recurrencia, en tu poesía, de ciertas palabras: oscuridad, brumoso, error, confusión, devastación. Y otras similares: tiempo carnívoro, yo calcinado. ¿Qué podrías comentar sobre esto?
-Hay palabras que tienen resonancia poética, más allá del sentido. “Oscuridad” es una de mis obsesiones, lo mismo que “error”. Llevan a pensar en las falacias o fisuras del mundo sensible. Siempre me llamó la atención la definición que dio Joseph Conrad sobre la misión de la poesía, o del arte en general: “Rendir justicia al mundo visible”.Una frase que autoriza lecturas profundas. Una de ellas, sería que este mundo visible reclama un significado, una representación estética, una sublimación.
-En tus textos se siente así muy vivamente la presencia del destino aun cuando en apariencia se hable de lo cotidiano.
-Destino o falta de destino. Creo que en mi poesía hay al menos dos claves: una, cierta especie de nostalgia por un orden perdido, el orden natural por oposición al orden de la civilización; y la otra es una suerte de fatalidad del tiempo, la aguda conciencia de la finitud. Aunque habría también otra constante en mi universo emotivo: la permanente sensación de una catástrofe inminente. No sé qué origen tenga esta sensación, pero supongo que es parte de la condición humana...

De Sentimiento trágico del tiempo: diálogo con el poeta argentino Joaquín Giannuzzi, por Jorge Ariel Madrazo.

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Esteban Charpentier


ELEMENTALES

A veces a uno se le vienen las palabras
detrás de las manos
y algunas se vuelven mínimas
se escabullen entre la gente
van hacia unos labios que las hacen eco
intiman con un pelo que las mece
sienten como un consuelo
la caricia.
Uno entonces procede
a vaciarse de muchedumbres
la herida es una mueca,
de páginas muertas
y se vuelven asesinos
los últimos atardeceres de la angustia.
En mi defensa, digo,
que se produce un nacimiento
un tulipán en el espíritu
comienzo de un galope incontenible
que parece una magia
en los andrajos del intento.
Secretos, desahogos, minucias.
Comienza un paseo de tibiezas
que me llevarán
hacia mis puertas elementales
y a ti a otros contenimientos.
En tus sueños volveré a tocarte,
esta vez con lo que las palabras no dijeron.


ULTIMATUM

Se me han llenado los ojos de mariposas
pero no para volar
sino para lloverte la espalda de colores.
Deben estar paseándome niños
por las manos
porque están que ríen
mis palabras
y esplendecen de silencio
mis velámenes azules.
Hay un orden de sombras
expectantes
dando paso
a mis próximos amaneceres
la noche por ahora
es un acontecer
de miradas solitarias.
Mírame rápido
que las tristezas se me acaban.
De Me Alejo Charpentier



Esteban Charpentier nació en Buenos Aires el 15 de septiembre de 1958. Publicó: Taller de Memorias, Ediciones Poetas Noveles (1986). La otra luna, RAO Ediciones (1991). El Jinete de tu galope de risas, Editorial Nueva Generación (1997). Queridos Poetas, Editorial Nueva Generación (1998). Final Poético , Echarper Editorial, 1999. me lo pedía el corazón..., Editorial Echarper, 2001. Me alejo Charpentier, Editorial Echarper, 2002. Co-dirige el ciclo Maldita Ginebra con Héctor Urruspuru.

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Carlos Barbarito

Cenizas del mediodía, bajo
un erróneo cálculo,
una posibilidad incierta.
Falla el asiento del único puente.
Queda alguna piedra,
un objeto de lata aplastado,
un ladrillo enmohecido
sobre el que copulan las moscas.
El puente cede, cae
hacia la noche,
la densa red en la que todos somos peces,
chatos, apenas fosforescentes.
Vacíos frutos del crepúsculo,
¿ por qué no ser azar de la sangre,
cifrada impresión de la luz
sobre un leve papel sensible?
Se quema en su centro la piedad.
Arde la memoria en una plaza de piedra.
Se abre una puerta y nadie entra.
El eco desconfía de la sombra.




(Duchamp)

Con un limpiabotellas, tres alfileres
de gancho y una tuerca
es posible hacer un mundo.
Y con ruedas de bicicleta,
cajas, fundas de máquinas de escribir,
percheros, ampollas de vidrio,
polvo, frascos de perfume,
cartón, grasa, clavos, yodo, estrellas doradas.
Un mundo no menos hermoso que éste,
no menos terrible.


(Eliot)

Se quemó, en algún instante
del parpadeo que llamamos la vida.
Y de él quedó esto.
Y desde esto que ahora es
acaso ya no pueda ver
la glorieta ruidosa por la lluvia,
criaturas del calor del verano.
¿Habrá ahora bajo el Puente de Londres
el mismo remolino?
¿Podrá ahora entender,
por fin, el lenguaje del humo,
la danza de las abejas sobre las flores?


De Amsterdam, 2004


Carlos Barbarito (Pergamino, Pcia. de Buenos Aires, 6/II/1955). En poesía publicó: Poesía quebrada (1984); Teatro de lirios (1985); Ëxodos y trenes (1987); Páginas del poeta flaco (1988); Caballos y otros poemas (1990); Parte de entrañas (1991) Bestiatio de amor (1992) ; Viga bajo el agua (1992); Meninas/ Desnudo y la máscara (1992); El paso de los días (1998); Desnuda materia (2000); La orilla desierta (2003). Mantiene inéditos:Piedra encerrada en piedra; Amsterdam y Cyclamen (2004).En crítica de artes plásticas editó: Acerca de las vanguardias (1990) y Aizemberg (2001) Son varias las antologías que recogen su obra poética. Entre las distinciones obtenidas por el autor figuran: Premio Fundación Alejandro González Gattone; Premio Fondo Nacional de las Artes, Premio Dodero de la Fundación Argentina para la Poesía, Premio Bienal de Crítica de Arte Jorge Feinsilber, Premio César Tiempo, Premio Raúl Gustavo Aguirre de SADE, Menciones de Honor Leopoldo Marechal y Carlos Alberto Débole, Gran Premio Libertad y Mención Plural de México, Premio Francisco López Merino.

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Cristina Berbari

El poema como una forma de meditación



Hilar sílabas./ Enlazar palabra a sintagma.

Circunvoluciones./ Camino aleatorio de un fractal
(iterar (iterar (iterar...)))

desgranar en letanías sarta de cuentas del Rosario

monótona voz de un mantra

las ciento noventa y una variaciones del “Molino
de viento” de Altazor


tratar de retener la inasible sentencia del Tao

murmullo de fórmula sagrada orante en el desierto

el canto gregoriano

arrojar tres monedas -chinas antiguas de bronce-
con perforación central por donde desliza sus
espíritus el Libro de las Mutaciones

recitar los Trece principios de la fe

la voz “om” sosteniendo largamente lo inefable

encender lámparas de oración y colgar tablillas votivas
en portales del templo

contar ovejas

o inhalar incienso escuchando el sonido del aplauso
de una sola mano



no pensar no pensar no pensar...
hasta alcanzar la vacuidad
y rozar el labio del poema


Cristina Berbari (Buenos Aires, 18-10-43). Publicó: Penúltimo Portal (Ediciones Carrá, Buenos Aires, 1983) ; Los lagos y la tortura (cuaderno de poesía, 1999, Generación 2000) El poema transcripto pertenece a ¡Oh, la Omega! (en prensa).

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Elvio Romero (1926 - 2004)


CAMINOS

Hay caminos que suben
o que bajan, según disponga el viento,
según el caminante mire el bosque o la sierra,
según el tiempo cambie los ojos del viajero..

Hay caminos que cambian
de colores, se asombran o enrojecen,
según les cubra el ala del verano,
según la luna embruje sus vertientes.

Hay caminos que beben
agua o noche, según hablen los meses,
según crezcan los hondos tajamares,
según muevan las sombras el poniente.

Hay caminos que siguen
o detienen, según las hondonadas,
según me traiga a ti, según me lleve,
según nos aproxime a otras comarcas.

Hay caminos que llevan
o que traen, según las tierras andan,
según se vaya al Sur, según al Norte,
según crucen colinas o bajadas.

Hay caminos que dicen
“mañana”, “ayer”, “entonces”, “antes”,
como heridos de sombra en tiempos grises.

Según se vaya andando por las tardes...



ALLÁ

Debe, allá, estar lloviendo;
sin pausa estar lloviendo, lloviznando
en los bosques,
sobre las casas pobres, abotonándose
la noche y mesándose la barba envejecida
en los obrajes, allá lejos, lloviendo,
lloviznando en la noche.

Y habrá ya anochecido.
Siempre se me ha hecho tarde entre los tilos
serranos, a la hora de volver, anochecido,
allá lejos, cuando aún no sabía
que no fuera a volver, que se ha hecho tarde
lloviendo, anocheciendo.

En la noche, allá lejos, lloviznando.

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LIBROS RECIBIDOS

AguaLuna. Gabriela Delgado (Editorial Nuevo Ser, Buenos Aires, 2003)
Anotaciones para una cumbia. Luis Chaves (Ediciones Eloísa Cartonera, Reina del Plata, 2003)
Antologia Pessoal. Rodolfo Alonso (Edición bilingüe- Thesaurus Editora, Brasilia, 2003)
Caballo Bifronte. Marcelo Juan Valenti- Susana Rozas ( Editorial Los Lanzallamas, Rosario, 2003)
Corona de calor. Rolando Revagliatti (La Luna Que, Buenos Aires, 2004)
Del fatal encantamiento. Norma Mazzei (Libros del Empedrado, Buenos Aires, 1995)
Eclipse - cierta poesía 1973-2003. Alfredo Fressia (civiles iletrados, Montevideo, 2003)
Juegos de la memoria- Mujer y siglo. Yolí Fidanza (Vinciguerra, Buenos Aires, 1999)
La fiesta de la piel. Elsa Fenoglio (Editorial Itzamná, Buenos Aires, 2002)
La granada. Ana Arzoumanian (tsé- tsé, Buenos Aires, 2003)
Lengua Madre. Rafael Felipe Oteriño. (Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 1995)
Me alejo Charpentier. Esteban Charpentier (Editorial Echarper, Buenos Aires)
Mensajeros del principio (travesías). Susana Cattáneo (Extranjera a la intemperie, Bs. Aires, 2004)
Mía. Ana Arzoumanian (Alción Editora, Córdoba, 2004)
Miniaturas Eróticas. Mario Sampaolesi (Alción Editora, Córdoba, 2003)
Misal de Cólera. Edgardo Gugliermetti (Ediciones La Guillotina, Buenos Aires, 2003)
Mujer Celebración de Luz y Sombra. Yolí Fidanza (2da.edición- Ediciones efegepe,1997)
Poética Impar/El tiempo suspendido-Eclipses narrativos (casi historias).Kelly Gavinoser (Editorial Dunken, Buenos Aires, 2004)
Polifonías. Leonor Bonfanti (Editorial La Bohemia, Buenos Aires, 2003)
Pornosonetos. Ramón Paz (Ediciones Eloísa Cartonera, Reina del Plata, 2003)
Primera Persona. Marcos Silber (Ediciones del Mono Armado, Buenos Aires, 2004)
Teatro. Estado en que queda el alma después del paso de los meteoros. Oceánidas sumergidas en la Atlántida. El Transiberiano. Alberto Claudio Blasetti (Casandra, Bs Aires, 2003)
Tulipas Iluminadas en las Terrazas del Tiempo.Summa Poética. Alberto Claudio Blasetti (Editorial Vinciguerra, Buenos Aires, 2003) y 2da.edición ampliada (Editorial Vinciguerra, 2004)
Vox Populi. Nira Etchenique (Roberto Goijman Editor, Buenos Aires, 2004)

CUADERNOS- PLAQUETAS- REVISTAS Barataria Revista de Poesía. N° 9-10-11 Dir.Mario Sampaolesi. Neuquén 560-3° 12.(1405) Bs Aires
El banquete. Elsa Fenoglio (Cuaderno de poesía Ed. Itzamná)
El perseguidor Revista de Letras N° 11 Año IX. Dir. Diego Viniarsky. Vidt 1660-PB- “B” Bs Aires
La lujuria y el ángel - Último combate. Edgardo Gugliermetti (plaqueta N° LX, Nueva Generación)
Poesía en el aire. Ciclo de Lecturas (plaqueta) Edgardo Zolto- Graciela Di Bussolo- Jorge Paolantonio. Coordina: Susana Valenti. Radio Nacional Rosario Gobierno de Santa Fe.
Poesía en la antesala (plaqueta) Alberto Lagunas- Elena Siro- Marcos Silber. Organiza Susana Valenti- Jorgelina Paladini. Centro Cultural Teatro Provincial Manuel J. de Labardén.
Mancuerna N° 1. Dir. F. Garamona-L. Giacometto.Santa Fe 947 (2000)Rosario Santa Fe.
Redes de Papel N° 97-98-99. Dir. Carlos A. Margiotta. Luis Beláustegui 560- 12 A (1416) Bs As.

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Este nº 10 de Fijando vértigos se editó en papel en agosto de 2004.


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